¿Cómo saben las abejas cuál es su trabajo?

Con cerebros del tamaño de semillas de sésamo, las abejas deben colaborar y llevar a cabo tareas diferentes para mantener la salud de su colmena.

Por Richie Hertzberg
Publicado 28 mar 2019, 13:43 CET
¿Cómo saben las abejas cuál es su trabajo?

Dentro de la colmena, cada abeja tiene un trabajo. Algunas son nodrizas que cuidan de las crías, otras son limpiadoras que mantienen limpia la colmena, otras son recolectoras que recogen polen para elaborar miel. En conjunto, las abejas son capaces de lograr un nivel de sofisticación increíble, sobre todo si tenemos en cuenta que sus cerebros son del tamaño de semillas de sésamo. Pero ¿cómo se dividen los trabajos y dónde aprenden las abejas las habilidades necesarias para desempeñarlos?

A diferencia de lo que ocurre en Bee Movie de Jerry Seinfeld, las abejas reales no van a la universidad y su trabajo no se lo asignan después de graduarse. Dependen de una mezcla de genética, hormonas y necesidad situacional. Las abejas nacen con una ocupación y sus deberes cambian continuamente como respuesta a las condiciones cambiantes de la colmena.

«La jerga que usamos está "descentralizada". No hay abeja central que lo organice», afirma Thomas Seeley, autor del libro Honybee Democracy. «Cada abeja posee su propio conjunto de normas y el trabajo se clasifica por las abejas que siguen sus normas».

La reina decide el sexo

El trabajo de una abeja viene determinado por su sexo. Las abejas macho, o zánganos, no trabajan. Son casi el diez por ciento de la población de la colonia y pasan sus vidas comiendo miel y aguardando la oportunidad de aparearse. Cuando llega el momento de que la reina emprenda su vuelo nupcial, los zánganos de otras colonias compiten por el honor de inseminarla. Vuelan tras la reina e intentan aparearse con ella en el aire. Si logran aparearse, caen al suelo en una muerte victoriosa. La reina se aparea con hasta 20 zánganos y almacena los espermatozoides en su espermateca durante el resto de su vida. Ahí termina la labor de los machos.

Las abejas hembra, u obreras, son la gran mayoría de la población de la colmena y hacen todo el trabajo para mantenerlo en funcionamiento. Las hembras son responsables de la construcción, el mantenimiento y la proliferación del nido y la colonia.

La reina determina el sexo de las abejas y pone unos 1.500 huevos al día durante dos a cinco años. Posee la capacidad singular de decidir qué huevos se convertirán en obreras y cuáles en zánganos.

Si la reina quiere poner un huevo hembra, fertiliza el huevo cuando sale liberando espermatozoides de su vuelo nupcial. Tiene suficientes espermatozoides almacenados en el abdomen para que le duren toda la vida.

Si la reina prefiere poner un huevo macho, no libera espermatozoides cuando el huevo sale de los ovarios. Este huevo no fertilizado se convertirá en zángano.

Deberes domésticos

La abeja obrera tarda 21 días en salir de su estado larval y abandonar la celda. Cuando sale el día 21 como abeja adulta, empieza de inmediato a limpiar la celda en la que ha eclosionado. Pasas los tres primeros días limpiando celdas para prepararlas para la próxima ronda de huevos de la abeja reina.

 

Tras tres días, las hormonas inician la siguiente fase de trabajo: cuidar de las crías. Seeley explica que se liberan hormonas para activar partes diferentes de los genes de la abeja asignados a tareas diferentes. «Es similar a cuando los humanos enferman. Los genes de enfermedad implicados en la inflamación y la fiebre se activan. Ocurre de forma similar con las abejas y sus trabajos».

 

La abeja obrera pasa casi una semana cuidando y alimentando a las larvas con jalea real, una secreción nutritiva que contiene proteínas, azúcares, lípidos y vitaminas. La cantidad exacta de días que pasa desempeñando esta labor depende de qué parte de la colmena necesite más atención. Las abejas son organismos muy sensibles cuyas hormonas están muy vinculadas a las necesidades de la colonia. «Una colonia de abejas es mucho más que una agrupación de individuos», escribe Seeley en Honybee Democracy. «Es un ser compuesto que funciona como un todo integrado». La colonia es un superorganismo bien engrasado, similar a las colonias de hormigas y termitas.

El trabajo más peligroso

Cuando la abeja termina su labor de nodriza, entra en la tercera fase, donde es una especie de «conserje» y se aleja del centro de la colmena. Se dedica a construir celdas y almacenar comida en el borde del nido durante una semana.

Las hormonas de la abeja cambian en la fase final de trabajo, en torno a su día 41º: buscar comida. Este es el trabajo más peligroso y probablemente el más importante. Solo lo desempeñan las abejas mayores que están más cerca de la muerte. Como lo describe Steve Heydon, entomólogo de la Universidad de California, Davis: «No querrías que las abejas más jóvenes hicieran el trabajo más peligroso». Si mueren demasiadas abejas jóvenes, la colmena no podría mantenerse.

 

Conforme la abeja obrera se acerca a su cuarta semana de trabajo constante, sentirá que se acerca la muerte y se retirará de la colmena para no convertirse en una carga. Si muere en la colmena, sus compañeras tienen que retirar su cadáver.

Así es la vida de una abeja hembra durante las estaciones activas, primavera y verano. Trabaja desde el día en que nace hasta que muere. Es una vida ingrata de trabajo constante, pero es el motivo de que sean unas de las colaboradoras de más éxito de la naturaleza.

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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