Descubierto un dinosaurio con armadura que vivió hace 75 millones de años

La nueva especie vivió en el actual sur de Utah en un monumento nacional en peligro.

Por Michael Greshko
Publicado 23 jul 2018, 16:54 CEST
Randy Johnson
Randy Johnson, paleontólogo voluntario en el Museo de Historia Natural de Utah, prepara con cuidado un fósil en el museo en Salt Lake City. NHMU/Mark Johnston
Fotografía de Mark Johnston, The Natural History Museum Of Utah In Salt Lake City

Hace más de 75 millones de años, un dinosaurio herbívoro con armadura vivió y murió en un continente perdido llamado Laramidia. Ahora, se han hallado sus restos en el sur de Utah, en uno de los monumentos nacionales que el gobierno de Trump pretende reducir.

En un estudio publicado el jueves pasado en Peer J, los paleontólogos han bautizado a una nueva especie de anquilosáurido, Akainacephalus johnsoni  («cabeza espinosa de Johnson»), a partir de los fósiles descubiertos en el monumento nacional Grand Staircase-Escalante, en Utah. Los restos hallados son el cráneo y partes del esqueleto del animal, incluida la maza ósea de su cola. El rasgo más distintivo del dinosaurio son unas protuberancias óseas en el cráneo, similares a pirámides.

El dinosaurio vivió y murió en un continente que ya no existe. Entonces, el mar interior convirtió el oeste de Norteamérica en un continente propio, que los científicos denominan Laramidia. El continente subtropical se parecía al actual Mississippi: húmedo, exubertante y atravesado por ríos.

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El Akainacephalus johnsoni, del sur de Laramidia, parece guardar más relación con los anquilosáuridos de Asia que con los que vivían en el norte de Laramidia. De ser así, es probable que los anquilosáuridos se extendieran desde Asia a Laramidia en varias ocasiones, esparciéndose por el continente perdido y formando poblaciones distintas en el norte y en el sur.

Los investigadores también aprovecharon el descubrimiento para reconocer el duro trabajo de los preparadores de fósiles, que extraen meticulosamente los huesos de la roca que los contiene. El nombre de esta especie homenajea a Randy Johnson, el preparador de fósiles voluntarios del Museo de Historia Natural de Utah que pasó miles de horas limpiando el cráneo y la mandíbula inferior del dinosaurio.

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    Reconstrucción del nuevo dinosaurio con armadura Akainacephalus johnsoni.
    Fotografía de Andrey Atuchin, por cortesía del Museo de Naturaleza y Ciencias de Denver

    «Solo cuando los fósiles llegaron al museo y Randy Johnson preparó el cráneo supimos que teníamos entre manos un animal singular», afirma por email el líder del estudio Jelle Wiersma, candidato a doctor en la Universidad James Cook.

    Monumentos abundantes en fósiles, desmantelados

    El hallazgo hace hincapié en el abundante registro fósil de los monumentos nacionales del sur de Utah, Grand Staircase-Escalante y Bears Ears, pese a la pretensión del gobierno de Trump de reducir ambos monumentos en un 46 y un 85 por ciento, respectivamente, lo que supone un retroceso sin precedentes en la protección de terrenos públicos.

    El yacimiento donde se encontraba el Akainacephalus está dentro de las fronteras inferiores propuestas para el monumento. Sin embargo, la reducción de los límites excluiría otros depósitos cercanos que se sabe que contienen fósiles de reptiles marinos y dinosaurios con cuernos.

    La zona que contiene el Akainacephalus, denominada meseta de Kaiparowits, está en el foco de un tira y afloja entre los paleontólogos y los intereses mineros. Esa zona de más de 400.000 hectáreas contiene lechos abundantes en fósiles y unas 62.000 millones de toneladas de carbón. Los científicos temen que, si estos terrenos pasan a depender de una gestión menos restrictiva, se destruyan fósiles irremplazables antes de ser identificados.

    «La incorporación del Akainacephalus johnsoni [al Grand Staircase-Escalante] demuestra la importancia de proteger estos recursos paleontológicos inestimables para los científicos y el público general por igual», afirma Wiersma. «Los ciudadanos de Estados Unidos y del resto del mundo tienen derecho a aprender y a disfrutar del conocimiento y la importancia de estos nuevos hallazgos fósiles».

    Para dicho fin, la Sociedad de Paleontología de Vertebrados demandó al gobierno de Trump en diciembre de 2017 por el desmantelamiento de los monumentos. Desde entonces, el caso de la organización se ha combinado con demandas presentadas por grupos medioambientales y tribus nativo americanas locales. Esta demanda conjunta sigue adelante.

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