Identificadas al menos cinco nuevas especies de salamandra gigante

Un nuevo estudio demuestra que existen más especies de salamandra gigante china de las que se creía, pero la mayoría podría extinguirse en el futuro próximo.

Por Elaina Zachos
Publicado 1 jun 2018, 10:39 CEST
Identificadas al menos cinco nuevas especies de salamandra gigante

La salamandra gigante china no encaja en la definición tradicional de adorable. Puede alcanzar 1,8 metros de largo y pesar en torno a 60 kilogramos, lo que convierte a estas criaturas en los anfibios más grandes del mundo. Sus ojos vidriosos y sin párpados se asoman en unas cabezas anchas y planas con hocicos romos, y sus cuerpos del color del barro tienen extremidades cortas y colas largas. La piel visosa de la especie tampoco es agradable de acariciar.

 

Con estas características, los anfibios carecen del carisma de los pandas y otros mamíferos peludos, pero son igual de esenciales para un ecosistema sano. En dos estudios publicados la semana pasada, se ha descubierto que en lugar de una especie, como se creía anteriormente, existen en realidad media docena de especies de salamandra gigante china.

 

«No nos sorprendió descubrir dos o tres especies», afirma Bob Murphy, comisario de herpetología en el Centro de Biodiversidad y Biología de la Conservación del Real Museo de Ontario, y autor de uno de los estudios. «Pero sí nos sorprendió la gran cantidad de diversidad que había. Al menos cinco y hasta ocho especies, fue una gran sorpresa».

 

Sin embargo, los humanos ya han conducido a algunas de esas especies hacia la extinción. En su hábitat endémico de lagos y arroyos en montañas rocosas de china, las salamandras en peligro crítico de extinción sufren la amenaza de la caza furtiva y la intervención humana.

 

«El mayor problema, creo yo, es tratar de cambiar las ideas sobre qué conservación es necesaria para estos animales icónicos», afirma Murphy.

 

Décadas de investigación

Las salamandras gigantes chinas son raras en la naturaleza, pero se crían en granjas para venderlas como alimento de lujo. Una salamandra de 1,8 kilogramos puede valer hasta 1.280 euros en algunos mercados, y se preparan en sopas, estofados y otros platos.

 

Tradicionalmente, el Ministerio de Agricultura chino ha exigido que los criaderos liberen parte de sus salamandras en la naturaleza en un intento de conservación. En la última década, han liberado a más de 72.000.

 

Pero esta técnica es imperfecta, según los expertos. Cuando los criaderos liberan a salamandras criadas en cautividad, los animales no han sido analizados genéticamente ni examinados en busca de enfermedades. Pueden aparearse con otras salamandras en la naturaleza y las crías resultantes podrían presentar demasiada variación genética. Esta diversidad puede ser perjudicial para la especie.

 

«El sistema empieza a derrumbarse, y luego acabamos con bajos ritmos de desarrollo y unas cuantas salamandras deficientes que pueden provocar una pérdida de población», afirma Murphy. «Si lo mezclas todo, las salamandras están perdidas».

 

Los estudios que revelaron esto comenzaron hace más de dos décadas con financiación de la National Geographic Society. Se fueron apagando, pero los reactivaron en 2007, cuando los investigadores regresaron con nueva tecnología. Armados con herramientas más avanzadas para el análisis genético, descubrieron que existían al menos cinco especies de salamandra gigante china y que podría haber hasta ocho.

 

 

El futuro

Murphy afirma que si se continúa con estas técnicas de conservación de liberar salamandras sin analizar, la diversidad podría reducirse gradualmente a una especie de salamandra gigante china en 10 o 20 años.

«Son salamandras monstruosas», afirma. «Un animal tan grande desempeña un papel importante dentro de los ecosistemas y no sabemos cómo podría afectar su desaparición».

 

Murphy dice que la conservación debería empezar educando a los niños sobre la importancia de salvar a especies como la salamandra gigante china. Añade que es difícil cambiar a los adultos, pero enseñar a los niños la importancia de la conservación desde edades tempranas podría tener impactos duraderos.

«No es tan mona [como el panda]», afirma Murphy, «pero necesita protección de primer nivel para poner fin a la caza furtiva».

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