La extraña vida del topo de nariz estrellada, el devorador más veloz del mundo

Treinta años de investigaciones han revelado lo extremada rareza de este animal subterráneo de nariz singular.

Por Erika Engelhaupt
Publicado 9 nov 2017, 4:15 CET
Topo de nariz estrellada
Un topo de nariz estrellada emerge de su túnel. Las fosas nasales están atravesadas por 22 rayas, las cuales se mueven constantemente a medida que el topo explora su entorno y busca alimento.
Fotografía de Kenneth Catania

El topo de nariz estrellada es, con seguridad, uno de los animales de apariencia más extraña. Si te encontrases cara a cara con uno de ellos, podrías pensar que su cabeza ha sido reemplazada por un pulpo diminuto.

Sin embargo, para ser un animal prácticamente ciego, esta especie americana es increíblemente rápida: es el animal que come con más rapidez, con la capacidad de engullir un insecto o un gusano en un cuarto de segundo.

Cuando este pequeño y confuso carnívoro se abre camino entre tierras blandas, sube y baja su cabeza constantemente. En el oscuro mundo subterráneo de este topo, el sentido de la vista es inútil. En su lugar, siente un mundo que palpita, lleno de posibles presas. El topo caza inclinando su cabeza hacia el suelo tan rápido como le resulta posible, pudiendo tocar entre 10 y 12 puntos diferentes en un solo segundo.

Parece algo aleatorio, pero no lo es. Con cada contacto, 100.000 fibras nerviosas envían información a su cerebro. Eso supone cinco veces más sensores táctiles de los que encontramos en una mano humana, todos contenidos en una nariz más pequeña que la punta de un dedo.

Además, es uno de los pocos animales del mundo que puede oler bajo el agua, soplando burbujas y aspirándolas de nuevo por su nariz.

Estas son solo algunas de las increíbles características de este topo de nariz estrellada, según Ken Catania, neurocientífico de la Universidad de Vanderbilt.

«Si utilizo demasiado la palabra 'asombroso' es porque es lo que realmente pienso sobre estos animales», afirma. De hecho, empleó esta palabra diez veces para describirlos.

Catania ha invertido tres décadas de investigación en este animal.

Redescubriendo el tacto

Como experto líder a nivel mundial sobre el topo de nariz estrellada, el propio Catania es una rareza en sí mismo.

La mayoría de los biólogos estudian una cantidad relativamente grande de especies, y algunos de ellos ven con malos ojos que los estudiantes escojan una «mascota». Pero Catania aboga por estudiar a los bichos raros del planeta, criaturas cuyas habilidades amplificadas revelan hechos sobre cómo funcionamos el resto.

«La evolución ha resuelto muchos problemas de formas muy diferentes», explica. «Podemos aprender mucho de toda esta diversidad».

Por ejemplo, estudiar el sentido del tacto de la nariz sensible del topo ha desvelado pruebas acerca de cómo funciona el tacto a nivel molecular.

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    Se cree que el órgano táctil extraordinariamente sensible que le da a este topo su nombre ayuda al animal a buscar pequeñas presas.
    Fotografía de Kenneth Catania

    Catania ha descubierto que existe un enorme patrón en forma de estrella que imita la extraña nariz del topo, grabado directamente en la anatomía de su cerebro. Cada vez que el topo presiona la nariz estrellada contra el suelo, crea una vista en forma de estrella de lo que le rodea, y estas imágenes se unen en su cerebro como si fueran piezas de un puzzle.

    ¿Una forma de tratar el dolor?

    «En comparación con los otros sentidos, sabemos muy poco sobre el tacto», explica la neurocientífica Diana Bautista, que estudia los fenómenos del dolor y el picor en la Universidad de California, Berkeley.

    Cuando Bautista llamó a Catania de repente pidiéndole que colaborasen, este insistió en que ella le acompañase a capturar topos en la Pensilvania rural. Excavar en busca de topos en sus madrigueras subterráneas en un humedal fue un trabajo complicado, afirma Bautista.

    El topo de nariz estrellada es la única especie de topo —existen 39— que vive en pantanos y marismas. Su excelente hocico podría haber evolucionado para ayudarle a devorar rápidamente numerosas presas diminutas y de cuerpos blandos en su hábitat anegado.

    Mientras trabajaba con Catania, Bautista descubrió moléculas en la estrella del topo que le ayudan a convertir una fuerza física —ya sea el roce de una pluma o el pinchazo de una púa— en las señales eléctricas que son la «divisa» del sistema nervioso.

    Debido a que muchas de estas moléculas se encuentran también en las personas, dicho entendimiento podría llevarnos a descubrir nuevos tratamientos contra el dolor.

    Más misterios escondidos

    Catania aún tiene muchos misterios sobre este topo que todavía le gustaría resolver: ¿pueden sentir texturas con detalle mediante un único toque de su nariz?

    ¿Qué genes y moléculas permiten el desarrollo de la estrella, y como amplifica tan bien su cerebro las señales táctiles que proceden de su nariz? El topo no hiberna durante el inverno, así que ¿cómo mantiene su estrella sensible en funcionamiento cuando se sumerge en el agua helada?

    Todas estas preguntas requieren que un científico esté totalmente dedicado a este estrambótico animal, alguien a quien no le de miedo mojarse.

    «Dios mío», dice Catania, «será mejor que vuelva al trabajo». 

    Para seguir aprendiendo: Secretos del olfato

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