
El Scyliorhinus retifer habita en la noche oscura del fondo del mar. Pero sin un filtro amarillo para bloquear la luz azul, que algunos peces biofluorescentes sí tienen, estos colores de neón serían invisibles.
Fotografía de DAVID GRUBER Y VINCENT PIERIBONEEste pez plano emite un tono rojizo anaranjado en su espalda, pero presenta un patrón fluorescente verde en su vientre.
Fotografía de David Gruber, John Sparks y Robert SchellyEl biólogo marino David Gruber descubrió la biofluorescencia en el pez cuando una morena congrio (similar a la de la imagen) se metió en plena foto mientras él y unos colegas documentaban corales biofluorescentes.
Fotografía de David Gruber, John Sparks y Robert SchellyLa biofluorescencia puede usarse por una serie de razones, según Alexander Gaos, director de la Eastern Pacific Hawksbill Initiative. Entre ellas están encontrar o atraer a las presas, defenderse o algún tipo de comunicación.
Fotografía de David Gruber, John Sparks y Robert SchellyEsta escórpora emplea la biofluorescencia para mezclarse con los verdes y rojos neón del arrecife de coral, su hogar.
Fotografía de David Gruber y John SparksAl igual que la tortuga carey, este caballito de mar emite más de un color. El pez es rojo en su mayoría, pero también muestra franjas verdes en torno a sus ojos. El verde también aparece a manchas en otras partes del cuerpo del caballito de mar.
Fotografía de DAVID GRUBER Y VINCENT PIERIBONEBajo las condiciones adecuadas de luz blanca, las franjas de esta brema parecen amarillas. Pero si pones luz azul y un filtro amarillo a una cámara para observar la fluorescencia, consigues la foto siguiente.
Fotografía de David Gruber, John Sparks y Robert SchellyEsta brema es la misma que la de la foto anterior, solo que ha sido fotografiada de forma que la fluorescencia es visible para nosotros. Los científicos están empezando a hacerse una idea de por qué está tan extendida la biofluorescencia en el océano.
Fotografía de David Gruber y John Sparks