Cómo viajar de forma segura ahora que ha empezado el desconfinamiento

Estas son las mejores medidas que puedes tomar para viajar sin poner en peligro tu salud y la de los demás.

Por Johanna Read
Publicado 29 may 2020, 12:58 CEST
Aeropuerto Schiphol de Ámsterdam

Una viajera camina por el Aeropuerto Schiphol de Ámsterdam el 13 de mayo de 2020. La aerolínea KLM, con sede en los Países Bajos, es una de las muchas que exigen que los pasajeros lleven la cara cubierta a bordo de los aviones.

Fotografía de Robin Utrecht, Hollandse Hoogte, Redux

Aunque muchas restricciones siguen vigentes, algunas personas han empezado a retomar los viajes. Las personas que llevan meses confinadas quieren estirar las piernas, ver algo que no sea una pantalla y estimular la economía. Los restaurantes y algunos puntos de interés turístico han abierto al turismo local y nacional. Algunos países (como Grecia e Italia) han empezado a recibir viajeros internacionales.

Pero ¿cómo puedes explorar un mundo de encuentros potencialmente mortales con gente que podría contagiarte (o a quién tú podrías contagiar el virus)? ¿Es un avión una placa de Petri voladora? ¿Es posible visitar un parque natural y mantener el distanciamiento social? Y si optas por un viaje por carretera, ¿puedes parar para utilizar un aseo público?

Una encuesta de National Geographic y Morning Consult ha desvelado que solo el 2 por ciento de los 2200 encuestados se subirían a un avión ahora y solo otro 8 por ciento consideraría hacerlo este verano. Es prudente si tenemos en cuenta que aún hay recomendaciones sobre los viajes, como las de los CDC estadounidenses, que previenen de los viajes internacionales, y con muchos países que aún exigen 14 días de cuarentena en llegada independientemente de si se muestran síntomas o no.

Como informamos hace poco, planear un viaje es beneficioso para la salud mental. Conocer los riesgos de la COVID-19 puede hacer que te sientas mejor sobre viajar conforme se reanude el turismo. A continuación, te contamos las buenas prácticas para los turistas.

¿Debería subirme a un avión?

Problema: Estar en un espacio reducido junto a desconocidos en un tubo de metal volador

Buena práctica: Es alentador saber que «hasta la fecha, los datos solo sugieren casos raros posibles de transmisión en un vuelo» de la COVID-19, señala la Dra. Lin H. Chen, profesora adjunta de la Facultad de Medicina de Harvard y directora del Centro de Medicina del Viajero de Cambridge en Mount Auburn. Explica que si todo el mundo sigue las pautas de la Organización Mundial de la Salud, el riesgo de contagio a bordo de los aviones y en cualquier otra parte se reduce considerablemente.

Una lámina de plástico cubre el mostrador de check-in de una aerolínea en el Aeropuerto Schiphol de Ámsterdam el 27 de marzo de 2020. Las barreras como esta entre trabajadores y viajeros tienen el objetivo de prevenir la propagación de la COVID-19.

Fotografía de Remko de Waal, AFP/Getty Images

«Mucha gente cree que puede ponerse enferma en un avión, pero la realidad es que la calidad del aire en los aviones es bastante buena. Hay una gran cantidad de aire limpio del exterior y todo el aire recirculado pasa por un filtro HEPA», afirma Joe Allen, profesor adjunto y director del Programa de Edificios Saludables de la Facultad T.H. Chan de Salud Pública de Harvard. Explica que es más probable que contraigas un virus haciendo cola para pasar la seguridad del aeropuerto, en la puerta de embarque o en el metro.

Aeropuertos y aerolíneas intentan minimizar el riesgo de contagio en sus ambientes, que a menudo están llenos. Ahora, la limpieza intensiva es la norma; los aviones están rociándose con desinfectante electroestático que se adhiere a superficies como los cinturones de seguridad. Algunas aerolíneas te dan toallitas y la Administración de Seguridad en el Transporte estadounidense, por ejemplo, ha aumentado la capacidad de las botellas de gel desinfectante que pueden llevarse llevar a bordo de 100 a 350 mililitros.

Muchas aerolíneas exigen llevar algo que te tape la cara para embarcar e intentan sentar a las personas de forma que tengan más espacio. Pero eso no significa necesariamente que los asientos del medio vayan a estar vacíos, sobre todo con la menor cantidad de vuelos. Algunas aerolíneas también están haciendo controles de temperatura y no permitirán volar con más de 38 grados (aunque los chequeos no son infalibles).

A nivel internacional, algunos destinos exigen prueba de un test de COVID-19 con resultado negativo; otros destinos hacen test a los pasajeros cuando llegan. Muchos han impuesto cuarentenas obligatorias de 14 días y a veces exigen que presentes un plan de cuarentena para que lo aprueben, que descargues una aplicación o que lleves una pulsera de rastreo para asegurarse de que sigues las normas. En última instancia, quizá se necesite un certificado de vacunación para viajar, pero por ahora la ciencia no apoya los «pasaportes inmunitarios» ni las pruebas de que una persona ha tenido la COVID-19 y es, en teoría, inmune.

