El boca a boca de estos coloridos peces no salva vidas

Los peces de colores llamados blenias o tubícolas chuscos mantienen increíbles (y misteriosos) enfrentamientos en los que abren sus bocas fluorescentes.

Por Carolyn Wilke
Publicado 17 oct 2022, 11:03 CEST
Una blenia protege su hogar realizando una versión exagerada de una exhibición de boca abierta mientras ...

Una blenia protege su hogar realizando una versión exagerada de una exhibición de boca abierta mientras ahuyenta a un intruso. Cuando el pez abre la boca, se pueden ver un par de músculos en la boca que pueden indicar al otro pez su capacidad para morder con fuerza.

Fotografía de Watcharapong Hongjamrassilp

Cuando se reúnen, los blenias pueden llegar a ser muy bocazas. Estos peces de ojos saltones y labios brillantes suelen abrir sus gigantescas mandíbulas para mostrar los colores psicodélicos que salpican el interior de sus bocas. Y pueden llegar a pelearse.

"Esta especie tiene una boca muy ancha, lo que significa que podría haber evolucionado para tener alguna función especial", dice Watcharapong Hongjamrassilp, biólogo de la Universidad Chulalongkorn de Bangkok (Tailandia) y explorador de National Geographic. Son capaces de abrirse tanto gracias a sus mandíbulas especiales, que pueden extenderse mucho más allá de la cara, a diferencia de las de la mayoría de los peces.

Pero no estaba claro por qué estas criaturas tienen bocas tan amplias ni para qué las utilizan. Ahora, una nueva investigación publicada el 6 de octubre en Ecology sugiere que estas exhibiciones pueden anunciar el tamaño y la forma física de un macho y ayudar a prevenir peleas físicas que podrían causar lesiones.

(Relacionado: La épica historia del humilde pez rojo)

Batallas en el refugio

Con sus brillantes colores, los blenias (Neoclinus blanchardi) recuerdan a los pavos reales. En esta especie de pez, tanto los machos como las hembras abren la boca. Pero las hembras son más pequeñas y los colores de sus bocas son más apagados que los de los machos. El equipo de Hongjamrassilp se preguntó si los machos abren mucho la boca para deslumbrar a las hembras o para competir con otros machos.

En inmersiones de buceo, Hongjamrassilp y sus colegas observaron a las blenias de un par de puntos de la costa de California (Estados Unidos), donde estos peces que viven en el fondo suelen pasar el rato en conchas o grietas de las rocas. La mayoría de las veces, los peces se escondían en sus refugios y sólo asomaban la cabeza. Cuando un intruso (otro tipo de peces o pulpos) se acercaba demasiado, los aguerridos peces lo ahuyentaban y a veces lo atacaban. Pero cuando el transeúnte era otro de la misma especie, el pez residente solía abrir la boca.

Los investigadores atraparon a 15 blenias macho y los llevaron al laboratorio, donde organizaron encuentros entre los peces. Pusieron a dos machos en un tanque con una sola concha de caracol.  Después de que uno de los machos tomara el control de la concha, los científicos observaron cómo interactuaban.

Los machos de blenias (también denominados tubícolas chuscos) defienden este tipo de refugios, que son clave para que estos peces se reproduzcan, dice Philip Hastings, biólogo marino del Instituto Scripps de Oceanografía en La Jolla, California, que participó en este trabajo. Los machos cortejan a las hembras en los refugios y una hembra receptiva pone allí sus huevos. El macho fecunda los huevos y sigue custodiándolos.

"Por eso se pelean por los refugios con bastante intensidad", dice Hastings. "Si un macho no tiene uno de estos sitios, no va a reproducirse en absoluto".

En casi el 70 por ciento de los encuentros, el macho se puso de morros cuando se acercó el otro pez. Entonces, el intruso se retiraba o la pareja se enzarzaba en una lucha, nadando el uno hacia el otro, boquiabiertos, antes de entablar un combate boca a boca.

