¿Por qué las mujeres embarazadas aún no pueden optar a la vacuna anti-COVID-19 en la India?

Las preocupaciones del gobierno por la seguridad de la vacuna significan que las futuras madres no pueden ponérsela. Pero algunos médicos alertan del mayor riesgo de enfermedad grave y muerte que tienen las embarazadas.

Por Astha Rajvanshi
Publicado 23 jun 2021, 12:59 CEST
Toma de muestra a una mujer embarazada

Un sanitario que lleva equipo de protección individual toma una muestra a una mujer embarazada en un centro de pruebas gratuitas de coronavirus en el distrito de Medchal Malkajgiri, a las afueras de Hyderabad, el 24 de agosto de 2020.

Fotografía de Noah Seelam, AFP via Getty Images

 

El 21 de junio, la mayoría de los habitantes de la India mayores de 18 años pudieron optar a la vacuna contra la COVID-19 de forma gratuita, pero eso no incluye a las mujeres embarazadas.

La segunda ola de la India ha causado uno de los peores brotes de COVID-19 del mundo. El virus ha matado a más de 390 000 indios hasta la fecha, según estimaciones oficiales. Aunque no hay datos gubernamentales sobre cuántas embarazadas han tenido la COVID-19 en el país, las notificaciones esporádicas sugieren que el número figura en los miles, con una situación mucho peor en las zonas rurales por la escasez de pruebas y la falta de tratamiento.

Recientemente, el gobierno ha aprobado vacunas para madres lactantes. Pero en una declaración oficial, Vinod Kumar Paul, del Instituto Nacional para la Transformación de la India (NITI, por sus siglas en inglés) Aayog, un laboratorio de ideas del gobierno, señaló que las autoridades no podían ampliar el acceso a las mujeres embarazadas debido a la falta de datos de seguridad disponibles. El gobierno espera «aclarar la situación en unos días basándose en nuevos datos científicos», añadió. (National Geographic se puso en contacto con Paul, que también es portavoz del grupo de trabajo COVID-19 de la India, pero no respondió a las solicitudes de declaraciones.)

En un principio, se excluyó a las mujeres embarazadas y lactantes de las campañas de vacunación en la mayoría de los países porque no habían participado en ningún ensayo clínico de vacunas anti-COVID-19. Desde entonces, las vacunas de ARNm de Pfizer y Moderna se han probado en animales embarazados y sus crías, y no mostraron riesgos adicionales para la salud. Un estudio reciente publicado en la revista American Journal of Obstetrics & Gynecology reveló resultados similares en mujeres embarazadas y lactantes que recibieron una vacuna de ARNm. Basándose en estos y otros estudios, Estados Unidos, el Reino Unido y Bélgica, han priorizado la vacunación de las mujeres embarazadas.

Sin embargo, en la India hay pocos datos de seguridad para las mujeres embarazadas que reciben Covishield o Covaxin, dos vacunas autorizadas en el país. Con todo, muchos expertos creen que los beneficios de vacunar a las mujeres embarazadas y sus bebés superan los riesgos.

Un informe de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) reveló que las mujeres embarazadas contagiadas de SARS-CoV-2, el virus que causa la COVID-19, tenían un riesgo de muerte un 70 por ciento mayor que las no embarazadas. También era más probable que necesitaran ingreso en la UCI, ventilación y soporte vital, ya que su sistema inmunitario es más débil. Estos resultados están respaldados por un estudio reciente publicado en JAMA Pediatrics, que encuestó a 2100 mujeres embarazadas de 18 países, incluida la India, y descubrió que tanto mujeres embarazadas como recién nacidos corrían un mayor riesgo de muerte si las madres contraían el virus durante el embarazo.

Como menos del 5 por ciento de la población adulta de la India está completamente vacunada, los expertos sostienen que vacunar a las mujeres embarazadas debería ser una prioridad para contener el número y la gravedad de estos casos. La federación india de ginecólogos, conocida como FOGSI, exigió públicamente al gobierno indio que modificara su política de vacunación contra la COVID-19. Alegaba que las mujeres deberían consultar a sus médicos y tener la capacidad de decidir si querían recibir la vacuna.

