¿Por qué está aumentando la miopía en niños?

Mientras los científicos intentan desentrañar las razones del aumento vertiginoso de la miopía en los niños, las nuevas opciones de tratamiento pueden ayudar a evitar que empeore su visión.

Por Rachel Fairbank
Publicado 2 nov 2023, 15:51 CET
Miopía en niños

En Estados Unidos, las tasas de miopía se han disparado en los últimos 50 años, pasando del 25% en 1971 a casi el 42% en 2017. Muchos de estos casos de miopía se dan en niños, que son miopes a edades cada vez más tempranas. La causa, según algunos expertos, es demasiado tiempo frente a la pantalla y demasiado poco tiempo al aire libre.

Fotografía de Annette Riedl, picture alliance, Getty Images

El número de niños que necesitan gafas para ver objetos lejanos (miopía) está aumentando, y las proyecciones actuales sugieren que en 2050 el 50% de la población mundial estará afectada por dicha afección En España, donde la prevalencia de miopía en menores es de uno de cada cinco niños en edad escolar, se ha registrado una subida de casi un 20% en seis años.

En los años 70, el 25% de los estadounidenses tenía miopía, pero sólo tres décadas después la prevalencia aumentó al 42%. Aunque la genética es responsable de algunos casos de miopía, los científicos creen ahora que el entorno también desempeña un papel importante. Los investigadores están empezando a desentrañar las razones de este aumento vertiginoso y a idear formas de ralentizar e invertir el deterioro de la visión de los niños, lo que es importante para su calidad de vida en general y para el riesgo de pérdida de visión en etapas posteriores de su vida.

"Los niños se están volviendo miopes a un ritmo nunca visto", dice Nick Onken, optometrista de la Universidad de Alabama (Estados Unidos); "es más rápido de lo que puede explicar incluso la genética por sí sola".

"Sabemos desde hace décadas que cuanto más miope es una persona", dice Onken; "más probabilidades tiene de perder visión cuando sea mayor, debido a afecciones como desprendimiento de retina, glaucoma, degeneración macular y cataratas."

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Qué le ocurre al ojo con miopía

La miopía suele comenzar durante la infancia, debido a un desajuste entre la velocidad de crecimiento del ojo y el lugar donde la luz enfoca la retina.

"La miopía se debe a que el ojo es demasiado largo", explica Carolyn Lederman, oftalmóloga de Purchase (Estados Unidos). Cuando todo el globo ocular crece más de lo debido, se crea una situación en la que los componentes de enfoque del ojo (la córnea y el cristalino) dirigen la luz justo delante de la retina, en lugar de sobre ella, lo que provoca que los objetos lejanos aparezcan borrosos.

Resulta que la edad a la que un niño se vuelve miope por primera vez suele predecir lo mal que acabará viendo.

"El mayor factor de predicción de la miopía es el momento en que se adquiere", afirma Jeffrey Walline, optometrista y decano asociado de investigación de la Universidad Estatal de Ohio (Estados Unidos). Como explica Walline, cuanto más joven sea un niño cuando adquiere la miopía, peor acabará siendo, debido al tiempo que el globo ocular pasa creciendo más de lo debido. En la mayoría de los niños, la visión se estabiliza al final de la adolescencia, aunque en una minoría de individuos este proceso dura hasta mediados de los 20 años.

Además de necesitar gafas correctoras o lentes de contacto para ver correctamente, las personas con miopía también corren un riesgo mucho mayor de desarrollar problemas de visión más adelante. Como explica Ann Shue, oftalmóloga de la Universidad de Stanford, cuando el ojo es un poco más grande de lo que debería, se estira, como la masa de una pizza, lo que puede afectar a los delicadísimos nervios y vasos sanguíneos de la retina que están pegados a la parte posterior del ojo. "A medida que envejecemos, esto puede tirar de la retina" y causar problemas como glaucoma, desprendimiento de retina o degeneración macular, explica Shue.

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Aumentan las tasas de miopía

Aunque las razones del aumento de las tasas son complicadas y es probable que haya varios factores que contribuyan a ello, varios estudios apuntan sistemáticamente a la falta de tiempo al aire libre como uno de los principales factores de riesgo para desarrollar miopía.

