Las mejores fotografías de National Geographic de la erupción volcánica en La Palma
El fotógrafo palmero Arturo Rodríguez, becado de la National Geographic Society, lleva dos meses atestiguando las consecuencias de la erupción del volcán de Cumbre Vieja

El 28 de septiembre, nueve días después de la primera explosión, la lava comenzó a fluir hacia el mar. La reacción entre la roca caliente y el agua fría del mar generó un penacho nocivo de vapor mezclado con ácido clorhídrico y fragmentos de vidrio volcánico.
Una vista del volcán Cumbre Vieja desde la montaña de La Laguna.
Una vista de la fumarola en su primera noche de erupción desde el pueblo de Jedey.
Una vista del volcán Cumbre Vieja desde Las Manchas, donde las cenizas cubren cientos de casas.
La noche en que la lava llegó al océano, los científicos del Instituto Español de Oceanografía estudiaron la actividad desde el buque Ramón Margalef. Desde entonces, la erupción ha formado un delta de lava creciente de roca negra como el azabache.
Geólogos del IGME-CSIC (Instituto Geológico y Minero de España del Consejo Superior de Investigaciones Científicas) exploran la cueva de Las Palomas, situada a 6 kilómetros del respiradero principal.
Los científicos han colocado sensores de gas radón y descartar una conexión subterránea entre la erupción de 1949 y la nueva.
La lava de Cumbre Vieja llegó al pueblo de La Laguna (arriba) a finales de octubre. En pocas horas, había sepultado la mitad del barrio. "Antes había un supermercado, una gasolinera", dice Rodríguez. "Ahora no hay nada. Hay lava".
Para comprender mejor la actual erupción y la posibilidad de que se produzcan más explosiones los científicos han recogido muestras de roca, han monitorizado los gases, han registrado los terremotos, etc. En esta imagen, el sargento Armando Salazar, que forma parte de un grupo de respuesta a emergencias del ejército español, lleva un traje plateado para protegerse del calor abrasador del volcán mientras camina por las rocas que aún están chisporroteando.
La ceniza que emerge de los volcanes está compuesta por fragmentos de roca y vidrio. En algunos lugares de La Palma, la ceniza se ha acumulado tanto que ha sepultado árboles y casas, de las que sólo quedan chimeneas asomando por el manto volcánico.
La ceniza volcánica puede acumularse tanto hasta provocar el derrumbe de los tejados. Mucha gente ha añadido soportes adicionales dentro de sus casas, apuntalando sus techos con pilares de madera adicionales, dice Rodríguez. Los voluntarios y los trabajadores públicos siguen limpiando los tejados todos los días, pero es un trabajo agotador y potencialmente peligroso. El 13 de noviembre un hombre de 72 años se convirtió en la primera victima mortal de la erupción cuando realizaba labores de limpieza en su casa.
Algunas personas se están marchando, con sus casas y medios de vida enterrados en la roca. Los años que se avecinan son inciertos, dice Arturo Rodríguez, autor de las imágenes. "Va a ser duro para la isla".
La vida se ha detenido en muchos lugares de La Palma a causa del volcán. "Este monstruo entró en erupción en medio de la zona más poblada", dice Rodríguez. "Puedo sentir el dolor de toda la gente de aquí".
Lugareños y turistas observan la erupción desde la iglesia de Tajuya, situada a casi tres kilómetros del pico ardiente. Mientras tanto, un niño limpia la ceniza de las líneas de una cancha de baloncesto para jugar. "Este es un lugar relativamente seguro para ver el volcán", dice Rodríguez.
Dos meses después de que el volcán de Cumbre Vieja cobrara vida, la roca fundida sigue fluyendo desde el pico ardiente. Los científicos aún no saben cuándo podría terminar la erupción.