La mayor incautación de monos traficados arroja luz sobre una red de contrabando africana

Los 25 monos capturados en la República Democrática del Congo y confiscados por las autoridades de Zimbabue iban a exportarse desde Sudáfrica.

Por Rachel Fobar
Publicado 22 dic 2020, 11:53 CET
Mangabeyes de vientre dorado

Doce mangabeyes de vientre dorado en peligro de extinción y otros 13 monos fueron incautados por las autoridades de fauna salvaje de Zimbabue en septiembre. Serán trasladados a un refugio en su país de origen, la República Democrática del Congo, y al final podrían liberarlos de nuevo en el medio natural.

Fotografía de Peter Chadwick, Hemmersbach Rhino Force

Durante un control fronterizo habitual a principios de septiembre, las autoridades de fauna silvestre de Zimbabue confiscaron 25 monos jóvenes enjaulados en la parte trasera de un camión que estaba entrando al país desde Zambia e iba camino de Sudáfrica.

Los agentes, con la Autoridad de Gestión de Parques y Fauna Silvestre de Zimbabue (ZimParks) supieron enseguida que algo iba mal porque los animales no eran autóctonos del país y detuvieron a los cuatro hombres que viajaban en el camión.

«Estaban contrabandeando a los monos», afirma Tinashe Farawo, portavoz de ZimParks. «Intentaron sobornar a algunos de los agentes en la frontera».

Hasta la fecha, esta es una de las mayores incautaciones de primates comercializados ilegalmente en África, según la Pan African Sanctuary Alliance (PASA), una coalición de 23 centros y refugios para animales salvajes por todo el continente cuya sede está en Estados Unidos. El caso arroja luz sobre una conocida ruta de contrabando de primates vivos por carretera desde la RDC a través de Zambia y Zimbabue y hasta Sudáfrica, señala Jean Fleming, directora de comunicaciones de PASA.

Es probable que miles de animales, entre ellos cientos de primates, se comercialicen ilegalmente a lo largo de esta ruta cada año, explica Adams Cassinga, explorador emergente de National Geographic y fundador de la organización de investigación de delitos contra especies silvestres Conserv Congo. Describe la RDC como la zona cero del tráfico de fauna silvestre y apunta que los primates son particularmente vulnerables, porque tanto los grandes simios como los primates más pequeños están muy demandados por su carne, para el comercio de zoológicos y para el comercio de mascotas.

Los monos confiscados son autóctonos de la República Democrática del Congo (RDC): 12 mangabeyes de vientre dorado, dos cercopitecos de L'Hoest, dos lesulas, dos mangabeyes de mejillas grises, cinco cercopitecos de nariz blanca y dos monos de Allen. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, la autoridad mundial sobre el estado de conservación de los animales salvajes y las especies en peligro de extinción, clasifica a la mayoría de las especies antedichas como vulnerables o en peligro de extinción.

Los detenidos, ciudadanos de la República Democrática del Congo, Zambia y Malaui, fueron condenados por tráfico de especies silvestres y ahora cumplen penas de seis meses de cárcel en la prisión de Karoi, en el norte de Zimbabue. Los traficantes dijeron a los agentes de ZimParks que iban a transportar a los animales a Sudáfrica. Mientras tanto, los monos están siendo atendidos por un grupo llamado Chirundu Anti-Poaching Project en un lugar secreto en Chirundu, un pueblo cerca de la frontera entre Zimbabue y Zambia, hasta que los animales puedan ser trasladados a un refugio.

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    Los 25 monos confiscados —incluido el mangabey de vientre dorado que aparece en la foto— están en unas jaulas temporales en Chirundu, cerca de la frontera entre Zimbabue y Zambia.

    Fotografía de Peter Chadwick, Hemmersbach Rhino Force

    Según Gregg Tully, director ejecutivo de PASA, es probable que los 25 monos estuvieran destinados a zoológicos de China. Con el crecimiento de la clase media china, también ha aumentado el número de zoos privados en el país, que ansían exhibir primates africanos.

    Se estima que se han abierto casi un centenar de zoológicos en los últimos cinco años, según Dave Neale, director de bienestar animal de Animals Asia, una organización de bienestar animal con sede en Hong Kong.

    El Ministerio de Vivienda y Desarrollo Urbano y Rural de China establece códigos de bienestar para los zoológicos del país, pero muchas instalaciones «funcionan en violación de estas regulaciones nacionales», según un informe de 2018 de Ape Alliance, un grupo que quiere combatir el comercio de grandes simios.

    El Ministerio de Vivienda y Desarrollo Urbano y Rural no respondió a nuestras preguntas.

    Un «caso decisivo»

    «Veinticinco animales es mucho, no es un acto aleatorio», afirma Fleming. «Es una iniciativa organizada para conseguir traspasar las fronteras con muchos animales en un camión». Añade que las cuatro condenas hacen de este un «caso decisivo».

