Estos juegos en pantallas táctiles podrían ayudar a los perros a evitar el deterioro cognitivo

A medida que las personas están cada vez más pegadas a las pantallas, los científicos investigan si los perros podrían sacar un beneficio de esta tecnología.

Por Sarah Gibbens
Publicado 9 feb 2018, 13:03 CET
Golden retriever
Un viejo golden retriever juega en una pantalla táctil.
Fotografía de Vetmeduni Vienna, Messerli Research Institute

A medida que envejecemos, las funciones cognitivas, como la memoria, empiezan a deteriorarse. Para combatirlo, algunas personas mayores juegan a «juegos cognitivos» para mantener el cerebro en forma.

Unos investigadores de Viena creen que los perros podrían ser capaces de obtener el mismo beneficio. Solo que en vez de sentarse haciendo un crucigrama o un sudoku, los expertos cognitivos han entrenado a los perros para responder a una pantalla táctil.

Lo llaman «sudoku para perros» (aunque no es conceptualmente similar al juego numérico) y esperan que algún día pueda usarse en casa para mejorar la calidad de vida de los perros y combatir el aburrimiento y la inquietud.

El centro de investigación con sede en Viena, llamado acertadamente Clever Dog Lab (literalmente Laboratorio de Perros Inteligentes), puso a prueba a 100 border collies y a 115 perros de razas diferentes con el sistema de pantallas táctiles.

En la primera fase de su entrenamiento, los perros se familiarizaron con la pantalla táctil y el sistema de dispensación de comida. Aprendieron a acercarse a la pantalla y a no tocar con la pata el tubo lleno de comida que había debajo.

En la segunda fase del entrenamiento, los perros aprendieron a asociar una imagen en la pantalla con una recompensa de comida. Cuando aparecía un ciclo de color en la pantalla, los dueños ponían un pegote de comida para perros en ese lugar.

En la tercera fase, quitaban la comida y los perros aprendían a presionar el círculo con la nariz en vez de lamerlo.

 

El vídeo del experimento muestra a los perros en esta fase del entrenamiento.

En la esquina superior izquierda, aparece un punto amarillo. Cuando el perro toca el punto con la nariz, sale un premio de un tubo que sobresale bajo la pantalla. Hay paneles dispuestos a ambos lados de la pantalla para evitar que el perro se distraiga. A continuación, el punto se desplaza a una posición diferente en la pantalla y cuando el perro lo toca, se dispensa de nuevo un premio.

En la etapa final, se presentan dos estímulos a los perros. Cuando escogen el correcto, reciben una recompensa. Cuando se equivocan, la pantalla se pone en blanco antes de repetir el mismo ejercicio.

«El hecho de que los perros más viejos pudieran aprender tareas tan abstractas y a veces difíciles fue muy alentador», afirmó Lisa Wallis, autora principal de un estudio sobre la investigación publicada en la ACM Digital Library.

Calculando los resultados

Para evaluar si el juego mejoraba la calidad de vida de los perros, los investigadores dependían de los comentarios de sus dueños. No se tomaron medidas psicológicas ni neurológicas y Wallis insiste en que su investigación con juegos cognitivos todavía está en las primeras fases.

El estudio señala que de los más de 100 perros estudiados, solo seis abandonaron el programa voluntario.

Algunos dueños viajaban más de una hora en coche para llegar a los laboratorios y algunos incluso venían dos veces por semana. Tras varias visitas, los dueños dijeron estar sorprendidos al ver lo bien que progresaban sus perros y mencionaron el entusiasmo de sus perros cuando empezaban a ver que se acercaban sus sesiones semanales de entrenamiento.

Aunque los investigadores esperan que el juego fortalezca el vínculo entre perros y dueños, se usó un ordenador para simular el juego porque, a diferencia de las personas, el mecanismo según de recompensa es más coherente. Un humano, por ejemplo, puede no estar de humor para jugar con su mascota o puede darle recompensas distintas.

Wallis ve el potencial de que todos, de científicos a perreras, usen los datos recopilados por el laboratorio para evaluar la función cognitiva de cada perro.

Más adelante, el estudio señala que se podría usar el juego en una pantalla táctil en casa para mejorar el bienestar de un perro.

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    Los perros más ancianos son más proclives a sufrir Síndrome de Disfunción Cognitiva, una enfermedad canina que se ha comparado con el alzhéimer. Con una forma temprana de detectar el deterioro cognitivo, Wallis dice que los veterinarios podrían ganar tiempo para tratar a los perros y evitar un deterioro mayor.

    Aunque muchos de los resultados publicados eran cualitativos, Wallis dice que el laboratorio planea medir si la pantalla táctil puede reducir el cortisol (la hormona del estrés) en los perros y aumentar su dopamina (la sustancia química responsable del placer).

    Los científicos no pueden afirmar de forma concluyente que los juegos cognitivos en pantallas táctiles generen una mejora neurológica, pero la información de carácter anecdótico de los dueños es prometedora.

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