Una teoría sobre la relación entre la falta de tiempo al aire libre y un mayor riesgo de desarrollar miopía es el efecto de la luz exterior en la estimulación de la liberación de dopamina, que actúa como una señal para frenar el crecimiento del ojo. "La luz más brillante libera más inhibición del crecimiento ocular", lo que impide que el ojo crezca demasiado, afirma Ian Morgan, profesor de la Universidad Nacional de Australia, cuyas investigaciones se centran en la miopía.

Lo que está menos claro es el efecto del tiempo frente a la pantalla y del trabajo de cerca (como la lectura) en el riesgo de desarrollar miopía. "Estos índices de aumento de la miopía comenzaron antes de que se introdujera el primer iPhone", afirma David Bernsten, optometrista de la Universidad de Houston (EE. UU.), cuyas investigaciones se centran en la miopía. Algunos estudios sugieren que el tiempo frente a la pantalla y el trabajo de cerca están relacionados con un mayor riesgo de desarrollar miopía, mientras que otros estudios no muestran ninguna relación.

Para explorar si existen intervenciones que pudieran ralentizar los cambios en la visión, los investigadores pusieron en marcha el estudio BLINK, en el que 294 niños de entre 7 y 11 años recibieron lentes de contacto (algunas normales, monofocales, y otras bifocales) que, según se ha demostrado en estudios anteriores, ralentizan la progresión de la miopía (tanto Bernsten como Walline participaron en el estudio BLINK).

Estas lentes de contacto especiales, que suelen recetarse a pacientes mayores que necesitan gafas bifocales, enfocan la mayor parte de la luz en la retina, proporcionando al usuario una visión central nítida, al tiempo que hacen que una pequeña cantidad de luz en la visión periférica se enfoque justo delante de la retina. Este ligero desenfoque de la visión periférica parece actuar como una señal para que el ojo ralentice su crecimiento. Katie Krueger, estudiante de tercer año de la Universidad Lee de Cleveland (Tennessee; Estados Unidos) que participó en el estudio BLINK, afirma: "No noté nada muy diferente [en mi visión]" mientras llevaba estas lentes de contacto. El hecho de que no detectara ninguna diferencia indica que su visión funcionaba perfectamente con las lentes de contacto.

En el caso de Krueger, aunque su visión empeoró un poco en los años siguientes, finalmente se estabilizó, dejándola con una miopía leve.

En otros estudios, se ha demostrado que el uso diario de un colirio especial, denominado atropina de baja concentración, también ralentiza la progresión de la miopía. En concentraciones normales de alrededor del 1%, la atropina se utiliza para dilatar la pupila en los exámenes oculares. Pero a concentraciones muy bajas, normalmente entre el 0,01 y el 0,05 por ciento de solución, las gotas de atropina justo antes de acostarse han demostrado ralentizar el crecimiento del globo ocular. En este momento, sin embargo, sigue habiendo dudas sobre qué dosis es la más eficaz y si la eficacia varía según los niños. Aunque aún se están afinando los detalles, se trata de un tratamiento prometedor.

"El uso de cualquiera de esos tratamientos parece ralentizar el ritmo de crecimiento del ojo entre un 50 y un 60 por ciento", afirma Onken; "no podemos parar el tren, pero podemos ralentizarlo".

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Detener la miopía antes de que se desarrolle

Los investigadores están empezando a idear formas de detener la progresión de la miopía antes de que empiece. Para ello, intentan predecir qué niños desarrollarán miopía. "En realidad, el crecimiento más rápido del ojo se produce justo antes de convertirse en miope", afirma Walline.

Walline, junto con sus colaboradores, está trabajando en la puesta en marcha de ensayos clínicos para prevenir o retrasar la aparición de la miopía en los niños, utilizando gotas oftálmicas de atropina a dosis bajas. Este estudio será similar a otros realizados en el pasado, fuera de Estados Unidos, que demuestran que las gotas oculares de atropina a dosis bajas pueden retrasar la aparición de la miopía en los niños. Así, si un niño desarrolla miopía, el tratamiento para retrasarla es el mismo que para prevenir su aparición.

Algún día, el objetivo será poder ofrecer estas opciones a todos los niños con riesgo de desarrollar miopía. "Esto tiene enormes beneficios sólo en términos de vida práctica y enormes beneficios en términos de las posibles consecuencias a largo plazo", dice Morgan: "Creo que en los próximos 10 años esto se convertirá en una práctica optométrica estándar".

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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