Los enfrentamientos entre los dos peces terminaban cuando el pez ganador conseguía morder a su oponente. Las mordeduras solían ser en la cabeza, y esas heridas pueden infectarse, dice Hongjamrassilp. Los peces más grandes, con mandíbulas más grandes, solían ganar estos concursos.     

Tanto en la naturaleza como en el laboratorio, el equipo no vio a los machos abriendo la boca a las hembras. En cambio, parece que las cortejan moviendo la cabeza. En conjunto, las observaciones sugieren que las mandíbulas abiertas de los machos sirven principalmente para comunicarse con otros machos, informa el equipo.

¿Una alternativa a la lucha? 

Los investigadores suelen considerar que la boca de un animal es el factor que limita lo que puede comer, dice Peter Hundt, ictiólogo de la Universidad de Minnesota en St. Paul. Pero esa explicación no parece encajar en el caso de las mandíbulas extendidas del blenia. "Este pez no necesita una boca tan grande para comer lo que está comiendo: está ocurriendo algo más".

Blandir sus grandes mandíbulas puede ser, en cambio, una forma de anunciar el tamaño del cuerpo, lo que podría disuadir a otro macho de enzarzarse en un combate físico, sugieren los investigadores. Los peces tienen dientes delanteros afilados que pueden dañar los órganos sensoriales de un oponente o la franja de la cabeza del mismo nombre.

"Creemos que este comportamiento les permite disminuir el ritmo de las peleas", afirma Hongjamrassilp.

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    Dos blenias se pelean por un refugio abriendo la boca y empujándose mutuamente. Si ninguno de los dos se rinde, el enfrentamiento suele volverse violento.

    Fotografía de Watcharapong Hongjamrassilp

    Es una idea convincente, dice Hundt. Hay muchos peces nadando con cicatrices de batalla por competir por la comida u otros recursos, dice.

    "Habría una ventaja en no combatir y en realidad sólo resolverlo con el con el tamaño de su boca". Pero el número de observaciones fue limitado, dice. Así que el equipo debería reunir más observaciones, dice, especialmente en la naturaleza, para estar seguros de que no se están perdiendo aspectos del comportamiento.

    Anteriormente, los investigadores observaron que las membranas bucales de estos peces reflejan la luz ultravioleta y que partes de ellas también son fluorescentes, por ejemplo, brillando en verde cuando la luz de una determinada longitud de onda incide sobre ellas.

    Hongjamrassilp vio esto por primera vez cuando trabajaba con los peces en un laboratorio que contenía un tanque de coral iluminado por una luz negra emisora de rayos UV.

    "Me emocioné mucho al verlo", dice. Esos rasgos pueden acentuar aún más la boca abierta en forma de paraguas y aumentar su visibilidad. "En este caso, quizá algo que originalmente evolucionó como un arma se convierte en un dispositivo de señalización", dice Matthew Kolmann, biólogo integrador de la Universidad de Louisville, en Kentucky, que no participó en el trabajo.

    El equipo está investigando ahora cómo evolucionó el comportamiento de apertura y las grandes mandíbulas que lo sustentan. Hongjamrassilp está comparando el comportamiento de los blenias con especies afines de Japón que tienen bocas menos vistosas y anchas. Si se trazan los detalles de cómo estos peces utilizan sus bocas en un árbol de relaciones evolutivas, se podría revelar si tener bocas grandes ayuda a impulsar el comportamiento de boqueo o viceversa.

    Muchos peces de distintos grupos abren la boca, dice Kolmann. "Pero estos lo llevan a la enésima potencia". Kolmann tiene curiosidad por saber si otros peces utilizan las sus bocas de forma similar a los blenias.

    "¿Quién, en su sano juicio, habría pensado que dos machos se pelearían volando partes de sus cráneos?". se pregunta Kolmann: "Es es un ejemplo increíble de la diversidad en la Tierra".

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      La National Geographic Society, comprometida con la iluminación y la protección de las maravillas de nuestro mundo, ha financiado el trabajo del explorador Watcharapong Hongjamrassilp. Descubre más sobre el apoyo de la Sociedad a los Exploradores que destacan y protegen especies críticas.

      Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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