¿Por qué los lémures «cultivan» sus propios jardines?

Los primates, originarios de Madagascar, crean plantaciones de plantas frutales que les benefician de varias formas, según un nuevo estudio.

Por Diana Crow
Publicado 20 jul 2018, 13:09 CEST
Un lémur ratón gris rojizo
Un lémur ratón gris rojizo posa en un árbol en la reserva de Berenty, Madagascar.
Fotografía de Juniors Bildarchiv, Alamy

Los diminutos primates de Madagascar crean «jardines» accidentales con sus heces, según afirma un nuevo estudio.

Los lémures ratón grises rojizos, que viven en clanes matriarcales de hasta una docena de individuos, tienden a defecar cerca de su hogar, en aglomeraciones de matorrales secos. Al hacerlo, estos animales del tamaño de una ardilla plantan sin saberlo las semillas de sus plantas frutales favoritas.

«No cabe duda de que no saben lo que hacen», afirma el coautor del estudio Fabien Génin, de la Universidad Nelson Mandela, y sin embargo se benefician de ello: los grupos familiares usan estos jardines como espacios vitales y criaderos, así como fuentes de alimento durante la estación lluviosa.

Las matriarcas defienden sus preciadas plantas ahuyentando a machos desconocidos, según el estudio, publicado recientemente en el Biological Journal of the Linnean Society.

Plantas desiguales

Génin advirtió por primera vez la inusual combinación de plantas frutales mientras estudiaba a los lémures ratón grises rojizos —una de las 18 especies de lémur ratón de la isla— a principios de la década del 2000.

En zonas frecuentadas por lémures, observó que viñas de muérdago y árboles adaptados a la sequía con hojas con espinas poco similares siempre crecían codo con codo. No se podía prever estos grupos de plantas basándose en la luz solar, el tipo de suelo o los nutrientes disponibles; los lémures eran el denominador común. Todas estas plantas producen bayas y frutos nutritivos de colores que atraen a los lémures ratón.

Intrigado, Génin y Hajarimanitra Rambeloarivony, estudiante de posgrado de la Universidad de Fort Hare, pasaron cientos de noches a lo largo de 12 años en los bosques secos de la reserva de Berenty, siguiendo a los lémures y registrando lo que comían, dónde dormían y con qué lémures interactuaban.

Un lémur ratón mastica una planta de su «jardín».
Fotografía de Hajarimanitra Rambeloarivony

Al final, Génin y Rambeloarivony identificaron cuatro clanes con áreas de jardín.

Aunque los jardines solo producen frutos durante la estación lluviosa, son fundamentales para la sociedad del lémur ratón gris rojizo durante todo el año. Los machos abandonan sus bosques, pero las hembras heredan las zonas de jardín en las que nacen.

«Pasan toda la vida en estos jardines», explica Génin. Pasan gran parte de ese tiempo dormitando en las ramas de árboles que probablemente fueron sembrados por otros lémures.

Un jardín de infancia para lémures

Los jardines también hacen las veces de «guarderías». En lugar de llevar a sus bebés en largas y arriesgadas caminatas en busca de comida, los lémures ratón grises rojizos dejan a sus crías en casa, bajo la mirada protectora de las hembras de su familia.

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    Cuando los jóvenes están listos para salir al mundo, suelen hacerlo dentro del refugio del jardín.

    Es probable que este sistema tenga beneficios para las plantas. Cuando los científicos recogieron semillas de las heces de los lémures y las analizaron comparándolas con semillas extraídas directamente de la fruta fresca, descubrieron que algunas especies de jardín tienen más probabilidades de germinar tras pasar por el tracto digestivo de un lémur ratón.

    Los científicos no están del todo seguros de por qué las semillas parcialmente digeridas brotan con mayor facilidad, pero sospechan que la digestión se libra de las cubiertas duras de las semillas u otros productos químicos que retrasan la germinación.

    Ingenieros del ecosistema

    Madagascar solo tiene cinco aves nativas que dispersan semillas, de forma que sus 101 especies de lémur han asumido la crucial carga de extender las semillas y mantener la salud del bosque.

    Kim Valenta, ecóloga evolutiva de la Universidad de Duke que no participó en el estudio, afirma que los jardines de lémures también son un ejemplo de cómo los animales pueden modificar sus propios hábitats sin darse cuenta.

    «Si estuvieras en un campamento mucho tiempo, en el campo, y tiraras los restos de fruta, de comida, justo frente a tu campamento, acabarías plantando sin darte cuenta unas cuantas semillas de tus especies [de fruta] favoritas», afirma Valenta.

    Como dice Rambeloarivony, «los lémures son como agricultores naturales».

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