Esta preciosa ave cantora es mitad macho, mitad hembra

Un equipo de investigadores que anillaban aves en una reserva natural de Pensilvania descubrió a un picogrueso pechirrosado muy inusual.

Por Jason Bittel
Publicado 13 oct 2020, 13:14 CEST
Picogrueso pechirrosado con ginandromorfismo

Los investigadores atraparon a este picogrueso pechirrosado el la reserva natural de Powdermill en septiembre. El lado amarillo es hembra, el rojo, macho, algo denominado ginandromorfismo.

Fotografía de Annie Lindsay

Un equipo de investigadores que supervisaba las poblaciones de aves de la reserva natural de Powdermill, en Pensilvania, Estados Unidos, se topó con una sorpresa el 24 de septiembre: un picogrueso pechirrosado con unos colores extraños. Tenía las plumas escarlatas de un picogrueso macho en un lado de cuerpo y el plumaje amarillo canario propio de una hembra en el otro.

Cuando vieron la división de colores de esta ave cantora, enseguida les quedó claro que el picogrueso tenía lo que los científicos denominan ginandromorfismo bilateral. Es decir, era un animal cuya apariencia era mitad macho, mitad hembra.

«No había lugar a dudas», cuenta Annie Lindsay, directora del programa de anillado de aves en Powdermill.

Tras medirla, también descubrieron que el ala derecha del ave era ligeramente más larga que la izquierda, la diferencia habitual entre los picogruesos machos y hembras.

Aunque el ginandromorfismo solo quiere decir que un animal posee rasgos tanto masculinos como femeninos, los ginandromorfos bilaterales tienen un aspecto muy diferente porque dichos rasgos están divididos a la mitad en el cuerpo. La separación puede ser tanto interna como externa. Además, el ginandromorfismo bilateral no es lo mismo que el hermafroditismo, en el que un organismo tiene órganos genitales masculinos y femeninos, pero su aspecto exterior puede ser el de un macho o el de una hembra.

Aunque el hermafroditismo es natural en muchas criaturas, como las lombrices y los caracoles, el ginandromorfismo es raro y en aves parece ocurrir cuando las células no se dividen bien en las primeras etapas del desarrollo.

El ala derecha del ave es más larga y tiene plumas oscuras, características de los picogruesos pechirrosados macho. Su ala izquierda es más pequeña y parda, rasgos propios de las hembras. Las plumas de la cola también muestran esta división de colores.

Fotografía de Annie Lindsay

De hecho, desde que Powdermill empezó a mantener registros hace casi seis décadas, Lindsay explica que solo se han documentado cinco aves con posible ginandromorfismo de las casi 800 000 capturadas. La única ave con ginandromorfismo bilateral que Lindsay ha visto en los últimos 15 años también era un picogrueso pechirrosado.

«Creo que esta vez sabemos lo raro que es esto», afirma. «Ver cómo reaccionaban los demás me dio mucha alegría».

¿Uno entre un millón?

«Esa ave es bastante famosa», cuenta Danny Bystrak, biólogo del Laboratorio de Anillado de Aves del Centro Patuxent de Investigación de Especies Silvestres en Maryland, una rama del Servicio Geológico estadounidense que sirve de repositorio central de datos sobre las actividades de anillado de aves de todo el país.

Si nos remontamos a los registros de los últimos 15 años, las probabilidades de descubrir ginandromorfismo en una actividad de anillado de aves parecen ser «casi exactamente de una entre un millón», dijo Bystrak por email.

Pero esas probabilidades tienen una salvedad. Como dice Lindsay, no todas las especies de aves tienen machos y hembras con diferencias notables en el plumaje. Es probable que haya más ginandromorfos de lo que pensamos revoloteando por ahí.

Las colecciones de aves de los museos también arrojan luz sobre el fenómeno. A lo largo de su carrera, Steven Rogers, director de la colección de aves del Museo Carnegie de Historia Natural en Pittsburgh, Pensilvania, ha preparado unas 16 000 aves para las colecciones del museo. Para ello hay que secar y preservar las aves y tomar notas sobre el aspecto físico de cada espécimen, por dentro y por fuera, incluidos sus órganos genitales.

Entre los más de 27 000 especímenes del museo, Rogers halló registros de solo cuatro ginandromorfos, tres de ellos de aves de especies sin diferencias de color entre machos y hembras.

«La probabilidad de una entre un millón solo se aplicaría a las aves que muestran diferencias perceptibles», afirma Rogers. «Los cardenales, los picogruesos y otras similares».

Si se tienen en cuenta todos los ginandromorfos que están ocultos a plena vista, las probabilidades aumentan a 146 entre un millón.

Los misteriosos ginandromorfos

El descubrimiento de ginandromorfos siempre es noticia, como en los casos de un cardenal con ginandromorfismo bilateral en 2019 y de la abeja con ojos de macho y cuerpo de hembra descubierta este mismo año, pero el fenómeno es difícil de estudiar.

Bystrak señala que no ha encontrado registros de la recaptura de ningún ginandromorfo en una operación de anillado, así que se desconoce, por ejemplo, si las diferencias de color persisten tras la muda.

También está la incógnita de qué tipo de futuro tendrá ese picogrueso. Las aves hembra, al igual que los humanos, tienen dos ovarios, pero en aves cantoras solo funciona el izquierdo. Como el lado izquierdo del picogrueso parece ser hembra, Lindsay dice que es posible que el ave se reproduzca, aunque también tendría que comportarse como una hembra para atraer a un macho.

No se sabe mucho sobre el comportamiento de los ginandromorfos, pero en 2009 y 2010, un equipo científico logró observar a un cardenal norteño con ginandromorfismo bilateral en Illinois y anotó que parecía haber sobrevivido hasta la adultez sin dificultades. Con todo, nunca observaron al cardenal cantando ni vocalizando, ni tampoco lo vieron con una pareja.

Al final, quizá nunca sepamos qué le deparará el futuro al picogrueso, que es un ave migratoria. Fue liberado el mismo día que lo atraparon y ahora mismo podría estar en Sudamérica.

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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