¿Qué implica el semáforo rojo por la erupción volcánica en La Palma?

Tras días de espera y más de 1.600 movimientos sísmicos, el volcán de Cumbre Vieja ha entrado en erupción medio siglo después de la última lluvia de lava en la isla.

Por Cristina Crespo Garay
Publicado 15 sept 2021, 14:27 CEST, Actualizado 20 sept 2021, 15:22 CEST
Tenoguia volcán La Palma

El volcán Teneguia, en la isla de La Palma, se encuentra en la zona con mayor actividad sísmica de las islas Canarias.

Fotografía de Benjamín Núñez González, Wikimédia Commons

A medida que el enjambre sísmico bajo la isla de La Palma tomaba fuerza durante la semana pasada, geólogos y vulcanólogos se apresuraban a estudiar los datos para anticiparse a la posibilidad de una erupción en la cima de los conos volcánicos que dan forma al área de Cumbre Vieja. Tras varios días, las dudas de si el enjambre sísmico desembocarían en una erupción se han despejado. Desde este domingo, el magma del interior de la Tierra sale a través del volcán Cumbre Vieja mientras las coladas de lava recorren la colina hacia el mar. 

Los expertos estudian el minuto a minuto de la situación y coinciden en que aún no pueden conocer la magnitud final de este fenómeno y su duración. En las próximas 48 horas la evolución de la erupción dará más pistas al respecto. “La posibilidad de una erupción en la isla de La Palma es real”, afirmó contundentemente la semana pasada a National Geographic David Calvo Fernández, responsable de comunicación del Instituto Volcanológico de Canarias (Involcán). “La Palma es una isla volcánica activa, con lo que siempre tenemos una posibilidad de que este tipo de escenarios aparezcan sobre la mesa".

Todo el territorio de esta joven isla es un volcán activo, por lo que, tras la última erupción de 1971 en el volcán Teneguía, se sabía que una erupción como esta podía volver a ocurrir. "Es cierto que este último enjambre es probablemente el más energético de todos y, sin duda, el más próximo a la superficie, con lo que estamos ante un cambio significativo" que, según el experto, sin duda elevaba las posibilidades de que este episodio derivase en una erupción.

Activado el semáforo rojo en los municipios afectados

"Una vez registrada la erupción en La Palma, en la zona de Cabeza de Vaca, y recibida la solicitud del Cabildo de Canarias a las 16:47h, el director del PEVOLCA actualiza la situación pasando a Emergencia en Nivel 2, semáforo rojo en La Palma, a las 17:00h, bajo la dirección del Gobierno de Canarias", anunciaban los equipos de emergencias de Canarias ayer a través de sus redes. 

El pasado lunes 13 de septiembre, el Gobierno de Canarias activó para los municipios que rodean la zona - Fuencaliente, Los Llanos de Aridane, El Paso y Mazo - la alerta de color amarillo del semáforo que mide el nivel de amenaza. Tras más de 1.600 movimientos sísmicos, este nivel de alerta se sitúa actualmente en el nivel dos sobre cuatro según el  Plan Especial de Protección Civil y Atención a Emergencias por Riesgo de Volcánico (PEVOLCA). Los temblores se han producido a una profundidad de entre ocho y 13 kilómetros y su magnitud se ha intensificado, llegando hasta un máximo de 3,4, según informa el Instituto Geográfico Nacional (IGN).

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Para estos casos, el comité científico del PEVOLCA dio forma al llamado semáforo volcánico como sistema de alerta para la población. Esta clasificación se basa en tres colores: el color verde no implica alerta, se da cuando el volcán está en reposo y es un estado que puede prolongarse durante años. El color amarillo, declarado la semana pasada, se traduce en un estado de alerta con mayor monitorización de la actividad y un flujo mayor de información por parte de Protección Civil a la población por si fuera necesaria una evacuación. “El semáforo amarillo debe establecerse cuando los niveles de actividad son anómalos y de entidad suficiente como para comenzar a alertar a la población de lo que está sucediendo”, explica Calvo Fernández.

El último en esa escala de riesgo por colores encontramos el actual, activado ayer: la alerta de color rojo. Cuando Protección Civil dio la señal de evacuación de más de 5.000 personas de los territorios cercanos, los equipos de emergencias se volcaron en proteger a la población, según explica la Asociación de Volcanes de Canarias.

A través de esta clasificación, “se definen con mayor exactitud las potenciales zonas afectadas e, incluso, si la situación lo requiere, se pueden establecer limitaciones concretas a diversos tipos de actividades”.

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    “El PEVOLCA puede reunirse a petición de los miembros del plan al comprobar que se está produciendo algún tipo de anomalía en los datos obtenidos de la monitorización de los sistemas volcánicos canarios. Allí, en el marco de ese plan, los científicos pueden emitir recomendaciones y a partir de ahí la Dirección del Plan es la que resuelve si el nivel del semáforo cambia o se mantiene, siempre con ese criterio científico de base”.

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    Este enjambre sísmico es el décimo que tiene lugar en esta zona desde que se tienen registros, y son indicadores de que podrían aproximarse una erupción volcánica por un proceso de intrusión magmática en el interior de la corteza de la isla. Esto significa que “el magma proveniente de zonas del manto superior ha llegado a la corteza y está logrando ascender lentamente hacia la superficie”, explica el experto.

    “En su camino, estas intrusiones por lo general terminan por perder su energía, y por tanto su potencial para ascender, se enfrían lentamente y ahí termina todo. Si la energía que tiene la intrusión es la suficiente como para seguir rompiendo el material que encuentra en su camino, el final es el que todos imaginan: una erupción volcánica en superficie”.

    El resto de las islas Canarias también están consideradas sistemas volcánicos activos, excepto La Gomera, que geológicamente se encuentra en una fase de transición en la que lleva ya dos millones de años sin actividad de ningún tipo.

    “Si atendemos a los registros históricos, desde que tenemos algún tipo de referencia documental y podemos dar con certeza una fecha de ocurrencia, la isla de La Palma es la que más erupciones ha sufrido en su territorio, con lo que podríamos decir que es la isla que ha tenido una mayor actividad en la historia de las islas Canarias”, concluye Calvo Fernández.

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