Estos son los ganadores del concurso Wildlife Photographer of the Year 2019

El fotógrafo chino Yongqing Bao ha recibido la máxima distinción del concurso del Museo de Historia Natural de Londres por una imagen muy expresiva de un zorro atacando a una marmota.

Por Natasha Daly
Publicado 16 oct 2019, 12:51 CEST

La marmota parece paralizada por el miedo, con las manos y la boca abiertas; el zorro se prepara para atacar. Es un imagen congelada del caos, el impulso y el terror: la naturaleza en esencia.

 

Por esta increíble preservación del momento previo al ataque, el fotógrafo chino Yongqing Bao ha sido el ganador del concurso Wildlife Photographer of the Year, según ha anunciado el Museo de Historia Natural de Londres.

Bao sacó la fotografía —titulada «The Moment»— en una pradera de la meseta del Tíbet. Esta meseta, que se encuentra a 4500 metros sobre el nivel del mar, suele denominarse «el techo del mundo». Las imágenes de la región «ya son bastante raras», declaró Roz Kidman Cox, director del panel de jueces, en un comunicado de prensa. «Pero haber capturado una interacción tan potente entre un zorro tibetano y una marmota —dos especies fundamentales para la ecología de esta región de pastizales de altura— resulta extraordinario».

Cruz Erdmann, de 14 años, ganó el Young Wildlife Photographer of the Year —la otra máxima distinción del concurso— por su fotografía submarina de un calamar de arrecife iridiscente. La sacó durante una inmersión nocturna en el estrecho de Lembeh, en Indonesia.

Este prestigioso concurso, que ya se encuentra en su 55ª edición, consta de 19 categorías de fotografía de vida silvestre que incluyen comportamiento, fotoperiodismo y retratos. Este año se presentaron a la competición 48 000 imágenes de fotógrafos de más de 100 países.

Cuatro de los galardones se concedieron a fotógrafos de National Geographic. David Doubilet fue el ganador de la categoría «bajo el agua» por su fotografía de una esquiva colonia de anguilas de jardín en el fondo del mar. Las anguilas, que salen en vertical de sus madrigueras en la arena, se parecen a un campo de plantas y fotografiarlas no es tarea fácil. «Cuando detectan tu presencia, desaparecen durante horas», cuenta Doubilet. «Desaparecen ante tus ojos como si fueran un espejismo submarino».

Doubilet consiguió fotografiar esta enorme colonia ocultando su cámara en el campo de madrigueras y escondiéndola tras un pecio. Cuando las anguilas salieron, disparó de forma remota. Tardó varios días en conseguir la imagen.

El fotógrafo Jasper Doest ganó en la categoría de «historia de fotoperiodismo» por sus imágenes de macacos japoneses explotados. Estos animales, antes venerados en Japón, se consideran una plaga y los entrenan para actuar ante el público. «Con esta serie quería que la gente empezara a replantearse su relación con los animales que nos rodean», cuenta Doest. Su historia se publicará en la revista National Geographic a principios de 2020.

Por la fotografía de un puma intentando cazar un guanaco, que apareció en un artículo de diciembre de 2018 sobre los depredadores de la Patagonia, Ingo Arndt ha compartido con Yongqing Bao el premio de la categoría «comportamiento de mamíferos». La imagen, sacada cuando ya llevaba siete meses rastreando a los pumas a pie, «fue la foto clave de esta historia», afirma Arndt. Indica que, aunque los guanacos son la presa principal de los pumas, nadie había fotografiado la cacería con tanto detalle. El guanaco, que pesaba el triple que el puma hembra, logró escapar.

El último premio para los fotógrafos de National Geographic se concedió a Charlie Hamilton James, ganador en la categoría de «fauna urbana» por su íntimo retrato nocturno de unas ratas en la ciudad de Nueva York.

«Ahora me llaman "el tío de las ratas"», afirma Hamilton James, que cuenta que ya le han llamado «el tío de las nutrias» por fotografiar nutrias en Yellowstone con cámaras trampa, «que es [un mote] mucho más agradable».

«Hacen lo que hacen las ratas y viven donde viven las ratas», dice sobre sus sujetos. Siguió a los roedores por las cloacas y las grietas de la ciudad durante meses. «Fue fascinante observar cómo cabían en las grietas de Nueva York a la perfección», cuenta Hamilton James, a quien le encanta fotografiar Nueva York de noche.

«Tras pasar un tiempo trabajando con ellas, empecé a respetarlas», afirma. «No diría que me encantan, pero sí que me gustan bastante».

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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