Mamífero contra dinosaurio: admira este espectacular fósil de una batalla a bocados

Un fósil recién descrito de China muestra a un mamífero del tamaño de un tejón dándole un mordisco a un dinosaurio, ¡literalmente!

Por Jason Bittel
Publicado 21 jul 2023, 13:08 CEST
Repenomamus robustus, parecido a un tejón, atacando al dinosaurio Psittacosaurus lujiatunensis

Hace 125 millones de años, el mamífero Repenomamus robustus, parecido a un tejón, atacó al dinosaurio Psittacosaurus lujiatunensis, que se alimentaba de plantas, momentos antes de que un flujo de escombros volcánicos los sepultara a ambos.

Fotografía de Illustration by Michael W. Skrepnick, Canadian Museum of Nature

Comparados con los enormes y magníficos dinosaurios del Mesozoico, los antiguos mamíferos suelen considerarse poco más que minucias de ojos saltones que corretean a la sombra de los reptiles más grandes. Pero ahora, un fósil exquisitamente conservado del noreste de China ha demostrado que, a veces, los mamíferos devolvían los mordiscos.

El fósil consiste en dos esqueletos fosilizados casi completos que han estado entrelazados durante aproximadamente 125 millones de años. El esqueleto más grande pertenece a un dinosaurio herbívoro del tamaño de un perro conocido como Psittacosaurus. El esqueleto más pequeño pertenece a Repenomamus robustus, un mamífero carnívoro del tamaño de un tejón.

"El mamífero agarra la mandíbula inferior del dinosaurio, lo sujeta y le muerde las costillas", explica Jordan Mallon, paleobiólogo del Museo Canadiense de la Naturaleza y coautor del nuevo estudio que describe el hallazgo, publicado en la revista Scientific Reports.

"Recuerdo cuando lo vi por primera vez. "Se me cayó la mandíbula y se me salieron los ojos de las órbitas, porque es un fósil fantástico".

Los esqueletos de Psittacosaurus (dinosaurio) y Repenomamus (mamífero) fueron encontrados enzarzados en una lucha mortal.

Fotografía de Gang Han

El fósil de mamífero y dinosaurio procede de un afloramiento rocoso conocido como Miembro Lujiatun de la Formación Yixian del Cretácico Inferior, o lo que algunos científicos denominan la "Pompeya china de los dinosaurios", debido a la gran actividad volcánica de la zona en aquella época. Con la acumulación de cenizas por todas partes y las lluvias estacionales, se cree que los corrimientos de tierra eran frecuentes y muy repentinos.

"Surgían de la nada", explica Mallon, que ya había experimentado condiciones resbaladizas similares durante su trabajo de campo en Alberta (Canadá). "Estos aludes de lodo volcánico acababan habitualmente con los animales que vivían en el entorno, incluido este nuevo fósil que hemos descrito".

El dinosaurio y el mamífero quedaron instantáneamente cubiertos de ceniza y lodo, preservando los detalles de su lucha mortal.

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    Una reconstrucción de vida muestra a Psittacosaurus siendo atacado por Repenomamus.

    Fotografía de Illustration by Michael W. Skrepnick, Canadian Museum of Nature

    "Nunca había visto nada igual", afirma Stephen Brusatte, paleontólogo de vertebrados de la Universidad de Edimburgo (Reino Unido) y autor de The Rise and Reign of the Mammals (Auge y reinado de los mamíferos).

    "Conservar cualquier parte de un animal durante 125 millones de años ya es bastante difícil", afirma Brusatte, que no participó en el nuevo estudio. "Pero capturar dos animales en pleno combate, parece un milagro".

    Aunque los expertos supusieron desde el principio que el fósil representaba a un mamífero atacando a un dinosaurio, querían estar seguros.

    "A todas luces parece un ataque predatorio", dice Mallon. "Pero no queríamos darlo por sentado. Somos científicos, ¿no?".

    El fósil podría mostrar a un mamífero hurgando en el cadáver de un dinosaurio recién fallecido. Para descartar esa hipótesis, los expertos señalan tres factores.

    En primer lugar, los huesos del Psittacosaurus no mostraban signos de raspado o roído. "Los mamíferos de hoy en día, cuando están hurgando en un cadáver, digamos en las llanuras del Serengeti, muy a menudo dejan marcas de mordeduras en los huesos", dice Mallon. "Y no hay signos de marcas de mordeduras en los huesos".

    En segundo lugar, Repenomamus está encaramado sobre el dinosaurio, como si tratara de sujetarlo y acabar con él. Esta posición es mucho menos probable para un mamífero carroñero, razonan los científicos.

    "Y por último, lo que me parece decisivo es el hecho de que la pata trasera del mamífero esté atrapada dentro de la pata trasera doblada del dinosaurio, lo que sólo podría haber ocurrido si el dinosaurio se hubiera desplomado sobre el mamífero", dice Mallon. "Y eso no puede ocurrir a menos que el dinosaurio siga vivo".

    Brusatte está de acuerdo con la conclusión de los autores. "Los dos animales están entrelazados. El carnívoro tiene los dientes y las garras clavados en el herbívoro. Estos bichos no se están dando un abrazo o bailando un vals. ¿Qué otra cosa podrían estar haciendo?", afirma.

    Aunque pueda parecer inusual que un mamífero de dos kilos ataque a un dinosaurio tres veces más grande que él, no es tan improbable como podría pensarse.

    "Los carnívoros actuales pueden cazar por sí solos animales mucho mayores que ellos", afirma Nuria Melisa Morales García, paleontóloga de vertebrados de la Universidad de Bristol (Reino Unido).

    Por ejemplo, se sabe que las comadrejas abaten presas de hasta 10 veces su propio tamaño, y los glotones cazan a veces animales tan grandes como alces y caribúes.

    "No sabemos realmente si este individuo de Repenomamus habría matado con éxito al dinosaurio si no fuera por el flujo volcánico que causó su muerte, o si era común que un Repenonamus cazara y matara con éxito a un Psittacosaurus adulto", dice Morales García, que no estaba afiliada al nuevo estudio. "Pero es ciertamente convincente que estos dos animales estuvieran enzarzados en una lucha".

    Tampoco es la primera vez que estos animales aparecen juntos en un fósil. Un estudio de 2005 publicado en Nature describió un fósil de Repenomamus con un Psittacosaurus juvenil en su vientre.

    "Nuestra comprensión de los mamíferos mesozoicos ha cambiado mucho en las últimas décadas", dice Morales García. "Ya hay un gran número de estudios que nos han demostrado que los mamíferos prosperaban durante el Mesozoico. Nadaban, planeaban, trepaban... ¡se comían a los dinosaurios!".

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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