Por fin hemos encontrado indicios de como desapareció la Colonia Perdida de América
Publicado 9 mar 2022, 11:46 CET

Parte de un mango con pinzas de hierro fue descubierto en la primavera de 2015 en Hatteras Island. Dichas armas fueron utilizadas por los nobles ingleses.
Fotografía de Mark ThiessenPlacas de cobre realizadas en Europa que estuvieron atadas en algún momento en un collar. Fueron descubiertas en la isla Roanoke en 2008 por un equipo de la First Colony Foundation. Es uno de los pocos elementos que pueden datar del siglo XVI.
Fotografía de Mark ThiessenLos arqueólogos encontraron este collar de cobre durante unas excavaciones cerca del sendero de Thomas Hariot
Fotografía de Mark ThiessenParte de un crisol inglés del siglo XVI, encontrado en la isla de Roanoke en los años 90 por Ivor Noel Hume.
Fotografía de Mark ThiessenHueso de melocotón encontrado en la zona del cabo de Creek (Isla de Hatteras) que data del siglo XVI. Los melocotones son originales del viejo mundo, y fueron traídos a América por los colonos.
Fotografía de Mark ThiessenPieza perteneciente a una pistola encontrada en el cabo de Creek durante las excavaciones de 1998. El arma podría haber pertenecido a la inglaterra isabelina.
Fotografía de Mark ThiessenEsta masa de cobre europea probablemente fue importada para el comercio por los nativos americanos. El comercio de cobre data del siglo XVII y el arqueólogo Mark Horton culpa de este hecho a la colonia de Roanoke.
Fotografía de Mark ThiessenMetalúrgicos europeos habrían utilizado pesos como este, encontrado en la isla de Roanoke (en lo que podría haber sido un centro científico), para medir los materiales que estaban probando.
Fotografía de Mark ThiessenEste pequeño ojal cobre, descubierto en el cabo Creek, podría haber sido utilizado en una prenda de vestir isabelina.
Fotografía de Mark ThiessenHerrete de cobre utilizado en el siglo XVI para evitar que los cordones de lana se deshilacharan.
Fotografía de Mark ThiessenMineral de cobre fundido traído de Europa en el siglo XVI, ya que los nativos americanos carecían de tecnología de fundición.
Fotografía de Mark Thiessen