¿Puede olerse la debilidad? Los lémures sí pueden

El olor personal de un lémur de cola anillada herido desciende, y otros lémures lo interpretan como una señal de que pueden arrebatarle parejas o territorio.

Por Liz Langley
Publicado 20 jul 2018, 14:26 CEST
Lémur de cola anillada
Cuando un lémur de cola anillada macho como este está herido, puede perder su posición social.
Fotografía de Cyril Ruoso, Minden Pictures, National Geographic Creative

Con un lémur no puedes ir de farol. 

Los humanos podemos poner la «cara de póker» para hacernos los duros, pero los lémures de cola anillada usan el olor para analizar a sus oponentes. Esto significa que estos primates del tamaño de gatos y originarios de Madagascar no pueden engañarse aparentando ser fuertes, sino que también tienen que oler fuerte.

¿Cómo huelen la debilidad en posibles rivales?

El olor de la debilidad

Los lémures de cola anillada machos y hembras tienen glándulas odoríferas en la zona genital, mientras que los machos también las tienen en muñecas y hombros, y cada una produce olores diferentes. Esta «eau de lémur» personalizada revela mucho sobre la salud de un lémur.

Un estudio de una década del Lemur Center de la Universidad de Duke ha descubierto que los lémures de cola anillada que sufren heridas reducen temporalmente su olor corporal característico, cuya producción es costosa. Esta pérdida crea una carencia que otros lémures pueden oler y aprovechar, según informaron los investigadores en junio en la revista Scientific Reports.

Los lémures viven en grupos sociales dirigidos por una hembra dominante, pero «tanto machos como hembras usan la agresividad y marcan el territorio con su olor para mantener su posición social», afirma la autora principal Rachel Harris, ecóloga conductual y química e investigadora posdoctoral en el Lemur Center de Duke durante el estudio.

Y los lémures son huesos duros de roer.

«Las hembras son dominantes y agresivas», explica Christine Drea, antropóloga evolutiva en Duke. Los machos luchan entre sí, las hembras luchan entre sí por el control, y las hembras luchan contra los machos «porque pueden. Son unas chicas cabreadas», afirma Drea.

Estos primates pugilísticos se lesionan durante las peleas y en otros accidentes en cautividad y en la naturaleza.

Este estudio analizó las secreciones genitales de 23 lémures del centro que habían resultado heridos, sobre todo en peleas, y comparó sus olores antes de la lesión, mientras estaban lesionados y tras haberse curado.

Una vez lesionados, «su firma olfativa descendía o desaparecía», afirma Drea.

Los lémures heridos pierden hasta un 10 por ciento de su olor, experimentando un atenuante general y perdiendo compuestos enteros de los cientos que forman parte de su olor.

Y en la tierra del lémur, el olor corporal o, mejor dicho, la falta de este, es un obstáculo para la vida social.

El precio del perfume

Drea explica que la posición social del lémur se ve reflejada en la calidad y la cantidad del olor. De forma que, para adelantarse a la competencia, un lémur marca árboles y ramas como suyas y marca también por encima de los olores que dejan otros lémures.

Los machos que detectaban una señal olfativa débil tenían más probabilidades de colocar su olor sobre un punto marcado previamente por un lémur herido que sobre uno marcado por un lémur sano. Esto sugiere que el macho que se adelanta ve al macho con un olor más leve como un competidor más débil. La capacidad del macho herido para marcar de nuevo también disminuiría.

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    Una disminución del olor en lémures macho salvajes o cautivos «podría tener graves consecuencias para la posición social del animal dentro del grupo», afirma Harris. «Los animales heridos podrían perder su alta posición social o perder acceso a reproducirse con posibles parejas».

    Los resultados sugieren que podría darse el mismo comportamiento en hembras, aunque no hay datos suficientes para estar seguros. Sin embargo, las hembras dan al olor tanta importancia como los machos.

    «Pueden existir más de 300 componentes diferentes en la marca olfativa de una hembra, en comparación con los 200 componentes de un macho», afirma Harris. Las hembras investigan minuciosamente las marcas de olor, según ella, probablemente para evaluar a sus rivales, «sobre todo a otras hembras».

    El estudio también confirma que para producir estos olores singulares hace falta mucha energía, como demuestra el hecho de que los animales heridos tengan que reducirlos mientras se curan.

    «Solo un animal fuerte y robusto puede pagar ese coste», afirma Drea.

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