Esta antigua ciudad de rascacielos de adobe es el "Manhattan del desierto"

La Ciudad vieja amurallada de Shibam, en Yemen, fue una de las metrópolis más antiguas del mundo en utilizar construcción vertical.

Por Gulnaz Khan
Fotografía aérea de Shibam
Shibam, la antigua capital comercial de la parte yemení del desierto de Rub al-Jali. Sus casas-torre han sido construidas completamente a partir de materiales tradicionales como el adobe y la madera de palma, con una fina capa de yeso hecha a partir de la cocción de piedra calcárea local.
Fotografía de George Steinmetz, Getty Images

En el corazón de la región de Hadramaut, en Yemen, se elevan sobre el desierto antiguos rascacielos de adobe, un ejemplo de la capacidad de adaptación de los humanos a los entornos más extremos.

Al borde de la desolada extensión del desierto que se conoce como Rub al-Jali ("el cuartel vacío"), la ciudad amurallada de Shibam, del siglo XVI, sigue siendo la metrópolis más antigua del mundo en emplear construcción vertical. En su día fue una importante parada de caravanas en la ruta de las especias y el incienso que atraviesa la península arábiga. Ya en la década de 1930, la exploradora británica Freya Stark apodó a esta ciudad de barro "la Manhattan del desierto".

Todos los aspectos del diseño de Shibam son estratégicos. Se encuentra ubicada sobre un promontorio rocoso y rodeada por un enorme wadi ("valle" en árabe) de inundación. Su posición elevada la protege de la crecida de las aguas, al mismo tiempo que mantiene la proximidad a su principal fuente de agua y agricultura. La ciudad se construyó conforme a un patrón rectangular tras los muros fortificados, un método defensivo que protegía a sus habitantes de las tribus rivales y les proporcionaba una posición estratégica desde la cual podían avistar a los enemigos que se acercasen.

Las mujeres recogen tréboles en Shibam. Sus gorros de paja picudos, llamados madhalla, están diseñados para mantener sus cabezas frescas bajo las abrasadoras temperaturas del desierto.
Fotografía de Steve McCurry, Magnum Photos

Los edificios de ladrillos de adobe, que llegan a extenderse hasta los siete pisos de altura, se construyeron sobre el suelo fértil que rodea la ciudad. Una mezcla de tierra, heno y agua se moldeaba para formar ladrillos y se dejaba cocer al sol durante días. Los bajos sin ventanas se destinaban a ganado y al almacenamiento de grano, mientras que los niveles superiores normalmente se utilizaban como pisos comunales para socializar. Los puentes y las puertas que conectan los edificios también proporcionaban un medio rápido de huida, otra de las impresionantes características de defensa de la ciudad.

Las estructuras se encuentran constantemente amenazadas por el viento, la lluvia y la erosión por calor, y requieren un mantenimiento constante. En 2008, un ciclón tropical provocó inundaciones en Shibam, dañando varias construcciones y amenazando con derribar sus torres de barro.

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    Un hombre realiza trabajos de mantenimiento para preservar los edificios de ladrillos de adobe de Shibam.
    Fotografía de ullstein bild/Getty Images

    Pero la ciudad también se encuentra amenazada por acciones humanas. En 2015, Shibam se incluyó en la lista de Patrimonio Mundial en Peligro, junto a otros dos lugares de Yemen, donde había estallado una violenta guerra civil que empujó al país a una catástrofe humanitaria que todavía continúa. Los edificios históricos sufrieron daños importantes durante los intensos bombardeos de Sana'a, y siguen en peligro debido al conflicto armado.

    "Además de causar un sufrimiento humano terrible, estos ataques están destruyendo el singular patrimonio cultural de Yemen, que es un archivo de la identidad, la historia y la memoria de los pueblos, así como un testimonio excepcional de los logros de la civilización islámica", declaró en un comunicado de prensa la directora general de la UNESCO, Irina Bokova.

    Shibam no es el primer lugar de patrimonio cultural bajo amenaza, ni tampoco el único. En 1954, La Haya adoptó la Convención de la UNESCO para la Protección de los Bienes Culturales en caso de Conflicto Armado tras la extensa destrucción de propiedad cultural durante la Segunda Guerra Mundial —el primer tratado internacional de este tipo—. La convención opera bajo la premisa de que "los daños ocasionados a los bienes culturales pertenecientes a cualquier pueblo constituyen un menoscabo al patrimonio cultural de toda la humanidad", y por ello garantiza su protección por parte de la comunidad internacional.

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