«Desde el punto de vista de la salud pública, sabemos que es necesario», afirma Neerja Bhatla, jefa de ginecología del Hospital A.I.I.M.S. de Delhi, el hospital de investigación más importante de la India. «Solo esperamos que ocurra pronto, ya que no queremos tener el mismo dilema si hay una tercera ola».

Ansiedad y pérdida

A principios de este año, Priyanka Chand, de 26 años, y su marido, Jayasurjya Bhanja, preguntaron a su ginecólogo si podía vacunarse. Aunque la campaña de vacunación de la India no estaba abierta a todos los adultos, Chand estaba embarazada y no quería contraer el virus. «Queríamos estar seguros», dice Bhanja. «Pero el médico nos dijo que no estaba permitido».

Chand contrajo la COVID-19 a finales de abril, durante el sexto mes de su embarazo. Apenas había salido de casa, pero tras sufrir dolores de cabeza y fiebre, dio positivo en el virus. Cuando sus niveles de saturación de oxígeno cayeron al 30 por ciento, su ginecólogo le dijo que acudiera al hospital de inmediato.

Pero este momento coincidió con el comienzo de la segunda ola de la India y durante tres días la pareja tuvo dificultades para encontrar una cama de hospital. A la 1 de la madrugada del 28 de abril en hora local, Chand ingresó por fin en el Max Super Specialty Hospital, en el sur de Delhi. Su estado ya era crítico y la conectaron a un respirador. Sobrevivió después de que la trataran en la UCI, pero perdió al bebé. Ahora, mientras Chand se recupera en casa, todavía con oxígeno y esteroides, la pareja se pregunta si una vacuna podría haber evitado esta tragedia.

«Quién sabe, tal vez nuestro bebé podría haber sobrevivido», dice Bhanja. Su angustiosa experiencia ha dejado clara una cosa, añade: «Las mujeres embarazadas son muy vulnerables, tenemos que centrarnos en cómo fortalecer su inmunidad».

En el Hospital A.I.I.M.S. de Delhi, Bhatla, la jefa de ginecología, dice que ha visto un claro aumento de los casos de mujeres embarazadas con COVID-19 que sufren un parto prematuro o que dan a luz a mortinatos. No hay un solo motivo para ello, dice Bhatla. Aunque la inmunidad suele estar deprimida durante el embarazo, el aumento de la presión abdominal también puede comprimir los pulmones y agravar la disnea, un síntoma habitual desencadenado por la nueva variante Delta de la COVID-19 que ha arrasado la India.

Hema Divakar, médica y expresidenta de la FOGSI, dice que los obstetras y ginecólogos que conoce también han visto «cifras aterradoras» de muertes en mujeres embarazadas. La doctora cree que muchas de las muertes podrían haberse evitado, pero las pacientes consultaron demasiado tarde a su médico o los médicos no reconocieron los síntomas de la COVID-19.

«Como cada caso es muy diferente, el tratamiento de las embarazadas con COVID-19 no puede estandarizarse», afirma.

Un sistema médico en crisis

El Consejo Indio de Investigación Médica sí dispone de un protocolo estándar para tratar a las mujeres embarazadas durante la pandemia: los casos potenciales o leves de COVID-19 deben ser confirmados con una prueba, aislados y controlados en casa, mientras que las que presentan síntomas más graves deben ser hospitalizadas. Pero en la práctica, en un sistema sanitario desbordado, la mayoría de los médicos se ven obligados a encontrar sus propias soluciones.

Muchos hospitales del país se negaron a admitir a mujeres embarazadas porque carecían de camas vacías o no disponían de instalaciones especiales como paritorios y UCI neonatal para tratar a la madre y al bebé. Otros hospitales no estaban designados para el tratamiento de pacientes del COVID-19. Las noticias locales están llenos de historias de este tipo: en Karnataka, una mujer fue dada de alta del hospital tras haber dado positivo en la prueba de COVID-19 pese a que estaba de parto; en Kerala, otra mujer que se había recuperado de la COVID-19 fue rechazada por hospitales privados y públicos, y perdió a sus gemelos no natos poco después.

La falta de atención prenatal especializada durante la segunda ola también ha afectado a las mujeres embarazadas que no padecían COVID-19. Muchas mujeres no han podido acudir a las citas rutinarias y a los reconocimientos médicos debido al confinamiento. Por consiguiente, «hemos visto que muchos casos han desarrollado anemia, preeclampsia y otras morbilidades graves debido a los retrasos», dice Bhatla.