    Cassinga señala que la RDC no solo es el origen de las especies silvestres comercializadas ilegalmente, sino también una importante zona de tránsito de animales africanos víctimas de tráfico. Comparte nueve fronteras con otros países y estas son muy porosas y están poco vigiladas.

    «Tenemos fronteras muy largas y una de las agencias de seguridad más débiles del mundo», explica Cassinga. Si alguien trata de escapar de las fuerzas de la ley en la RDC, «puede desaparecer fácilmente».

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      Los mangabeyes de mejillas grises, como el ejemplar salvaje de la foto, en Ruanda, figuraban en el grupo de monos confiscados en septiembre en camino a Sudáfrica desde la República Democrática del Congo.

      Fotografía de Ole Jorgen Liodden, Nature Picture Library

      Los cercopitecos de L’Hoest, como este ejemplar joven cautivo en los Países Bajos, también formaban parte del grupo. Los cercopitecos de L'Hoest y mangabeyes de mejillas grises están clasificados como especies vulnerables.

      Fotografía de Jürgen & Christine Sohns, Alamy

      Cassinga dice que, después de los pangolines y los elefantes, los grandes simios son los animales más buscados por los cazadores furtivos. La RDC alberga a tres de las especies más valiosas: chimpancés, gorilas y bonobos. Según un informe de Naciones Unidas, una media de más de 3000 grandes simios desaparecieron de los bosques de África y Asia cada año entre 2005 y 2011. La demanda de primates más pequeños, como la mayoría de los monos confiscados en Zimbabue, también es muy elevada; su tamaño facilita esconderlos y transportarlos, indica Cassinga.

      La RDC tiene muchos «animales increíbles, animales endémicos que no se pueden encontrar en ninguna parte del mundo», señala Franck Chantereau, presidente y fundador del JACK Chimpanzee Sanctuary, un centro de rescate en Lubumbashi para crías de chimpancés y gálagos que se han quedado huérfanas por el comercio ilegal. «El país está perdiendo animales a una velocidad pasmosa», dice. El refugio, miembro de PASA, ha acordado proporcionar un hogar a los monos confiscados, que deberían llegar en los próximos días.

      “La República Democrática del Congo «está perdiendo animales a una velocidad pasmosa».”

      por FRANCK CHANTEREAU, PRESIDENTE Y FUNDADOR DEL JACK CHIMPANZEE SANCTUARY

      Chantereau tiene la teoría de que, como los 25 monos son jóvenes, podrían haber sido víctimas de una organización delictiva dedicada al contrabando de carne de animales silvestres, como muchos de los chimpancés huérfanos de su refugio. A los cazadores furtivos se les paga para matar animales adultos por su carne, y sus crías, que no tienen más de medio kilo o un kilo de carne, son traficadas para el comercio de mascotas o de zoológicos.

      Los representantes del Instituto Congoleño para la Conservación de la Naturaleza, que gestiona los parques nacionales y se encarga de salvaguardar a las especies protegidas, no respondieron a las preguntas sobre el tráfico de primates en la RDC.

      Un centro de exportación ilegal

      Smaragda Louw, directora de Ban Animal Trading (BAT), una organización sudafricana que defiende los derechos de los animales, explica que, aunque los cuatro hombres detenidos en septiembre dijeron a los funcionarios de ZimParks que se dirigían a Sudáfrica, se desconoce el destinatario del cargamento. Louw es la coautora de un informe de 2020 sobre el comercio de animales salvajes vivos entre Sudáfrica y China, elaborado en colaboración con la EMS Foundation, otro grupo de conservación del país.

      Louw señala que Sudáfrica es un centro para la exportación ilegal de animales salvajes vivos y partes de animales, desde primates y loros yacos hasta huesos de leones, reptiles y jirafas. China es un gran mercado, pero otros países asiáticos, como Bangladés y Pakistán, también son destinos de este tráfico.

      El contrabando ha ocurrido durante décadas. Por ejemplo, a principios de la década del 2000, cuatro gorilas occidentales de llanura conocidos como «los Cuatro de Taiping» fueron capturados ilegalmente en Camerún, enviados a través de Sudáfrica y acabaron en el Zoo de Taiping, en Malasia. Al final, los animales fueron devueltos a Camerún.

      En agosto de 2019, un grupo de 18 chimpancés del Hartbeespoort Snake and Animal Park, cerca de Pretoria, fue vendido al Parque de Animales Salvajes de Pekín, China, según el informe de BAT y la EMS Foundation.

      En los permisos de exportación, los chimpancés estaban catalogados como «criados en cautividad», pero según el informe, Sudáfrica no tiene instalaciones de cría de chimpancés registradas y «no se dispone de pruebas para confirmar que los chimpancés... no fueron capturados en el medio natural e importados ilegalmente a Sudáfrica». Los chimpancés no son autóctonos de Sudáfrica, ya que solo viven en África central y occidental.

      Buscando gorilas con Ronan Donovan

      Según el informe, entre 2016 y 2019 se exportaron a China al menos 5035 animales salvajes desde Sudáfrica. Muchos de los destinos chinos que figuran en los permisos de exportación «son pura ficción», afirma. O bien no existían, o no se pudieron encontrar o no eran los que decían los exportadores. Algunos, por ejemplo, eran edificios de oficinas y hoteles.

