Las nutrias están adaptándose a la vida urbana en Singapur

Una nueva investigación demuestra que, como muchas especies urbanas, estos mamíferos acuáticos cambian su comportamiento para encajar en su nuevo hogar.

Por Claire Turrell
Publicado 11 mar 2020, 14:52 CET
Nutrias
Las nutrias cruzan la calle mientras los turistas las fotografían cerca de los Jardines de la Bahía, un parque popular de Singapur.
Fotografía de Stefano Unterthiner

En una franja de hierba de la autopista, una nube de pelo castaño se mueve rápidamente y una cabecita aparece de vez en cuando para comprobar si hay peligro. Es una familia de siete nutrias que probablemente se dirijan a su madriguera en los Jardines Botánicos de Singapur. Los pasajeros de los coches no parecen prestar atención, ya que es probable que se hayan acostumbrado a ver a estos mamíferos carismáticos deambulando por la metrópolis de 5,7 millones de habitantes del Sudeste Asiático.

Dista mucho del panorama de hace 50 años, cuando los ríos de Singapur estaban plagados de cadáveres de animales putrefactos, basura y aguas residuales. Las nutrias lisas, autóctonas de la zona, habían desaparecido y corrían el peligro de extinguirse a nivel local. En 1977, el gobierno singapurense puso en marcha su campaña de limpieza de ríos y en 1998 las nutrias empezaron a volver a la isla tropical por sí solas.

Las crías de nutria se quedan con sus padres más tiempo que otras crías de nutria de otras poblaciones más rurales.
Fotografía de Stefano Unterthiner
Todas las familias de nutrias de Singapur tienen nombre. Aquí vemos a la familia Bishan cruzando una calle del centro.
Fotografía de Stefano Unterthiner

Ahora, al menos 90 nutrias que componen 10 familias prósperas viven en este estado insular y su población está aumentando gracias a las ricas fuentes de alimento (como los estanques de carpas) y la ausencia de depredadores. Estas criaturas de nueve kilos también se han adaptado bien a los espacios urbanos, crean madrigueras en puentes de hormigón y toman el sol en las franjas de arena que hay entre las losas de las aceras. (En un incidente gracioso, unas nutrias escalaron una escalera de metal de mantenimiento para salir de un canal.)

Pero el auge de las nutrias urbanas ha dado lugar a conflictos con los humanos. En 2015, los propietarios de las casas de la urbanización cerrada de la isla Sentosa informaron de que las nutrias habían vaciado sus estanques de carpas y un hotel de la misma zona perdió peces ornamentales por valor de 85 000 dólares singapurenses (54 000 euros) en ocho meses, según las noticias locales. En 2017, los medios informaron de que una nutria había mordido a una niña de cinco años en un parque natural, los Jardines de la Bahía.

En general, a los singapurenses les gustan sus vecinas descaradas pese a estos encuentros. A la hora de votar por una mascota que representara Singapur en la celebración de su día nacional en 2016, los ciudadanos votaron decididamente por la nutria. Ahora, las nutrias también tienen páginas de Facebook, entre ellas Ottercity, fundada por el fotógrafo Jeffery Teo.

Tras pasar la mañana pescando, la familia Bishan descansa en la orilla durante unas horas.
Fotografía de Stefano Unterthiner

«Hace cinco años, la gente aún sabía muy poco sobre las nutrias. Pero si ahora preguntas por las nutrias a los singapurenses, no solo podrían decirte a qué especie son, sino a qué familia pertenecen y cuántas cría tiene la familia», afirma Teo.

Conforme se intensifica el interés de la ciudadanía por las nutrias urbanas, también lo hace la investigación científica, ya que los biólogos quieren comprender cómo encajan las nutrias urbanas en un paisaje tan bullicioso.

Philip Johns, biólogo del Yale-NUS College de Singapur, forma parte de un equipo que estudia a las nutrias urbanas y ha creado una aplicación, Otter Spotter, para que los lugareños informen de avistamientos. «Es una población muy sana. El único problema que prevemos por ahora es la falta de espacio para estos animales territoriales», afirma Johns.

Dicha investigación también podría ser una información crucial de cómo puede adaptarse la especie (distribuida por gran parte de Asia, de India a Malasia) a nuevos entornos.  Debido a la contaminación hídrica, la pérdida de hábitat y otros factores, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza considera a las nutrias lisas una especie vulnerable a la extinción.

 

Más tiempo con sus padres

Es probable que las nutrias repoblaran Singapur en los años 90, nadando por el estrecho de Johor desde Malasia. Ahora viven por toda la isla: de la zona agrícola de Kranji en el norte al distrito financiero de Marina Bay al sur, pasando por los cuidados Jardines Botánicos de Singapur en el centro.

