Trayectorias de los insectos en Costa Rica en torno a una luz ultravioleta

¿Atrae la luz a las polillas? Un nuevo estudio refuta este conocimiento popular

Seguro que has visto insectos pululando alrededor de luces artificiales. Una nueva investigación sugiere que la razón no es la que piensas.

Se han propuesto muchas teorías para explicar los patrones de vuelo de los insectos alrededor de luces artificiales. Esta fotografía compuesta utiliza flash y larga exposición para mostrar las trayectorias de los insectos en Costa Rica en torno a una luz ultravioleta.

Fotografía de Sam Fabian
Por Kiley Price
Publicado 31 ene 2024, 10:53 CET

Lo más probable es que hayas oído alguna vez la frase "sentirse atraído como una polilla a la luz", y probablemente también la hayas visto en acción en una hoguera nocturna, en una barbacoa o una bombilla en el jardín.

Sin embargo, resulta que este saber popular no es del todo cierto. En lugar de sentirse atraídas por la luz, la tendencia de las polillas a volar hacia la luminosidad es una respuesta conductual que les ayuda a determinar qué camino es hacia arriba, según sugiere un nuevo estudio publicado esta semana en la revista Nature Communications.

En una serie de experimentos con luces artificiales, los investigadores descubrieron que las polillas (y muchos otros insectos) giran su parte superior hacia la iluminación mientras vuelan, en lugar de dirigirse directamente hacia el resplandor, como sería de esperar si simplemente se sintieran atraídas por ella.

Para evitar estrellarse contra el suelo, los insectos necesitan saber hacia dónde se dirigen, explica Yash Sondhi, coautor del estudio, entomólogo de la Universidad de Florida (en Estados Unidos) y Explorador de National Geographic. El brillo del cielo, incluso de noche, siempre ha sido un buen indicador de "arriba", hasta que aparecieron las luces artificiales.

A diferencia de los humanos, la mayoría de los insectos no tienen sistemas vestibulares que les ayuden a mantener la orientación espacial. Pero tienen un "sistema que les permite distinguir rápidamente la luz de la penumbra y les informa sobre el cielo para que puedan volar con estabilidad", explica Sondhi; "si lo estropean, empiezan a estrellarse o suben demasiado y se paran".

A lo largo de la historia han surgido varias teorías para explicar por qué los insectos vuelan en bandadas hacia la luz. Una de las principales es que confían en la luna para navegar y suelen confundir las fuentes de luz artificial con esta brújula celeste.

Pero hace tiempo que la comunidad científica considera que esta explicación no es válida porque no todos los insectos alados giran en espiral alrededor de la luz como lo harían si la utilizaran como señal de navegación.

Otras teorías han sugerido que la luz artificial ciega y desorienta a los insectos, que éstos se sienten atraídos por la radiación térmica de las luces o que piensan que la luz es una vía de escape, como un hueco en un arbusto.

Sondhi y un equipo de investigadores pusieron a prueba esta cuestión en el Bosque Nuboso de Monteverde, en Costa Rica, hogar de uno de los conjuntos de insectos con mayor biodiversidad del planeta.

Empezaron grabando los movimientos de los insectos en completa oscuridad, con cámaras infrarrojas de alta velocidad, para tener una idea de cómo vuelan normalmente. A continuación, organizaron experimentos para investigar cómo influyen las distintas luces en el comportamiento de vuelo. En primer lugar, los investigadores colgaron una bombilla de una cuerda entre dos árboles (similar a la típica luz que apunta hacia abajo que se puede ver en un porche) y, en otra prueba, voltearon la luz hacia arriba montándola en un trípode.

En ambos casos, los insectos inclinaron sus alas hacia la bombilla. Desde libélulas a mariposas, perseguían constantemente este ángulo, atrapándolas en una órbita perpetua alrededor de la bombilla. Pero cuando la luz apuntaba hacia arriba, los insectos solían pararse o estrellarse.

Izquierda: Arriba:

Las señales luminosas y los rascacielos con ventanas iluminadas pueden confundir y desorientar a las aves, sobre todo en época de migración, con resultados mortales.

Fotografía de Jim Richardson, National Geographic Creative Images
Derecha: Abajo:

La Vía Láctea es visible en el Parque Nacional de Big Bend, en Texas, designado Parque de Cielo Oscuro y parte de la mayor Reserva de Cielo Oscuro del mundo. Los Lugares de Cielo Oscuro pretenden salvaguardar los ecosistemas locales, a los observadores de estrellas y la investigación espacial.