      «Un desastre majestuoso»

      Según Louw, la razón del auge del negocio de la exportación desde Sudáfrica se reduce a la desorganización y la falta de supervisión.

      Para enviar muchas especies de primates al extranjero de forma legal, los exportadores deben obtener un permiso en virtud de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), un acuerdo entre varios países que regula el comercio mundial de especies silvestres.

      A diferencia de la mayoría de los países, es cada una de las nueve provincias de Sudáfrica, y no el gobierno nacional, quien emite sus propios permisos de exportación de CITES. Además, todo se hace en papel. «En Sudáfrica carecemos de una base de datos de permisos centralizada», dice Louw. «Todo está en archivos, y en cajas… Es un desastre majestuoso».

      Facilita el comercio ilegal, dice, porque los traficantes pueden reutilizar permisos de exportación antiguos, cambiando información como la dirección del exportador o la especie del animal. «No hay forma de verificar si ese permiso se ha utilizado antes», dice.

      El Departamento de Medioambiente, Silvicultura y Pesca de Sudáfrica «no tiene conocimiento de ningún problema» con su sistema de permisos de CITES en papel, escribió el director de comunicación Albi Modise en un correo electrónico. Es inexacto decir que el sistema de permisos de Sudáfrica facilita el tráfico, porque «una vez se ha utilizado un permiso, no se puede reutilizar, ya que se cancelará en el punto de entrada».

      Estos monos de Allen, en el zoológico de San Diego en 2006, fueron rescatados del comercio ilegal de carne de animales salvajes en la República Democrática del Congo. Dos ejemplares de esta especie también se encontraban entre el grupo de monos rescatados en septiembre.

      Fotografía de Denis Poroy, AP Photo

      Aunque se detenga a los contrabandistas, no se les impide necesariamente que obtengan permisos de exportación en el futuro, señala Louw. Por ejemplo, un comerciante de reptiles sudafricano llamado Beric Muller fue declarado culpable de contrabandear ranas a Taiwán sin los permisos de exportación necesarios, pero tras pagar una multa siguió solicitando y recibiendo permisos de exportación, según Louw.

      Explica que las regulaciones internacionales no exigen que los países exportadores verifiquen que la dirección de destino sea legítima. Esto significa que los animales salvajes en peligro de extinción pueden acabar en parques de atracciones, circos y laboratorios. Eso viola el requisito de la CITES de que determinadas especies protegidas no se comercialicen con fines principalmente comerciales, dice Louw.

      Depende de las autoridades del país importador asegurarse de que el centro de destino sea adecuado, escribió por correo electrónico Francisco Pérez, portavoz de CITES. Se requieren permisos de importación para las especies a las que la CITES concede el máximo nivel de protección, entre ellas todos los grandes simios. Para las especies con los niveles de protección mínimos, no se necesitan permisos de importación, lo que significa que no es obligatorio que ninguno de los dos países verifique el destino.

      Cuando los investigadores de BAT y la EMS Foundation investigaron los destinos que figuraban en los permisos de exportación de muchos de los animales vivos enviados desde Sudáfrica entre 2016 y 2019, descubrieron que muchos de los destinos no eran legítimos.

      Algunos zoológicos de China, por ejemplo, adquirieron animales en peligro de extinción para exhibirlos principalmente con fines comerciales. Otros animales terminaron en granjas de cría, donde desaparecieron en un «agujero negro», dice Louw.

      Modise negó que el departamento hubiera emitido permisos que violaran las regulaciones de la CITES. No existe «ninguna herramienta legal que dote a Sudáfrica, como país exportador, de la capacidad de supervisar el cumplimiento de [la CITES] en los países importadores», explicó Modise. «Depende de los países importadores garantizar que cuentan con legislaciones nacionales».

      «Los afortunados»

      Me «partía el corazón» que nadie más pudiera acoger a los 25 monos confiscados, dice Franck Chantereau, del JACK Chimpanzee Sanctuary. Aunque eran especies con las que no estaba familiarizado y le faltaban dinero y espacio, sabía que tenía que intervenir.

      Chantereau recaudó dinero para construir cuatro jaulas, cada una de aproximadamente seis metros de altura, y tres recintos al aire libre con hierba y árboles para que los monos exploren.

      Se espera que lleguen pronto a Lubumbashi, pero es probable que el refugio sea solo un hogar temporal. Explica que, cuando los monos sean mayores y más fuertes, las autoridades de la RDC aprobarán su liberación en el medio natural.

      Llama a estos monos «los afortunados». Pero Chantereau se pregunta qué ha pasado con las demás víctimas, las que no tienen una segunda oportunidad.

      «¿Qué pasa con los miles de monos que llegan cada mes a la capital de Kinsasa... sólo por la carne de animales salvajes?», pregunta. «Vamos a vaciar el bosque para siempre».

      Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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