¿Debería visitar los parques naturales?

Problema: Evitar las multitudes en la naturaleza

Buena práctica: «Estar en la naturaleza tiene muchas ventajas para la salud y los riesgos son escasos y manejables», explica Allen. La clave es mantener la distancia de dos metros. Una buena práctica en un parque es fingir que todas las personas que te rodean son osos grizzly y alejarte de ellas.

En la fase 2, España permite que reabran los parques naturales del aforo máximo permitido. Estados Unidos también ha empezado a reabrir sus parques naturales y se puede comprobar en la página web del Servicio de Parques Nacionales cuáles están cerrados o parcialmente cerrados, los límites de aforo y otras normas respecto a las mascarillas. Evita las actividades en grupo que impliquen el contacto cercano y practica el distanciamiento social en los lugares de acampada. Joyce Sanchez, especialista en enfermedades infecciosas y directora médica de la Travel Health Clinic de Froedtert y el Colegio de Médicos de Wisconsin, nos recuerda que «el verano es temporada de garrapatas y mosquitos», así que no olvides el espray para insectos y la crema solar.

¿Debería alquilar un piso junto al mar?

Problema: Evaluar la seguridad de las playas y los alquileres vacacionales

Buena práctica: Al igual que las visitas a parques, las vacaciones junto al mar son fantásticas si puedes estar alejado de los demás y obedecer las normas de las playas. No existen evidencias de que se pueda contraer la COVID-19 en el agua (es la gente lo que debe preocuparte). Recuerda llevar dos artículos esenciales para la playa: crema solar sin oxibenzona respetuosa con los arrecifes y gel hidroalcohólico.

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    Una mujer toma el sol en una zona acordonada de la playa La Grande Motte en el sur de Francia.

    Fotografía de CLEMENT MAHOUDEA, AFP/Getty Images

    Respecto a los alquileres, pregunta si las propiedades se limpian siguiendo las pautas de salud pública, como las recomendaciones de la OMS para el sector de alojamiento turístico. El Programa de Limpieza Avanzada de Airbnb incluye periodos de 24 a 72 horas sin huéspedes (aunque durante ese tiempo puede hacerse la limpieza), pero es probable que sean innecesarios debido a las pruebas de que el coronavirus solo flota en el aire durante un máximo de tres horas. Como es posible que el virus sobreviva en superficies de dos a tres días, es mejor darles una limpieza a fondo a las encimeras que más se toquen. Como dice Chen, «lavarse bien las manos debería bastar si tocamos algo que pueda estar contaminado». Si los beneficios de unas vacaciones no compensan la ansiedad que sientes, es una señal de que no estás preparado para salir.

    ¿Debería alojarme en un hotel?

    Problema: Mantener la distancia de seguridad y confiar en la limpieza

    Buena práctica: Es más probable que los hoteles que cuidan bien de sus empleados (que les proporcionan EPI y baja por enfermedad remunerada) cuiden mejor de ti. Comprueba las páginas webs de cualquier hotel que estés barajando para determinar cómo están respondiendo a la COVID-19. Muchos hoteles estadounidenses, por ejemplo, siguen las nuevas pautas «Stay Safe» de la American Hotel & Lodging Association.

    Elige propiedades que basen sus protocolos en la ciencia, no cosas que suenen bien, pero que tengan poco efecto o que alejen el foco de las áreas que realmente importan. Busca hoteles que tengan paneles de plexiglás instalados en recepción y que exijan que el personal lleve mascarilla, o donde puedas hacer el check-in por internet y usar el móvil como llave de la habitación.

     

    En Pristina, Serbia, un trabajador con un traje protector rocía desinfectante en una habitación de hotel para prevenir la propagación del coronavirus.

    Fotografía de ARMEND NIMANI, AFP/Getty Images

    Evita los ascensores y, si puedes, «aprovecha para hacer ejercicio yendo por las escaleras», recomienda Sanchez. Puede que el servicio de habitaciones sea más seguro que el restaurante. Date un chapuzón solo si la piscina no está abarrotada. La limpieza estándar de la piscina mata los virus, así que es probable que sea segura; es la gente lo que debería preocuparte. Aunque la limpieza de las habitaciones es importante, lo más importante es permanecer a dos metros de los demás. Y, por supuesto, lávate las manos al llegar y al salir de tu habitación.

    ¿Debería usar los aseos públicos?

    Problema: Baños llenos de gente

    Buena práctica: Supón que los baños públicos «no están desinfectados adecuadamente y trata las superficies como si tuvieran virus vivos encima», señala Sanchez. Dicho esto, a veces es necesario utilizarlos. Cuando lo hagas, elige baños de un solo cubículo y bien ventilados, si puedes, y mantén la distancia de seguridad.

