Las devastadoras consecuencias de la caza furtiva de rinocerontes
Publicado 9 mar 2022, 11:49 CET

Los furtivos mataron a este rinoceronte negro por su cuerno con balas de alto calibre en un abrevadero en el parque sudafricano de Hluhluwe-Imfolozi. Entraron en el parque ilegalmente, probablemente desde una aldea cercana, y se cree que utilizaron un silenciador en un rifle de caza. En la actualidad, solo quedan 5.000 rinocerontes negros.
Fotografía de Brent Stirton, Getty, National Geographic CreativeUn equipo antifurtivos formado por cuatro hombres cuida permanentemente del último macho de rinoceronte blanco del norte en el área de conservación de Ol Pejeta en Kenia en julio de 2011.
Fotografía de Brent Stirton, Getty, National Geographic CreativeUn miembro de un equipo de seguridad, enseñando su tatuaje de la unidad antifurtivos, sostiene un cuerno en el rancho de John Hume.
Fotografía de Brent Stirton, Getty, National Geographic CreativeEl veterinario Johan Marais (izquierda) va a probar un tratamiento innovador para cerrar el agujero en el rostro de este rinoceronte hembra, hecho por cazadores furtivos.
Fotografía de Brent Stirton, Getty, National Geographic CreativeUn criador cerca de Port Elizabeth no pudo permitirse el alto coste de proteger a sus rinocerontes de los furtivos, así que vendió a este a un recinto más seguro.
Fotografía de Brent Stirton, Getty, National Geographic CreativeLa madre de Lulah fue asesinada por furtivos en el parque nacional Kruger. Ahora vive en Care for Wild Africa, un santuario especializado en rinocerontes.
Fotografía de Brent Stirton, Getty, National Geographic CreativeEn el criadero de Hume, un equipo dirigido por la veterinaria Michelle Otto trata un absceso de un rinoceronte macho comprado a otro propietario.
Fotografía de Brent Stirton, Getty, National Geographic CreativeRinocerontes a los que acaban de recortarles los cuernos. A diferencia de los colmillos de los elefantes, los cuernos vuelven a crecer.
Fotografía de Brent Stirton, Getty, National Geographic CreativeRinocerontes blancos que cruzaron de Kruger al parque Sabie en Mozambique, donde en 2015 contaban con 29 rinocerontes blancos y dos rinocerontes negros.
Fotografía de Brent Stirton, Getty, National Geographic CreativeSudan fue trasladado, junto a otros tres rinocerontes blancos del norte, a un zoo de la República Checa en 2009.
Fotografía de Brent Stirton, Getty, National Geographic CreativeUna cría de rinoceronte blanco lucha con un rinoceronte joven en la provincia de KwaZulu-Natal, en Sudáfrica.
Fotografía de Brent Stirton, Getty, National Geographic CreativeCuerno de rinoceronte de 3,6 kilogramos, que puede valer varios miles de dólares en el mercado negro.
Fotografía de Brent Stirton, Getty, National Geographic CreativeUn rinoceronte blanco hembra (izquierda) pasta con un macho que se ha convertido en su compañero tras un ataque de furtivos en la provincia de KwaZulu-Natal, Sudáfrica.
Fotografía de Brent Stirton, Getty, National Geographic CreativeRinoceronte negro macho que vagaba por el área de conservación del valle de Savé en Zimbabue. Los cazadores le dispararon varias veces y le quitaron ambos cuernos. Los veterinarios tuvieron que practicarle la eutanasia.
Fotografía de Brent Stirton, Getty, National Geographic CreativeUn rinoceronte blanco hembra anestesiado, dejado en un campo a la espera de que se despierte tras un procedimiento para quitarle el cuerno y así alejar a los furtivos.
Fotografía de Brent Stirton, Getty, National Geographic CreativeAlgunos critican el descorne de los animales, ya que les deja desprotegidos frente a depredadores naturales. Otros argumentan que la ausencia de cuernos aleja a furtivos y reduce el número de rinocerontes que mueren por heridas tras luchar por el territorio y por parejas sexuales.
Fotografía de Brent Stirton, Getty, National Geographic CreativeUn rinoceronte en descomposición con los cuernos cortados yace allí donde un furtivo lo estranguló.
Fotografía de Brent Stirton, Getty, National Geographic Creative