Estas son las mejores fotografías de fauna salvaje del 2020

El fotógrafo Sergey Gorshkov ha ganado el concurso Wildlife Photographer of the Year con la esperanzadora imagen de una tigresa siberiana en el Extremo Oriente ruso.

Por Natasha Daly
Publicado 14 oct 2020, 11:20 CEST

Una tigresa siberiana bañada por la luz moteada se levanta sobre las patas traseras y abraza un árbol viejo. Tiene los ojos cerrados y parece sonreír con la mejilla pegada a la corteza. Es un momento de pura belleza: los tigres siberianos se encuentran en peligro de extinción, pero este transmite una sensación de paz.

Por esta fotografía de un momento raro y fugaz titulada «The Embrace», el fotógrafo ruso Sergey Gorshkov ha sido el ganador absoluto del prestigioso concurso Wildlife Photographer of the Year, organizado por el Museo de Historia Natural de Londres.

«Es una escena sin parangón. Una imagen única de un momento íntimo en las profundidades de un bosque mágico», declaró Roz Kidman Cox, directora del grupo de jueces, en un comunicado de prensa. La fotografía de un animal que corre grave peligro de extinción viviendo un momento de tranquilidad «nos da esperanza», dijo Tom Littlewood, el director ejecutivo de ciencia del museo. «El singular poder emotivo de la fotografía nos recuerda la belleza del mundo natural y nuestra responsabilidad compartida de protegerlo».

Cuando Gorshkov se dispuso a fotografiar a un tigre siberiano en su hábitat natural utilizando una cámara trampa remota, supo que tenía pocas probabilidades de conseguir la foto deseada, según contó a los jueces del concurso. Se cree que solo quedan unos pocos cientos de tigres siberianos y sus áreas biogeográficas pueden tener una superficie de entre 230 y 1900 kilómetros cuadrados. Para decidir la ubicación de la cámara trampa, Gorshkov rastreó los terrenos del parque nacional Tierra del Leopardo, en el Extremo Oriente ruso, en busca de rastros de algún tigre, como marcas de olor, pelo, orina o arañazos. Cuando encontró un lugar que consideraba idóneo, colocó la cámara trampa frente a un abeto de Manchuria, una especie de edad madura autóctona de la región. Tardó 11 meses en sacar esta fotografía.

El concurso, que celebra su 56ª edición, consta de 17 categorías de fotografía de especies silvestres que incluyen comportamiento, fotoperiodismo y retratos de animales. Este año, el concurso recibió 49 000 inscripciones de fotógrafos de todo el mundo. Los jueces buscan innovación, narrativa y destrezas técnicas.

La finlandesa Liina Heikkinen, de 13 años, ha ganado la categoría Joven Fotógrafo de Fauna Salvaje, la otra máxima distinción del concurso, por su fotografía de un joven zorro devorando a un ganso mientras las plumas blancas salen volando en pleno banquete. La sacó en la isla de Lehtisaari, a las afueras de Helsinki.

La fotógrafa de National Geographic Kirsten Luce ganó el premio a la mejor foto periodística por su imagen de un oso polar cautivo que actuaba en un circo itinerante ruso. Luce y Heikkinen fueron las únicas mujeres ganadoras de las 17 categorías.

Tras las cámaras

Luce capturó la imagen del oso polar cuando documentaba el entretenimiento con animales salvajes cautivos en Rusia dentro de una investigación internacional sobre el turismo de animales salvajes del que informamos ella y yo en National Geographic en 2019. Cuando supimos del circo itinerante de osos polares, «enseguida cambiamos de plan para poder meter en nuestro itinerario un viaje de 36 horas a Kazán [en el sudoeste de Rusia], porque necesitábamos ver a los únicos osos polares amaestrados que existen», contó Luce.

El 3 de noviembre de 2018 vimos a cuatro osos polares con bozal actuando en un circo sobre hielo mientras sus adiestradores los controlaban con varas metálicas. Cogieron balones de baloncesto, bailaron y fingieron tocar instrumentos musicales sobre las patas traseras. Entre truco y truco, rodaban sobre el hielo, lo arañaban y lo lamían, aprovechando los pocos minutos de contacto.

Aunque para sacar esta foto no hubo que colocar cuidadosamente las cámaras trampa ni esperar durante meses, sí presentó obstáculos.

«Las principales dificultades de esta foto probablemente fueron muy distintas a las de otros fotógrafos, porque estaba sentada en un teatro», afirma Luce. Pagamos las entradas como cualquier otro miembro del público y la movilidad era limitada. «Tuve que hacerlo lo mejor que pude mientras fotografiaba con un teleobjetivo, a través de una red de seguridad azul, en un lugar fijo», cuenta.

«Sabía que la fotografía conmocionaría y sorprendería a nuestros lectores, porque los osos polares se consideran un símbolo icónico de la conservación», afirma Luce. Otras dos imágenes del reportaje de Luce también fueron finalistas de la misma categoría: unos elefantes posando con turistas en una playa tailandesa y unas belugas actuando en un circo itinerante en Rusia.

El fotógrafo Paul Hilton también fue el ganador de una de las categorías por su trabajo sobre la explotación de los animales salvajes. Su proyecto sobre el comercio internacional de especies silvestres, que incluye una fotografía de un mono encadenado en la trastienda de un mercado de aves de Bali, ha ganado la categoría «Mejor serie fotoperiodística».

«Mientras estas imágenes empiezan a circular más por redes sociales y por Internet, nos damos cuenta de que se produce un despertar en la mente de la gente», cuenta Luce. Estas fotos hacen que sea más difícil ignorar el sufrimiento de los animales salvajes para el uso humano.

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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