Bhatla y Divakar son unas de las muchas médicas que creen que la vacunación evitará o reducirá drásticamente el número de casos de COVID-19 y la mortalidad entre mujeres embarazadas. En un estudio no publicado dirigido por Yamini Sarwal, directora médica del Hospital Safdarjung de Nueva Delhi, las evidencias de la seguridad y eficacia de las vacunas anti-COVID-19 procedentes de estudios realizados en todo el mundo revelan que muchas mujeres embarazadas reaccionaron bien a cualquier tipo de vacuna que recibieron y produjeron una «respuesta inmunitaria fuerte». El informe recomienda incluso que la vacunación forme parte de los protocolos prenatales de rutina, ya que las vacunas también protegen al feto a través de la transferencia de anticuerpos.

Pero hasta que las vacunas indias estén respaldadas por datos y se apruebe su uso en mujeres embarazadas, los médicos están algo perdidos sobre cómo aconsejar mejor a sus pacientes: «Es un proceso arriesgado de toma de decisiones», dice Divakar. Añade que todas sus pacientes quieren tener la «total certeza» de que la vacuna no las perjudicará ni a ellas ni a sus bebés, algo que no puede garantizar.

Nupur Kaushik, una madre de 35 años que actualmente está embarazada de seis meses de su segundo hijo, quiere vacunarse, pero no confía en Covishield, que utiliza un virus del resfriado modificado para administrar el material genético del SARS-CoV-2, ni en Covaxin, que utiliza un coronavirus muerto para provocar una respuesta inmunitaria protectora. Kaushik cree que el gobierno se precipitó a la hora de aprobar estas vacunas.

«Ha habido mucha política involucrada en la campaña de vacunación», dice. En enero, la aprobación de Covaxin se aceleró antes de que hubiera superado la fase III de los ensayos, mientras que Covishield no había completado los ensayos clínicos locales en la India antes de su aprobación. Kaushik prefiere esperar a recibir las vacunas de Pfizer o Moderna. «Cuando se trata de mis hijos, no quiero correr riesgo», dice.

Hasta entonces, Kaushik seguirá aislada en su casa de Noida, una ciudad satélite a casi 50 kilómetros de la capital, Delhi. Permanece en una habitación separada de su marido, que es abogado y sale todos los días para trabajar, y de su hijo de cinco años.

«Estábamos muy contentos por estar embarazada otra vez, pero ahora me siento angustiada y sola todo el tiempo», dice. «Este virus lo ha cambiado todo».

¿Cuándo podrán vacunarse las embarazadas?

Aunque el gobierno espera aprobar las vacunas para las mujeres embarazadas basándose en la nueva información, los médicos dudan que vaya a ocurrir pronto. La recopilación de datos de seguridad llevará tiempo, ya que las vacunas administradas en la India son diferentes de las aprobadas para las mujeres embarazadas en el extranjero. En la India, la autoridad que aprueba la idoneidad de las vacunas es el Ministerio de Sanidad y Bienestar Familiar, que revisa los datos recabados por un grupo nacional de asesoramiento técnico sobre vacunación antes de conceder el permiso para su uso.

Hay formas de recopilar y revisar los datos de las mujeres embarazadas de forma más eficiente, dice Divakar. Algunas mujeres embarazadas están dispuestas a participar en ensayos clínicos, mientras que otras pueden haber tenido embarazos no deseados tras recibir sus dosis. Sin embargo, por ahora el grupo de asesoramiento no ha adoptado estas sugerencias y su proceso de recopilación de datos no está del todo claro.

Además, priorizar a las mujeres embarazadas será difícil debido a la actual escasez de vacunas del país. En enero, el gobierno solo pidió 15,5 millones de dosis para los 1400 millones de habitantes. Cuando los casos se dispararon en marzo, hizo otro pedido de 110 millones de dosis, pero los fabricantes de vacunas de la India tuvieron dificultades para satisfacer la demanda. En este contexto, las madres lactantes ya tienen dificultades para vacunarse y, cuando se apruebe la vacunación de las embarazadas, estas tendrán que convertirse en la máxima prioridad de los centros de vacunación.

«Será una pesadilla para el gobierno si se les niega una dosis a esas mujeres», dice Divakar.

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

 

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