Las poblaciones de efímeras de Norteamérica han descendido más de un 50% desde 2012

Las efímeras o cachipollas, que forman enjambres enormes visibles en los radares meteorológicos, están cayendo en picado, un reflejo de las dificultades que atraviesan los insectos en el mundo.

Por Douglas Main
Publicado 21 ene 2020, 12:05 CET
Hexagenia limbata
Una Hexagenia limbata recién nacida en una hoja en Minnesota. Las poblaciones de la zona alta de la cuenca del Misisipi han descendido un 52 por ciento entre 2012 y 2019.
Fotografía de Michael Francis, Earth Scenes, Nat Geo Image Collection

Cada verano, las efímeras o cachipollas salen en tropel de lagos y ríos y emprenden el vuelo por los cielos de Norteamérica. Estos insectos, que son particularmente abundantes en la cuenca septentrional del río Misisipi y los Grandes Lagos, viven en el agua en forma de ninfas hasta que se transforman en adultos voladores. Sincronizan su aparición para formar enjambres enormes de hasta 80 000 millones de ejemplares, grupos tan gigantescos que a veces las retiran con quitanieves en localidades ribereñas.

Estas explosiones de insectos proporcionan alimento a una gran variedad de animales, como las aves, los murciélagos, las percas y otros peces de agua dulce de importancia comercial. Sin embargo, una nueva investigación demuestra que las poblaciones de efímeras están descendiendo. Según un estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, desde 2012 las poblaciones de efímeras han descendido más de un 50 por ciento en el norte del Misisipi y en el lago Erie, probablemente por la contaminación y las proliferaciones de algas.

«Nos ha sorprendido mucho observar un descenso año tras año. Fue muy inesperado», afirma Phillip Stepanian, autor principal y biometeorólogo de la Universidad de Notre Dame.

Explica que estos enjambres son tan grandes y densos que aparecen en los radares meteorológicos empleados para supervisar la lluvia y la nieve y, durante mucho tiempo, los meteorólogos han ignorado estas señales como un tipo de «ruido». Pero Stepanian, que se formó como meteorólogo, se dio cuenta de que estas señales podían aportar información útil sobre las poblaciones y los movimientos de animales como aves e insectos, entre ellos las efímeras.

Esta animación muestra un enjambre de efímeras saliendo del lago Erie a finales de junio. El enjambre tenía más de 2000 millones de individuos, según las mediciones del radar meteorológico.

En el trabajo, Stepanian y sus colegas emplearon radares para estimar las poblaciones de efímeras. Validaron el método comparando las estimaciones con las poblaciones de ninfas de efímera halladas en los sedimentos del fondo de los ríos y los lagos.

El estudio reveló que entre 2015 y 2019, las poblaciones del género Hexagenia habían descendido la friolera de un 84 por ciento en el oeste del lago Erie. En la cercana cuenca septentrional del río Misisipi, habían descendido un 52 por ciento entre 2012 y 2019.

La reducción de estas poblaciones es relevante porque los insectos son un eslabón importante en la cadena trófica, ya son la presa de una gran variedad de predadores. También transfieren una gran cantidad de nutrientes del agua a la tierra, un servicio ecológico de gran valor.

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    Las efímeras tienen dos mudas. Cuando emergen y se transforman de ninfas a subadultos, se posan cerca de la orilla o en objetos como este poste en Cleveland, Ohio. Horas después, se secan y vuelven a mudar, convirtiéndose en adultos. Vuelan al atardecer para aparearse y mueren.
    Fotografía de Phillip Stepanian

    «Las efímeras ejercen funciones fundamentales en ecosistemas acuáticos y terrestres. Debido a su importante papel como presas, la reducción de sus poblaciones puede tener un efecto dominó en los consumidores en toda la cadena trófica», afirma Jason Hoverman, ecólogo de la Universidad de Purdue que no participó en el trabajo.

    Un descenso preocupante

    Existen varias explicaciones para este descenso. Primero, los niveles de neonicotinoides han aumentado en los últimos años en el lago Erie y en muchos sistemas de agua dulce en la región del Medio Oeste de Estados Unidos. Los niveles de estos productos químicos, que son tóxicos para muchos insectos, en los afluentes de los Grandes Lagos se han medido a niveles 40 veces más altos que los niveles de protección establecidos por los Parámetros de Vida Acuática de la Agencia de Protección Medioambiental de los Estados Unidos, según un estudio de 2018.

    En segundo lugar, el lago Erie se ha visto particularmente afectado por las proliferaciones de algas, provocadas por la escorrentía de fertilizantes y otros contaminantes llenos de nutrientes. Estas proliferaciones pueden provocar «zonas muertas» sin oxígeno, que resultan tóxicas para las criaturas que habitan en el fondo, como las ninfas de efímera. En tercer lugar, las temperaturas del agua están aumentando ante el clima cambiante, lo que podría interferir en el ciclo vital del animal y disminuir la circulación de oxígeno en el lago.

    Según Kenneth Krieger, director emérito del Centro Nacional para la Investigación de la Calidad del Agua en la Universidad de Heidelberg que lleva años estudiando las efímeras del lago Erie, estos insectos sirven como indicador general de la calidad del agua. Por eso, según dice, su disminución es un motivo de preocupación.

    Los enjambres de efímeras pueden considerarse una molestia o algo mágico. Sus poblaciones proporcionan alimento a muchas criaturas, como peces o aves.
    Fotografía de Phillip Stepanian

    «Es probable que otras especies de insectos acuáticos estén sometidas a los mismos descensos por los mismos motivos. La consecuencia inevitable es el descenso de poblaciones de aves, ranas, murciélagos y peces insectívoros en dichas regiones», añade Francisco Sánchez-Bayo, ecólogo de la Universidad de Sídney en Australia.

    El apocalipsis de los insectos

    Por desgracia, las efímeras no están solas: varios estudios han puesto de manifiesto descensos alarmantes en las poblaciones de una amplia variedad de insectos. Un estudio publicado en abril en la revista Biological Conservation sugería que está disminuyendo el 40 por ciento de todas las especies de insectos y que podrían extinguirse en las próximas décadas.

    Los neonicotinoides son conocidos por su toxicidad para los insectos acuáticos y, según el estudio, las efímeras parecen ser particularmente susceptibles a ellos. Otro estudio reciente descubrió que el uso de neonicotinoides en un lago japonés había provocado el descenso de las poblaciones de invertebrados acuáticos y el posterior desplome de las poblaciones de dos especies de peces de importancia comercial que se alimentaban de ellos.

    En décadas anteriores, las poblaciones de efímeras han menguado y se han recuperado, pero el descenso continuo de estos últimos años resulta preocupante, según Hoverman.

    «Esta investigación se suma a la lista creciente de estudios que evidencian disminuciones considerables en poblaciones de insectos», afirma.

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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