¿Están las velas aromáticas contaminando el aire de tu hogar?

Aunque las velas perfumadas son irresistibles en esta época del año, quizá te interese informarte sobre sus emisiones.

Por Terry Ward
Publicado 28 sept 2023, 14:41 CEST
Hollín generado en una vela apagada

El hollín (una mezcla de carbono, productos químicos en aerosol y sustancias parecidas al alquitrán) se genera cuando se apaga la llama de la vela. Tanto el hollín como las fragancias pueden provocar reacciones alérgicas.

Fotografía de Knud Pfeifer, Picture Press, Redux

Encender velas puede hacernos sentir seguros y acogedores, llenar la habitación de olores agradables y ofrecer una luz relajante. No es de extrañar que nos encanten.

Parece que nos gustan especialmente las velas perfumadas cuando refresca el tiempo, con un mundo de opciones que van desde la manzana confitada al ámbar, el pino y la especia de calabaza.

"El olor está estrechamente relacionado con el centro emocional de nuestro cerebro y el centro de la memoria", dice la otorrinolaringóloga Marta Becker, de Clarity ENT, cerca de Filadelfia (Estados Unidos). "Es muy evocador para nosotros". Ciertos olores pueden desencadenar la nostalgia aunque no se pueda situar el recuerdo exacto.

Cuando encendemos una vela perfumada, las moléculas aromáticas se calientan y se desprenden de la cera en una corriente ascendente de la llama, adhiriéndose a los sensores de nuestra nariz. "Su forma encaja casi como una llave en una cerradura, y eso estimula el nervio olfativo y le dice a nuestro cerebro lo que estamos oliendo", explica Becker.

Pero un resplandor cálido y olores agradables no son lo único que desprenden las velas. "La parte perfumada de una vela aromática es una ínfima porción de lo que desprende una vela", afirma.

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Subproductos de la combustión de una vela aromática

Quemar cualquier vela provoca una combustión incompleta, que se produce cuando una llama no tiene suficiente oxígeno para permitir que el combustible reaccione completamente. Los productos de la combustión incompleta, como agua, dióxido de carbono y diminutas partículas negras de hollín, se liberan al aire, explica Hans Plugge, director de la empresa de toxicología y evaluación de riesgos Safer Chemical Analytics.

Richard Corsi, decano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de California (Estados Unidos), afirma que la forma en que arde una llama (una combustión constante frente a una llama parpadeante) marca la diferencia en cuanto al tamaño y la composición química de las partículas emitidas. La generación de hollín (una mezcla de carbono, productos químicos en aerosol y sustancias parecidas al alquitrán, entre otras cosas) se produce con una llama inestable (parpadeante) o cuando la llama se apaga, afirma.

El recipiente de la vela también puede contribuir a esa contaminación. Cuanto más alto se extienda el borde por encima de la mecha, más probable es que la vela produzca hollín, añade Plugge, ya que el oxígeno tiene más dificultades para llegar a la llama.

Junto con el hollín, las fragancias son otro de los principales responsables de las alergias, afirma Plugge. Las velas perfumadas pueden desprender ciertos aceites esenciales, como el de citronela.

Las personas sensibles también deben desconfiar de las afirmaciones "totalmente naturales" que aparecen en las etiquetas de las velas. "Los llamados extractos naturales son alérgenos más potentes que las fragancias sintéticas", afirma Plugge, ya que estas últimas se diseñaron generalmente para no ser alergénicas en la mayoría de las personas como ventaja de venta.

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Cómo contribuyen las velas perfumadas a la contaminación del aire interior

A pesar de que se diga lo contrario, todas las velas (ya sean de cera natural de abeja, parafina o soja) desprenden hollín y compuestos orgánicos volátiles (también llamados COV, es decir, una amplia gama de sustancias químicas que se vaporizan en el aire), lo que provoca cierto grado de contaminación del aire interior, afirma Plugge.

Sin embargo, a menos que se quemen constantemente cientos de velas en un espacio sin ventilación, añade que es improbable que las emisiones de las velas causen efectos sobre la salud humana (a diferencia de lo que sí sucede con la contaminación atmosférica).

Pero las velas no son las únicas sospechosas de nuestros hogares.

Todos los productos de combustión que utilizamos (entre ellos, los hornos tostadores, los microondas y los fogones, sobre todo cuando se cocina con aceite) contribuyen a la contaminación del aire interior, afirma Plugge.

Corsi afirma que una casa con una o más personas fumadoras crea "una preocupación muy grande" para la salud de los no fumadores o los visitantes frecuentes. El incienso también puede "ser una fuente importante de partículas". Plugge afirma que el incienso suele estar muy perfumado y diseñado para formar hollín. Corsi añade que las emisiones de estas fuentes se han relacionado con el cáncer.

"Sencillamente, no se han realizado tantos estudios basados en la salud relacionados con las velas como con otras fuentes, por ejemplo, el humo del tabaco o el incienso", afirma.  "En pocas palabras, el jurado todavía está deliberando sobre los efectos para la salud de las velas en los hogares donde se queman velas".

Los sistemas de calefacción, ventilación y aire acondicionado también pueden hacer circular sustancias químicas por una casa, dice Plugge, dependiendo de la filtración. La mayor hermeticidad de las casas nuevas y "mejor selladas" también puede agravar la contaminación del aire interior, dice, a menos que se incluyan intercambiadores de aire fresco en el diseño.

Aunque la combustión de velas libera al aire algunas emisiones indeseables, quizá inesperadas, el mayor peligro de las velas es el fuego.

"Lo que más preocupa de las velas son los incendios domésticos: en EE. UU. se producen más de 7000 al año", afirma Corsi. "Aunque creo que hay preocupaciones legítimas relacionadas con las emisiones de partículas de las velas... no creo que las preocupaciones relacionadas se eleven al nivel de las preocupaciones por los incendios".

Con un uso normal, encender velas no será un problema para las personas que no son sensibles a los alérgenos.

Pero aún hay precauciones que puedes tomar. A la hora de comprar, Plugge recomienda evitar "cualquier cosa que no sea cera o mecha", siempre y cuando figure en la etiqueta de ingredientes de la vela. "Cualquier aditivo aumenta la posibilidad de reacciones alérgicas en personas sensibles", dice Plugge, con efectos que pueden ir desde urticaria y eczema hasta migrañas y síntomas similares al asma.

Las personas muy alérgicas pueden sufrir reacciones leves, probablemente debido al refinamiento de la cera, añade. En las ceras que no son tan puras, los compuestos orgánicos semivolátiles y volátiles como el tolueno, contenidos en la cera, pueden liberarse con la combustión.

También se puede limitar la cantidad de velas encendidas a la vez. "Una vela probablemente no haga mucho, pero los palos de incienso y muchas velas en una habitación pequeña son otra historia", dice Plugge.

En resumen: para minimizar la posibilidad de irritación por las emisiones de las velas, limita la cantidad de velas, elige velas sin perfume, sin fragancia y sin color, hechas con cera muy refinada, y quémalas en un recipiente que no sobresalga por encima de la mecha de la vela. Y no dejes la llama desatendida.

Las velas de cera perfumada son una alternativa a las velas perfumadas que no producen hollín.

Si te sigue preocupando contribuir a la contaminación del aire interior de tu casa, también puedes renunciar por completo a quemar cosas perfumadas, sugiere Becker. Demasiados olores pueden provocar una especie de "contaminación cerebral", dice.

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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