Descubre los últimos lugares del planeta con “silencio natural”

De Taiwán a Washington, pasando por la isla canaria de La Gomera, estos lugares tranquilos nos recuerdan que el silencio tiene la capacidad de sanar, sobre todo en tiempos de pandemia.

Por Terry Ward
Publicado 17 ago 2020, 11:55 CEST, Actualizado 11 nov 2021, 12:30 CET
Parque nacional de Yangmingshan

El parque nacional de Yangmingshan, ubicado en la bulliciosa Taipéi, en Taiwán, es el primer Urban Quiet Park (“parque urbano silencioso”) del mundo.

Fotografía de Weniliou, Shutterstock

Es posible que el silencio haya reaparecido durante la pandemia. “Como consecuencia de los confinamientos por la COVID-19, ha ocurrido algo único: muchas personas han conocido el silencio”, afirma el ecólogo acústico Gordon Hempton. Su proyecto “One Square Inch of Silence” en el parque nacional Olympic destacó en 2005 el que entonces consideraba el lugar más silencioso de los Estados Unidos.

Hempton es el cofundador de Quiet Parks International (QPI), una organización sin ánimo de lucro dedicada a poner el silencio natural al alcance de tantas personas como sea posible concediendo certificados y protegiendo los lugares tranquilos.

A principios de junio, QPI certificó el primer Urban Quiet Park (“parque urbano silencioso”) del mundo en uno de los lugares más densamente poblados del planeta. El parque nacional de Yangmingshan, al norte de Taipéi, en Taiwán, es una zona de 111 kilómetros cuadrados célebre por sus fuentes termales, terrenos montañosos y aves endémicas.

“Los parques urbanos silenciosos ofrecen belleza natural y paz interior a diario a un conjunto de personas que necesitan silencio desesperadamente”, afirma Vikram Chauhan, presidente de QPI.

Una mujer practica senderismo por el bosque subtropical del parque nacional de Yangmingshan. Las zonas pacíficas como esta pueden ser como un bálsamo para personas y animales.

Fotografía de Crystite Rf, Alamy

El silencio natural se refiere a los sonidos de la naturaleza sin ruidos artificiales, no al silencio total. El objetivo de QPI es certificar unos 50 parques urbanos silenciosos en todo el mundo en los próximos años, además de parques naturales silenciosos (Wilderness Quiet Parks).

La certificación del parque nacional de Yangmingshan como el primero de este tipo parece particularmente significativa durante esta pandemia, cuando muchas personas confinadas —sobre todo las que viven en las ciudades, donde la contaminación acústica domina el paisaje sonoro— han experimentado un silencio relativo por primera vez en su vida.

En 2019, QPI certificó Río Zabalo, en Ecuador, como primer parque natural silencioso. La organización está estudiando posibles parques urbanos silenciosos en lugares como Nueva York, Miami y Estocolmo.

Aunque en la Tierra no quedan lugares naturalmente silenciosos —según Hempton, el ruido artificial, normalmente en forma de transporte aéreo, ferroviario, terrestre o marítimo ha invadido cada rincón del planeta—, QPI utiliza diversos estándares de calma para certificar sus parques urbanos y naturales silenciosos.

Tras la certificación de un parque, QPI lleva a cabo estudios acústicos regulares para garantizar que cumpla las normas de la organización.

Los sonidos naturales, por supuesto, registran más decibelios —imagina el retumbar de la marea en una playa o un coro de ranas croando—, pero la meta, según Ulf Bohman, director ejecutivo de parques urbanos silenciosos, es que el ruido de fondo no sea superior a 45 decibelios. Es similar a lo que se oye en una biblioteca cuando la gente habla en susurros.

El silencio natural en España

En España, aún quedan algunos remansos de paz salpicados por pequeños instantes de ruido artificial. El biólogo y explorador de National Geographic, Rüdiger Ortiz-Álvarez, ha estudiado como parte de un proyecto de National Geographic Society la ecología sonora de los paisajes en dos enclaves: la isla canaria de La Gomera y en el municipio madrileño de San Lorenzo del Escorial. 

"En El Escorial he trabajado comparando el sonido de los bosques durante la cuarentena en primavera (2020) vs. la primavera siguiente (2021), y hubo de media unos 10 decibelios menos durante la cuarentena", explica. "Por supuesto, hubo noches que fueron muy muy silenciosas, pero de vez en cuando aparecen sonidos de búhos, o incluso algún tren lejano".

En La Gomera también puede experimentarse ese silencio natural. "No hay nada de ruido de gente, tráfico o aviones, pero la fauna tiene momentos de mucha actividad", explica. "También hay momentos de mucha quietud, sobre todo en verano, en las horas centrales del día y lo mismo durante la noche. Incluso en lo más profundo del bosque puedes puntualmente escuchar movimiento". 

