Las pseudociencias a debate: ¿Un pulso entre intereses y rigor científico?

El esperado listado de pseudociencias, publicado el pasado 28 de febrero por el Gobierno, ha agitado sectores profesionales que aseguran que no existe rigor científico tras ella.

Por Cristina Crespo Garay
Publicado 12 mar 2019, 17:22 CET
Pseudociencias
Fotografía de Christine Hume

El pasado mes de noviembre, los ministerios de Sanidad y Ciencia decidieron sacar adelante un innovador Plan de Protección de la Salud frente a las Pseudoterapias que ha culminado en una lista que se hizo pública el pasado 28 de febrero, con el objetivo de terminar con todas aquellas pseudociencias que perjudican a la sociedad.

Con el cometido de erradicar la confusión entre lo que se consideran tratamientos basados en el rigor y conocimiento científico frente a aquello que no está avalado por la ciencia, la importancia de esta lista para definir de forma clara las pseudociencias es vital.

Sin embargo, la iniciativa ha caído en un intrincado debate entre los profesionales que esperaban esta medida con los brazos abiertos y se han encontrado con falta de rigor científico, según denuncian. Aunque defienden que muchas de esas disciplinas deben estar en la lista, afirman que están mezcladas de manera aleatoria con técnicas que son utilizadas desde hace años en diferentes ámbitos y sí cuentan con una amplia base científica.

“Los primeros interesados en combatir las pseudociencias somos nosotros. Sin embargo, en esta lista hay una mezcolanza entre historias de charlatanes de feria y modelos absolutamente probados, investigados y consolidados”, declara a National Geographic España Ana Gimeno-Bayón, doctora en psicología y codirectora del Instituto Erich Fromm de psicoterapia e investigación. “No dicen en ningún momento ni cómo han elaborado la lista, ni qué científicos, metodólogos o psicólogos la han revisado”.

Al lado de “los ángeles de Atlantis”, un nombre que en sí mismo fomenta la risoterapia, también incluida en la lista, sitúan al análisis transaccional, un modelo tras el cual existen diversas investigaciones científicas. “La psicoterapia de la Gestalt, la psicoterapia bioenergética y la integrativa son modelos absolutamente consolidados y reconocidos por la Asociación Estadounidense de Psicología (APA) como igual de eficaces que el resto, y los han puesto al mismo nivel de una serie pseudociencias reales que rozan el ridículo”, afirma Gimeno-Bayón.

Las pseudoterapias de la lista

Por citar algunas de las declaradas pseudociencias, el listado comienza haciendo referencia a terapias como el análisis somatoemocional, el transaccional, ángeles de Atlantis, armónicos, arolo tifar, ataraxia o aura soma, y continúa con la biocibernética, la cirugía energética, el coaching transformacional, cuencos tibetanos, feng shui, flores del alba, frutoterapia, tantra, terapia bioenergética, biomagnética y muchas más.

Además del listado que incluye las 73 pseudoterapias, el Gobierno se ha comprometido a evaluar una segunda lista con 66 componentes a revisar, entre los que se incluyen las técnicas de relajación y visualización, que según Gimeno-Bayón, “se emplean en casi todos los modelos de psicoterapia”.

Entre aquellas disciplinas pendientes de evaluar se encuentran algunas técnicas que ya estaban introduciéndose paulatinamente en nuestra medicina y psicología como complemento, como es el caso de la acupuntura. Sucede también con otras disciplinas conocidas y utilizadas en diversos ámbitos, como la fisioterapia o la terapia con personas discapacitadas. Así, encontramos en ella la psicoterapia integrativa, la terapia con caballos, el drenaje linfático manual, la magnetoterapia, el yoga, el pilates, la meditación, el Chi-Kung, el Tai-Chi, y un amplio recorrido por otras técnicas.

Así, encontramos la hipoterapia, la Gestalt, la hidroterapia, la kinesiología, el linfodrenaje, la medicina natural china, la psicoterapia integrativa, la reflexología, el reiki, la risoterapia, las técnicas de liberación emocional, las técnicas de relajación, las flores de Bach o la terapia craneosacral, entre otras.

¿Etnocentrismo o intereses?

A pesar del debate, todos los profesionales coinciden en que, tanto aquellas terapias que son perjudiciales para la salud, como la publicidad engañosa deben ser claramente definidas y prohibidas a la mayor brevedad posible.

 “Con todo esto, a mi me resulta difícil no imaginarme a las farmacéuticas frotándose las manos ante la idea de que pueden prohibir las técnicas de relajación”, afirma Gimeno-Bayón.

Según explicaron los ministros, el trabajo consistió en realizar comprobaciones sobre estas terapias en la literatura científica. Si entre las publicaciones de la revista médica PubMed entre 2012 y 2018 no había nada, la práctica se iba al saco de las pseudociencias. La segunda lista será revisada por la Red Española de Agencias de Evaluación de Tecnologías Sanitarias (Redets) para determinar si entran en la categoría de pseudociencias o no.  

Ante las alegaciones recibidas, el Instituto de Salud Carlos III será el encargado de revisarlo, es decir, un instituto médico. “Es el mismo problema que con la lista, cuando dicen que no han encontrado artículos de base científica sobre estos modelos es porque han buscado únicamente en una base de datos médica, no de psicología, donde se encuentran los estudios de psicoterapia”.

Los ministros aún no han hecho público qué sucederá con las disciplinas incluidas en el listado: si se prohibirán, si se sancionará su publicidad o se clausurarán los establecimientos.  

Mientras, el debate sobre la metodología y las medidas a seguir continúa por tanto sobre la mesa con un mismo objetivo: terminar con las pseudociencias en base al rigor científico. “¿Contra las pseudociencias? Por supuesto. ¿Contra la publicidad engañosa? Por supuesto. ¿Contra esta lista? Por supuesto, mientras no haya un criterio científico completo detrás de ella”, concluye Gimeno-Bayón.

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