    Chen dice que «una buena higiene de manos es fundamental tras utilizar un baño público». Es decir, lávate las manos y utiliza gel desinfectante si no hay jabón. Añade que «no soy consciente de que haya datos que demuestren que tirar de la cadena aerosolice el SARS-CoV-2 y transmita el virus». Sea como fuere, siempre es recomendable bajar la tapa antes de tirar de la cadena.

    ¿Y la gente que no lleva mascarilla?

    Problema: Cuidarte al mismo tiempo que respetas los límites de los demás

    Buena práctica: Muchas personas necesitan acostumbrarse a seguir los nuevos protocolos de la COVID-19. Es fácil volver a hábitos prepandémicos en situaciones nuevas, cuando estamos estresados y cuando intentamos relajarnos y divertirnos. Ser todo lo amables y comprensivos que podamos ayuda a minimizar el estrés.

    Dar buen ejemplo es la mejor forma de animar a los demás a que hagan lo mismo. Jonathon Day, profesor adjunto y director del programa de posgrado de la Facultad de Hostelería y Gestión Turística de la Universidad Purdue, dice que «la seguridad cuando viajamos (y cuando salimos en general) es una “cocreación”».

    «Si quien no lleva mascarilla o no mantiene la distancia social es un conocido, puedes explicarle el motivo por el que se están tomando estas medidas», sugiere Chen. Recuerda que no todo el mundo puede llevar mascarilla y que somos humanos y pueden olvidársenos las normas. Puedes pedir educadamente a alguien que se te acerque demasiado que se separe un poco y te dé más espacio, pero quizá lo más fácil sea alejarte de esa persona. Probablemente no valga la pena arriesgarse ni estresarse enfrentándose a un desconocido. Si ocurre en un sitio cerrado como una tienda o un avión, pide ayuda al encargado del establecimiento o al auxiliar de vuelo.

    Recuerda que, con enfermedades contagiosas, «si todos somos responsables con nosotros mismos y con la comunidad/sociedad, todos estaremos más seguros», afirma Chen.

    Conoce las medidas de seguridad básicas

    La COVID-19 es una enfermedad nueva y aún estamos aprendiendo. Pero un dato consensuado es que parece propagarse con más facilidad mediante el contacto entre la gente. Los CDC estadounidenses señalan que tocar objetos no es la forma principal de contraerla.

    Esto quiere decir que cuando estés fuera de casa, lo más importante es mantener una distancia de dos metros (o más) de gente con la que no vivas. Llevar algo que te tape la cara también minimiza las posibilidades de transmitir este virus u otra enfermedad a los demás.

    Otras medidas de prevención fundamentales descritas por la Organización Mundial de la Salud y otras autoridades de salud pública son lavarse bien las manos, evitar tocarse la cara, toser y estornudar en la sangradura (la parte interior del codo), desinfectar objetos que se toquen con frecuencia (como el teléfono móvil) y quedarse en casa si se está enfermo. Poner en práctica estas medidas te mantendrá a ti y a los demás a salvo, independientemente de a dónde decidas ir. «La COVID-19 ha demostrado que tenemos la responsabilidad compartida de reducir la propagación», afirma Chen, que es presidenta de la Sociedad Internacional de Medicina del Viajero.

    Consideraciones generales a la hora de viajar

    Durante una pandemia, una mera visita al supermercado (por no mencionar viajar a otra ciudad o país) exige protocolos nuevos. Cíñete a las políticas de confinamiento y las cuarentenas obligatorias, tanto en casa como en el destino que vayas a visitar. Muchas fronteras internacionales siguen cerradas a los viajes no esenciales y algunos países también limitan los desplazamientos nacionales entre regiones.

    Examina tu situación personal. Tendrás que tomar precauciones adicionales para proteger a las personas que corren más riesgo si contraen la COVID-19. Infórmate de las normas de cuarentena al regresar de tu viaje, como las de tu lugar de trabajo. Protegerte a ti mismo y a tus seres queridos es igual de importante que proteger a los demás. No quieres llevar el virus desde tu comunidad, sobre todo a lugares donde no hay muchos casos, ni traértelo a casa. Sopesa si los beneficios del viaje superan el riesgo de propagar el virus.

    Cuando decidas a dónde ir y cómo llegar hasta allí, piensa detenidamente si te será fácil separarte de otras personas. «En general, conducir será más seguro que volar desde el punto de vista de la infección porque puedes controlar cómo llegas a tu destino, con quién compartes el coche, cómo desinfectas las superficies, dónde paras por el camino y cuándo vuelves», afirma Sanchez.

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.
    Johanna Read es escritora y fotógrafa centrada en temas de viajes y bienestar. Síguela en Twitter e Instagram.
     

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