Al margen de este proyecto, Ortiz-Álvarez nos habla de su  experiencia una noche de otoño en Pirineos, cerca del pueblo de Gósol, donde el silencio era tal que lo define como un momento casi de privación sensorial que solo compara, a lo largo de su vida, con otro instante vivido en Death Valley, Estados Unidos.

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    El silencio sana

    Se han estudiado ampliamente los efectos de la contaminación acústica en humanos y se han atribuido a problemas de salud como estrés, perturbación del sueño, hipertensión y cardiopatías.

    Los lugares con silencio natural también son importantes para los animales, según señala Jesse Barber, profesor adjunto del Departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad del Estado de Boise.

    “Se sabe que el ruido artificial interfiere con la capacidad de los animales para escuchar sonidos importantes como los cantos de las aves y que altera los lugares donde viven los animales y su éxito reproductivo”.

    “Incluso los parques nacionales estadounidenses se exponen a un ruido significativo a niveles que afectan a la fauna silvestre”, explica Barber. En un estudio de reducción de ruido en el monumento nacional de Muir Woods, en California, donde se instaba a los visitantes a bajar el volumen en una zona del parque, el resultado fue una mayor cantidad de aves cerca de los senderos.

    En Estados Unidos, las zonas con más posibilidades de vivir experiencias tranquilas son las que tienen menos tráfico de aviones y están alejadas de otros ruidos del transporte, según Les Blomberg, director ejecutivo de Noise Pollution Clearinghouse, una organización sin ánimo de lucro que ha cartografiado los últimos lugares con silencio natural de los Estados Unidos continentales.

    La investigación de la organización indica que lugares como la Boundary Waters Canoe Area, en el norte de Minnesota, y el Bob Marshall Wilderness Complex, en el oeste de Montana, son unas de las últimas zonas con silencio natural que quedan en Estados Unidos. Blomberg señala que, en general, los estados más septentrionales del país son más propensos a tener espacios con silencio natural.

    Hempton menciona el parque nacional de Haleakalā en Maui (cuyo cráter considera el lugar más silencioso de la Tierra), el parque nacional de Glacier y el parque nacional Big Bend como ejemplos de parques estadounidenses que han empezado el proceso de certificación de parques naturales silenciosos con QPI.

    Señala que otros lugares que se encuentran en diversas etapas del proceso son el parque nacional Elk Island en Canadá, el parque nacional de Białowieża en el este de Polonia y la reserva nacional Río Clarillo en Chile.

    Aprender a escuchar

    “Cuando certificamos un lugar como parque silencioso, al final cambia los comportamientos, del mismo modo que las personas han aprendido la importancia del reciclaje mediante la educación y la concienciación”, afirma Kenya Williams, que está terminando su doctorado en planificación urbana y ecología acústica en la Universidad del Estado de Portland. Williams, que asesora a QPI, cree que se necesita un cambio cultural para que la gente valore y proteja el silencio en zonas urbanas.

    En el parque nacional Olympic, Washington, los visitantes pueden disfrutar de los sonidos tranquilizantes de la naturaleza. En la foto, la playa de Kalaloch, donde se escuchan las olas que llevan troncos a la orilla y el parloteo de las gaviotas occidentales.

    Fotografía de Raúl Touzon, National Geographic

    En Taiwán, Laila Chin-Hui Fan, una de las periodistas medioambientales más destacadas del país y fundadora de la Soundscape Association of Taiwan, señala que las personas tienen el poder de apoyar estas iniciativas. Fan, que conoció a Hempton durante su Proyecto “One Square Inch of Silence”, fue una figura crucial para atraer la atención de QPI sobre el parque de su isla natal, donde grabó el paisaje sonoro de Yangmingshan en tres distritos antes de recibir la certificación.

    “Tenemos una historia muy dolorosa y compleja que nos ha enseñado mucho”, cuenta Fan. “No se nos permite alzar la voz en el mundo debido al dilema diplomático [por la lucha de Taiwán por la soberanía], así que decidimos convertirnos en una isla que escucha. Espero que más gente de todo el mundo venga a mi país y escuche el silencio natural de Taiwán”.

    QPI espera que, al certificar algunos lugares en cada país, las personas que quieran acceder al silencio natural puedan encontrarlo.

    “No decimos que el silencio sea para todos ni que todos deban experimentarlo, pero sí creo que tener esa opción es esencial para la calidad de vida”, afirma Hempton.

    La escritora Terry Ward cubre viajes, submarinismo, aventuras en familia y perfiles desde Florida. Sigue su trabajo en su página web, Instagram y Twitter.
    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.
     

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