Hallado en Mongolia uno de los pterosaurios más grandes conocidos hasta la fecha

Un nuevo pterosaurio descubierto en el desierto de Gobi tenía una envergadura de casi 10 metros y probablemente se alimentaba de crías de otros dinosaurios.

Por John Pickrell
Publicado 2 nov 2017, 16:20 CET
Pterosaurio
Fotografía de Studio 252MYA, Joschua Knüppe

Los fragmentos del fósil de un pterosaurio gigantesco se han descubierto en el desierto de Gobi, en Mongolia. Este formidable depredador podría haber tenido una envergadura de hasta 11 metros, muy cercana a la de una aeronave pequeña, lo que le convertiría en rival para los reptiles alados descubiertos en Europa y América del Norte.

Este gigante recién descubierto vivió hace 70 millones de años en un hábitat cálido de interior, árido pero no tan seco como en la actualidad. Este paisaje del Cretáceo tardío estaba lleno de dinosaurios, y sus crías podrían haber sido el alimento perfecto para el gigantesco carnívoro, que podía desplazarse sin dificultades a cuatro patas y probablemente acechaba a sus presas en tierra.

El animal, que forma parte de un misterioso grupo conocido como Azhdarchidae, fue probablemente uno de los pterosaurios más grandes que ha existido, según los autores de un nuevo informe que detalla el descubrimiento en Journal of Vertebrate Paleontology.

El equipo compara a la criatura con los dos pterosaurios más grandes conocidos en la actualidad: el Quetzalcoatlus, descubierto el Texas en los 70, y el Hatzegopteryx, un azdárquido más corpulento y con un cuello más corto descubierto en Rumanía en los 90.

Ambos pterosaurios tenían envergaduras estimadas de entre 9,7 y 11 metros. En tierra, podrían haber tenido una altura de 5,5 metros, aproximadamente la altura de una jirafa macho. Incluso cabe la posibilidad de que el animal fuera más grande que estos monstruos alados descubiertos con anterioridad, según Mark Witton, experto en pterosaurios de la Universidad de Portsmouth, Reino Unido.

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El equipo todavía no ha nombrado al fósil de Mongolia como nueva especie, ya que sus restos están demasiado incompletos. Sin embargo, es el primer pterosaurio de este tamaño descubierto en esta parte del planeta.

«El espécimen, aunque fragmentario, pertenece a un individuo gigantesco... lo que amplía la distribución geográfica de los pterosaurios gigantes a Asia», escriben los científicos.

Cazadores de pterosaurios

Los paleontólogos descubrieron en fósil en 2006 en una localidad rica en restos fósiles conocida como Gurilin Tsav, una desolada franja sin árboles del Gobi occidental. Allí, el miembro del equipo Buuvei Mainbayar, de la Academia de Ciencias de Mongolia, descubrió parte de la primera vértebra y se la mostró al autor principal Takanobu Tsuihiji, de la Universidad de Tokio.

«De inmediato reconocí lo que podía ser un pterosaurio y me sorprendió su tamaño gigantesco», afirma Tsuihiji. «Regresé directamente al yacimiento y descubrí el resto del espécimen».

Los huesos fósiles estaban tan fragmentados que al principio no pudieron interpretarlos. Llevó años «unir el rompecabezas», según él, lo que finalmente desveló varios huesos de la columna vertebral con la forma característica de vértebras pertenecientes a un pterosaurio azdárquido. «Estaba muy entusiasmado», añade Tsuihiji.

«Es una vértebra muy grande y lo único que se le puede comparar es parte del material de Rumanía», comenta Witton, que no participó en el nuevo descubrimiento. «Definitivamente, este se encuentra entre los pterosaurios más grandes y no hay nada parecido en Asia por ahora».

Uno de los huesos del cuello pertenecientes a un azdárquido gigante de Jordania llamado Aramabourgiania tiene solo 5 centímetros de ancho, añade, mientras que el mismo hueso del pterosaurio del Gobi tiene casi 20 centímetros de ancho.

 «Si eso equivale a una clase de peterosaurios con un tamaño totalmente nuevo, es otra incógnita», afirma Witton. «Lo que no tenemos en este pterosaurio es la relación de los huesos del cuello con el cuerpo para confirmar si simplemente tenían cuellos mucho más grandes o si eran animales mucho más grandes».

Sin embargo, su instinto le dice que, aunque estos gigantes de cuello grueso de Mongolia y Rumanía podrían haber sido algo más pesados en lo que se refiere al peso total, habrían tenido envergaduras de entre 9,7 y 11 metros, medida que se acerca al límite de tamaño para el vuelo en un pterosaurio de este tipo.

«Podría haber sido un depredador robusto y formidable» capaz de hacerse con una presa del tamaño de un humano, sugiere Witton. «Parecen haberse alimentado de animales en tierra y en general tenían la capacidad de atrapar básicamente cualquier cosa que les cupiera en el pico».

El azdárquido del Gobi no habría sido un superdepredador, como lo era el Hatzegopteryx en la Rumanía del Cretácico. Eso se debe a que el nuevo pterosaurio vivió junto a los Tarbosaurus, un pariente del T. rex que pesaba al menos 5,5 toneladas. Por suerte para el gigante alado, probablemente no se encontraba en el menú del tiranosaurio: los científicos creen que los azdárquidos podrían haber alzado el vuelo desde tierra en cuestión de segundos.

«Probablemente había animales más fáciles de atrapar», afirma Witton. «Sería difícil que un gran depredador cercase ese terreno rápidamente si los estaban acechando».

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