Fotografía de Rebecca L. Latson, Getty Images

¿Y si la luz se difunde por una zona amplia en lugar de proceder de un punto singular? Los investigadores extendieron una gran sábana blanca sobre la copa del árbol y proyectaron sobre ella una luz ultravioleta. Si los insectos se sintieran realmente "atraídos" por la luz, deberían volar hacia ella, explica Sam Fabian, coautor del estudio e investigador de insectos del Imperial College de Londres (Reino Unido).

En cambio, los insectos atravesaron el pasillo iluminado, volando como lo harían durante el día.

A continuación, el equipo colocó la sábana en el suelo y la iluminó, momento en el que ocurrió algo realmente peculiar: "Todas las polillas que volaban sobre ella se volvieron del revés y se desplomaron", explica Fabian. Estos comportamientos sugieren que la luz artificial puede provocar un desajuste entre el sentido que tienen los insectos de la dirección de qué es arriba y la verdadera dirección de la gravedad.

Los científicos también realizaron varios de estos experimentos con luz en un laboratorio y obtuvieron resultados similares, aunque todavía no pueden descartar que otros factores también puedan estar contribuyendo a la tendencia de los insectos a enjambrar la luz.

(Relacionado: Apagar la luz ayuda a los insectos y animales mucho más de lo que te imaginas)

El creciente problema de la contaminación lumínica

Uno de los factores más importantes para volar es saber por dónde se vuela. Los insectos voladores parecen depender de la luz para ello, según el nuevo estudio, manteniendo el fondo más brillante por encima y los escenarios más oscuros por debajo de ellos.

"No es que simplemente les atraiga la luz. Es que equilibran la luz y la oscuridad y esperan que se equilibre de una determinada manera", afirma Simon Sponberg, físico que estudia el movimiento animal en el Instituto de Tecnología de Georgia (Estados Unidos) y que no participó en el estudio; "pero entonces se crea un entorno artificial que lo pone patas arriba, literalmente".

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      Izquierda: Arriba:

      Dos luces infrarrojas iluminan un tubo de luz ultravioleta en Monteverde, Costa Rica, para permitir que cámaras de alta velocidad graben los patrones de vuelo de los insectos alrededor del tubo de luz sin perturbar su comportamiento natural.

      Fotografía de Sam Fabian
      Derecha: Abajo:

      Mariposas Brimstone orbitan alrededor de un tubo de luz ultravioleta en la pista de vuelo de captura de movimiento del Imperial College de Londres como parte de un experimento para ayudar a comprender el comportamiento de los insectos ante las luces artificiales.

      Fotografía de Thomas Angus, Imperial College

      La mala noticia: este instinto de comportamiento podría suponer un problema para las poblaciones de insectos, que ya se enfrentan a un declive generalizado en todo el mundo debido al cambio climático y a la pérdida de hábitat provocada por las actividades humanas. Los datos de los satélites han revelado que el uso de luz artificial se ha disparado en la última década, y que el mundo es un 2% más luminoso cada año. Dependiendo de cómo se utilicen las luces, su resplandor podría capturar a los insectos en una órbita agotadora, o hacerlos caer en picado hacia la muerte.

      "Uno de los aspectos fundamentales de este trabajo es que nos dice que la luz que apunta hacia arriba es muy, muy mala para los insectos", afirma Sondhi. Además de perturbar el vuelo, la contaminación lumínica puede afectar negativamente a la capacidad de los insectos para encontrar pareja, buscar alimento y defenderse de los depredadores.

      La gente puede ayudar a mitigar estos efectos apagando las luces siempre que sea posible, o asegurándose de que la luz apunte directamente hacia abajo. La mayoría de las farolas de las ciudades ya apuntan hacia abajo, pero utilizan bombillas que envían la luz en todas direcciones. Los gobiernos pueden actualizar las luminarias para que incluyan un apantallamiento metálico que dirija el haz de luz a un solo punto, afirma Sondhi.

      "La direccionalidad de la luz es un factor muy importante en el patrón que hemos observado, no sólo el brillo o el color", afirma.

      Algunas administracines han ido un paso más allá y han establecido amplias zonas de cielo oscuro en las que la luminosidad artificial debe reducirse a un nivel determinado. Estos esfuerzos suponen el reconocimiento de que la contaminación lumínica es un grave problema para muchos más animales que los insectos: la luz artificial desvía a las crías de tortuga marina que intentan llegar al océano, ciega a las aves que vuelan entre altos edificios de relucientes ventanas y engaña a los corales para que desoven en el momento equivocado. Los "Lugares de Cielo Oscuro", pretenden salvaguardar la noche para los animales, las plantas, los ecosistemas y los observadores de estrellas.

      Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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