Se revela la especie de «Baby Louie», el dinosaurio descubierto dentro de un huevo gigante

Esta nueva especie recién nombrada saltó a la fama por primera vez con su aparición en una portada de 1996 de National Geographic.

Por Erika Engelhaupt
Publicado 9 nov 2017, 4:16 CET
Beibeilong
Un gigantesco dinosaurio llamado Beibeilong, parecido a un casuario, incuba sus huevos en esta ilustración de un artista.
Fotografía de Zhao Chuang (ilustración)

Más de 20 años después de su aparición en la portada de National Geographic como «Baby Louie», este diminuto dinosaurio descubierto acurrucado dentro de su huevo ha recibido finalmente un nombre oficial: «bebé dragón».

Esta nueva especie era un enorme dinosaurio con aspecto de ave que ponía huevos de hasta 60 centímetros de largo en nidos del tamaño de la rueda de un camión. Los científicos que estudiaron en detalle este fósil de 90 millones de años de antigüedad lo han denominado Beibeilong sinensis o «bebé dragón chino», según un estudio publicado el 9 de mayo en la revista Nature Communications.

«Me imagino que tenían un aspecto parecido al de las aves», explica la coautora del estudio Darla Zelenitsky, paleontóloga en la Universidad de Calgary. Se parecería mucho a un casuario gigantesco, un animal pariente de los avestruces. El Beibeilong, sin embargo, habría sido mucho más grande que estas aves: los adultos habrían medido más de 7,6 metros y pesado más de 3 toneladas.

El dinosaurio pertenece al grupo de los oviraptores, cuyo tamaño era en general bastante pequeño. Hasta la fecha solo se han encontrado tres esqueletos de oviraptores gigantes, incluyendo a Baby Louie, «pero sus huevos sí son extremadamente comunes», explica Zelenitsky.

Estos enormes huevos han sido hallados en China, Korea, Mongolia y Estados Unidos, pero durante años la cuestión de a qué dinosaurio pertenecían ha sido todo un misterio.

El embrión de Beibelong apodado "Baby Louie".
Fotografía de Darla Zelenitsky, Universidad de Calgary

Ahora que sabemos qué animal ponía estos huevos tan extraños, los investigadores pueden averiguar cómo se reproducían estos animales y cómo criaban a sus pequeños, explica el paleontólogo David Varricchio de la Universidad Estatal de Montana, que no ha participado en el estudio.

Es más, el descubrimiento sugiere que estos enormes oviraptores con apariencia de ave habrían vivido allí donde han aparecido los huevos. «Los huevos nos dicen que es probable que estos dinosaurios fueran mucho más comunes de lo que nos revelan sus huesos en el registro fósil», afirma Zelenitsky.

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El nacimiento de «Baby Louie»

Cuando se descubrió este huevo fósil en Henán, China, a principios de 1993, nadie conocía su especie, así que se le dio el nombre científico de Macroelongatollithus, algo que se hacía con otros huevos misteriosos. El dinosaurio, en buen estado de conservación, atrajo la atención de la revista National Geographic, que dio al embrión fosilizado el apodo de «Baby Louie» en honor al fotógrafo de esta historia, Louis Psihoyas.

La revista encargó al artista Brian Cooley que hiciera un modelo 3-D en detalle y presentó en su portada la fotografía de la escultura resultante.

En el artículo de 1996, se decía que Baby Louie habría pertenecido a un grupo de dinosaurios conocidos por sus enormes garras, llamados Therizinosaurus, ya que era uno de los pocos candidatos lo suficientemente grandes para haber puesto los huevos. Otros pensaban que procedían del tiranosaurio.

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    Sin embargo, poco después de la publicación del artículo, los investigadores comenzaron a pensar que se parecía más a un oviraptor. «El único problema era que estos huevos eran demasiado grandes, ¡casi 10 veces más grandes que cualquier oviraptor conocido!», señala Zelenitsky.

    Hasta 2007 no se descubriría el primer esqueleto de oviraptor gigante, una bestia con plumas de 1.360 kilogramos llamada Gigantoraptor, descubierta en China. «Por fin todo tenía sentido. Teníamos una especie gigante que podía haber puesto estos huevos gigantes», afirma Zelenitsky. El Beibeilong es la segunda especie de oviraptor gigante que se ha descubierto.

    Llegados a este punto, los científicos tuvieron que enfrentarse a otro problema a la hora de estudiar a Baby Louie: China quería recuperarlo. Unos traficantes de fósiles lo habían llevado a Estados Unidos y, tras una larga negociación, Baby Louie volvió a China en 2013, donde los científicos pudieron estudiarlo de nuevo

    Estas ilustraciones muestran al embrión de Beibeilong dentro del huevo.
    Fotografía de Zhao Chuang (ilustración)

    Al examinar el fósil en detalle y compararlo con otras especies de dinosaurios, el equipo internacional de científicos pudo llegar a la conclusión de que Baby Louie no solo es una nueva especie para la ciencia, sino que su especie es el dinosaurio más grande conocido que incubaba sus huevos y cuidaba de sus crías.

    Louie todavía perdura

    «Fue fantástico poder llegar finalmente a este punto con Baby Louie», afirma Phillip Currie, escritor de la historia de 1996 de National Geographic, que actualmente trabaja como paleontólogo en la Universidad de Alberta.

    Cuando escribió el artículo, no tenía ni idea que la descripción de este fósil llevaría 20 años, pero mientras tanto, según nos dice, localizó al agricultor que había encontrado a Baby Louie y regresó al lugar exacto para buscar más cáscaras de huevo de los compañeros de nido de Louie. 

    Otro de los miembros del equipo, Ken Carpenter de la Universidad Estatal de Utah, siempre se había mostrado escéptico acerca de la teoría de que Baby Louie era un therizinosaurus, y así lo afirmaba en 1996. «Supongo que me siento justificado», afirma ahora, añadiendo que actualmente existe un misterio todavía más grande sobre estos dinosaurios.

    El equipo de Carpenter ha descubierto más huevos gigantes en depósitos de 100 millones de años en Utah. ¿Podrían los huevos de Estados Unidos contener un ancestro de Baby Louie que posteriormente habría migrado a Asia? Según él, sí es posible.

    El pequeño Louie demostró que los bebés dinosaurios tenían cabezas y ojos grandes y hocicos cortos, como las crías de ave y los cachorros actuales, afirma Carpenter, pero todavía hay mucho que desconocemos. Por ejemplo, «¿Era Louie en realidad una Louise? Desafortunadamente, mirar debajo de su cola no nos ayudará».

    Tampoco sabemos cómo murió Louie, pero resulta obvio que ha avivado la imaginación durante más de dos décadas.

    «Louie despierta el interés de la gente porque las crías de dinosaurio molan», explica Carpenter. «En vez de un fiero rugido, podrían haber emitido una especie de 'pío pío'»

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