Una mañana, mientras el sol sale tras los baobabs de los jardines botánicos, Johns señala una familia de nutrias (la misma que cruza la autopista) que busca comida entre los juncos. «Están empujando los peces hacia la orilla para que las crías aprendan a capturarlos», explica.

Este grupo de nutrias, que los singapurenses conocen como familia Zouk, revela nueva información sobre las vidas de las nutrias urbanas. Por ejemplo, aunque en general las nutrias son cazadoras hábiles, Johns y su equipo han descubierto que tener crías disminuye drásticamente la tasa de éxito de las nutrias Zouk a la hora de cazar, ya que tienen que pasar mucho tiempo enseñando a las crías a capturar comida.

Las nutrias de la familia Bisham reaccionan al ver un perro en la zona este de los Jardines de la Bahía. Los grupos locales intentan minimizar las interacciones negativas entre personas, mascotas y nutrias.
Fotografía de Stefano Unterthiner

«La tasa de éxito de las crías se sitúa en torno al 50 por ciento, mientras que la de los adultos se acerca más al cien por cien. Encajan el golpe, cambian su comportamiento cuando tienen crías. Es muy interesante», afirma.

Asimismo, el equipo ha descubierto que para enfrentarse a la falta de terreno disponible, las nutrias están cambiando su comportamiento; por ejemplo, viven más tiempo con sus padres.

Aunque la mayoría de las nutrias silvestres dejan su familia en torno a los dos años, las nutrias de Singapur se quedan con sus padres hasta los tres o los cuatro, mientras esperan a que se abra un territorio. «Es como alguien de 35 años que vive en el sótano de sus padres», bromea Johns.

En Marina Bay, las nutrias se alimentan de peces.
Fotografía de Stefano Unterthiner
Las crías de la familia Bishan, de solo unos meses, nadan tras sus parientes en busca de peces.
Fotografía de Stefano Unterthiner

La cantidad de espacio que necesita una nutria depende de la cantidad de alimento de la que se disponga, pero pueden mantener un territorio amplio. De hecho, un animal puede recorrer 14 kilómetros en un día. Una familia de nutrias lisas consta de progenitores monógamos, subadultos y entre cuatro y seis crías.

A la orilla del lago, dos perros con correa se dirigen hacia la familia Zouk. Las nutrias salen del agua y, de repente, las crías desaparecen. Johns me hace una señal y nos acercamos al borde del lago. Allí, entre las raíces de los árboles dos crías esperan a salvo a que sus padres les den el visto bueno.

Una vez reunida, la familia se dispone en formación en uve mientras nada por el lago.

La familia de nutrias Bishan es uno de los grupos más fotografiados de los 10 que hay en Singapur.
Fotografía de Stefano Unterthiner

La gestión de las nutrias

Aunque las nutrias parecen haber encajado en su entorno urbano, aún son objeto de amenazas, tanto naturales como humanas. Por ejemplo, los mamíferos comparten los cursos de agua con otro superdepredador, el varano acuático, que depreda crías de nutria.

La principal causa de muerte de las nutrias de Singapur son los atropellos, ya que fallecen entre cinco y seis animales cada año, según Bernard Seah, miembro del Otter Working Group, una coalición de trabajadores voluntarios, autoridades gubernamentales y académicos que supervisan a las nutrias y organizan programas de concienciación.

Los miembros del grupo colocan señales en la carretera y carteles educativos en los puntos con una alta concentración de nutrias, por ejemplo, e intentan gestionar los posibles conflictos. En 2016, una familia de nutrias cruzó la ruta de la maratón de Singapur y los voluntarios del Otter Working Group se apresuraron a advertir a los corredores de la presencia de las nutrias y se posicionaron a lo largo de la ruta para impedir que animales y corredores chocaran.

Ahora están adoptando los métodos del Otter Working Group (como congregar a varios tipos de ciudadanos para ayudar a las nutrias) en la isla Kinmen de Taiwán y en la capital malaya, Kuala Lumpur, que también albergan poblaciones proliferantes de nutrias urbanas.

Animales misteriosos

Para Sivasothi N, biólogo de la Universidad Nacional de Singapur, la llegada de la nutria a Singapur y su popularidad entre los residentes es un hecho positivo.

Cuando los animales reaparecieron en los cursos de agua de Singapur, eran tan desconocidos para la mayoría que «la gente pensaba que eran castores o focas», cuenta Sivasothi, que puso en marcha la página web OtterWatch para educar a los lugareños sobre estos nuevos habitantes.

A principios de los 90, recuerda haber viajado a Penang, en Malasia, para estudiar a la especie y haber caminado por los manglares durante horas con la esperanza de ver una sola nutria.

Ahora, para llevar a cabo esta investigación solo tiene que salir de su casa para ver a las criaturas juguetonas que viven a las mil maravillas en Singapur.

La familia Bishan nada en Marina Bay con el icónico perfil urbano de Singapur al fondo.
Fotografía de Stefano Unterthiner
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.
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