Entrevistamos a la activista Nadia Murad

Nadia Murad pasó 11 meses secuestrada por el Dáesh en Mosul, Irak. Como muchas mujeres yazidíes, fue obligada a ser esclava sexual antes de lograr escapar. Acaba de ser galardonada con el premio Nobel de la Paz 2018.

Por Romy Roynard
Publicado 8 oct 2018, 9:16 CEST
Entrevistamos a la activista Nadia Murad

Nadia Murad, que nació en 1993 en el seno de una familia pobre del norte de Irak, pertenece a la comunidad yazidí, una minoría religiosa monoteísta, vinculada a antiguas religiones mesopotámicas.

En agosto de 2014, los yihadistas del Dáesh atacaron Sinyar, en el distrito de Shingal, gobernación de Nínive, la mayor ciudad yazidí de Irak que entonces estaba defendida por peshmergas kurdos. Tras la retirada de los peshmergas de las montañas de Sinyar, los civiles quedaron a merced de los yihadistas, que no les dejaron opción: para salvar sus vidas, debían convertirse al islam. 

Nadia, impotente, presenció el asesinato de seis de sus hermanos, abatidos a tiros o decapitados. Dos mil hombres yazidíes fueron asesinados durante la que se conoce como la masacre de Sinyar.

Nadia Murad fue secuestrada y transportada a Mosul, al cuartel general del Dáesh, donde la convirtieron en esclava sexual. Durante meses, al menos un guardia la violaba y la golpeaba a diario. Como su último amo quería venderla en el mercado negro, salió a comprarle un manto de abaya, la forma tradicional de hiyab. Aprovechó su ausencia para huir y se refugió en una casa vecina. Allí, una familia suní iraquí aceptó darle un carné de identidad islámico con el nombre de uno de los miembros de su familia en él y sacarla del área controlada por el Estado Islámico por la frontera con Kurdistán, donde podría reunirse con su hermano.

Nadia contactó con una organización de ayuda a refugiados yazidíes, lo que le permitió beneficiarse de un programa de refugiados del gobierno de Baden-Württemberg, Alemania, en septiembre de 2015. La historia de Nadia atrajo la atención de la abogada especialista en derecho internacional y derechos humanos Amal Clooney. Amal Clooney la ha representado desde entonces. En diciembre de 2015, Nadia Murad informó al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas sobre el problema de la trata de personas y el conflicto, acusando al Dáesh de genocidio.

La joven que se reúne con nosotros dos años después mezcla la seriedad y una perspectiva más leve con una fuerza cautivadora. Responde a las preguntas de Susan Goldberg, editora jefa de National Geographic. Aguarda pacientemente a que nos traduzcan sus palabras del kurmanji al inglés.

Nos habla de su vida secuestrada por el Dáesh, cómo huyó y cómo es su vida actual en Alemania. Ahora, esta embajadora de buena voluntad de las Naciones Unidas comparte su deseo de volver a vivir en Irak algún día y su sueño de convertirse en maquilladora profesional.

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