
Los peces plateados se arremolinan entre los mangles como si fueran un río dentro del mar. La densa maraña de raíces ofrece un refugio ideal a estos peces del tamaño de un dedo, que forman grandes bancos para confundir a los depredadores. Los manglares son beneficiosos para los arrecifes porque sirven de zona de cría para las especies vulnerables y atrapan los sedimentos que pueden asfixiar al coral. Además almacenan ese carbono que tanto contribuye al calentamiento global.
Tres tiburones lustrosos (Carcharhinus falciformis) relucen en las aguas azules del Caribe. Los arrecifes en buen estado sirven para mantener la cadena trófica, desde el plancton hasta los depredadores.
Además de los tiburones lustrosos, entre los depredadores de este hábitat están el tiburón de arrecife y otros peces de gran tamaño, como el mero negro (Mycteroperca bonaci), que vemos arriba devorando un pargo.
De noche, el mar se llena de especies que no se ven durante el día. Los gusanos marinos, atraídos por un foco submarino, forman un velo viviente.
Un grupo de calamares de arrecife caribeños (Sepioteuthis sepioidea), famosos por su voracidad y su capacidad para comunicarse mediante rápidos cambios en la coloración y los dibujos de la piel, sale de cacería.
Una cría de tortuga carey (Eretmochelys imbricata) –especie en peligro crítico– de unos ocho centímetros de longitud se aleja de la costa amparada por la oscuridad. Cuba prohibió la captura de tortugas marinas en 2008.
Un Acanthemblemaria spinosa del tamaño de una uña humana observa desde la seguridad de su refugio en una esponja amarilla. Usa sus ojos para buscar diminutas partículas de comida.
El interior de las paredes semitranslúcidas de una esponja Callyspongia plicifera es un mundo oculto. Un cangrejo Podochela sidneyi y una ofiura se refugian dentro de la estructura tubular.
La puesta del sol arroja una luz dorada sobre los corales de la costa meridional del país. Bautizado por Cristóbal Colón en honor a la reina Isabel de Castilla, este remoto sistema de cayos, manglares y arrecifes parece apenas afectado por el paso del tiempo y la actividad humana.
Un cocodrilo americano (Crocodylus acutus) se despierta de su siesta vespertina en un lecho de hierba de tortuga para volver al refugio casi impenetrable que ofrece el laberinto de raíces de los mangles. Los científicos creen que los cocodrilos son los arquitectos del ecosistema de manglar porque abren vías que mejoran la circulación de los nutrientes. El aumento del número de superpredadores, como son los cocodrilos o los tiburones, es un indicador clave de un ecosistema equilibrado.
