¿Por qué seguimos tosiendo si ya no estamos enfermos?

Una teoría postula que la exposición viral hace que los receptores de nuestras vías respiratorias sean excesivamente sensibles durante un tiempo después de la enfermedad.

Por Elise Cutts
Publicado 29 ene 2024, 16:08 CET, Actualizado 20 feb 2024, 15:20 CET
Aerosol simulado de tos realizado en Berlín en 2020

Los virus pueden hacernos toser para propagarse, como ilustra este aerosol simulado de tos en Berlín en 2020. Pero, ¿qué pasa cuando ese virus ya no es detectable pero seguimos tosiendo?

Fotografía de Christian Jungeblodt, Laif, Redux

¿Te has resfriado, tienes gripe, VRS o COVID recientemente, pero no consigues deshacerte de la tos? No eres el único. El síntoma puede persistir durante semanas después de que nuestro organismo haya eliminado el virus.

Michael Shiloh, médico especializado en la investigación de enfermedades infecciosas en el UT Southwestern Medical Center de Texas (Estados Unidos), dice que los pacientes con tos a menudo informan de que habían estado enfermos hasta ocho semanas antes de acudir a su consulta. "En realidad, ya no podemos detectar virus en estos individuos y, sin embargo, siguen tosiendo", afirma.

A finales de 2023 se produjo en Estados Unidos un aumento de los casos de gripe, VSR y COVID-19 que se ha prolongado hasta 2024. Y aunque las pruebas positivas para estas enfermedades se han estabilizado o han disminuido en todo el país en las últimas semanas, el número de personas que buscan atención médica para las enfermedades respiratorias sigue siendo elevado en gran parte de los EE. UU.

Los científicos aún no saben exactamente por qué las personas sanas sufren este tipo de tos pertinaz. Pero la investigación sobre cómo las infecciones interfieren en los nervios de las vías respiratorias está revelando nuevas pistas.

Según el neumólogo e investigador Lorcan McGarvey, de la Universidad Queen's de Belfast (Irlanda del Norte), la tos es un importante reflejo que protege las vías respiratorias de peligros como gases nocivos, agua o restos de comida mal tragada.

El reflejo lo desencadenan nervios que llegan hasta las vías respiratorias. Estos nervios están decorados con proteínas receptoras que reaccionan a todo, desde el aire frío hasta la capsaicina, la sustancia química que hace picantes a las guindillas. Cuando un irritante activa esos receptores, los nervios envían señales al cerebro a través del nervio vago que experimentamos como ganas de toser.

Desde allí, el cerebro envía órdenes a las vías respiratorias para que tosan o no. Este desvío al cerebro es la razón por la que existe cierto grado de control consciente en ciertos tipos de tos.

Los científicos conocen muchos estímulos diferentes que pueden desencadenar la tos, pero aún no se ponen de acuerdo sobre los mecanismos biológicos específicos que la desencadenan mientras estamos enfermos, y mucho menos en las semanas posteriores.

Aunque parezca obvio que la tos sirve para limpiar la garganta de mucosidad, también es posible que los virus desencadenen el reflejo para ayudarse a propagarse. Muchas infecciones implican tos seca que no produce flema en absoluto. Y si, en última instancia, tosemos para despejar las vías respiratorias durante una infección, eso seguiría sin explicar qué es exactamente lo que perciben nuestros nervios durante una infección que desencadena la tos.

"No lo sabemos", afirma el electrofisiólogo Thomas Taylor-Clark, de la Universidad del Sur de Florida; "pero lo que sí podemos decir es que sabemos algunas cosas, una de ellas que la infección vírica provoca inflamación".

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Las infecciones hacen que los nervios sean hipersensibles

Cuando estamos enfermos, esa inflamación dispara la sensibilidad de los nervios de las vías respiratorias, haciendo que reaccionen de forma exagerada, según sugiere la investigación. Una hipótesis es que la tos persistente tras una infección se produce cuando los nervios permanecen hipersensibles tras el final de una enfermedad.

"Respirar hondo, hablar por teléfono, reír, salir al aire frío... son cosas que en sí mismas no son perjudiciales ni nocivas. Pero, al menos temporalmente, pueden provocarnos ataques de tos" incluso cuando ya no estamos enfermos, afirma McGarvey.

Ya en 1990, los investigadores observaron que la infección por un virus similar a la gripe aumentaba la sensibilidad de los nervios de las vías respiratorias en cobayas, que tosen como los humanos. Las cobayas enfermas tosen más que los sanos cuando se exponen a irritantes como la capsaicina, algo que también se ha observado en las personas.

Ahora, los científicos están relacionando esta hipersensibilidad con sustancias químicas inflamatorias específicas y receptores en los nervios de las vías respiratorias.

En 2016, los científicos descubrieron que la infección por un virus similar a la gripe provocaba que ciertos nervios de las vías respiratorias hicieran copias adicionales de una proteína receptora llamada TRPV1, que reacciona a la capsaicina y a otros estímulos. Otros estudios, muchos de ellos en cobayas o en células humanas cultivadas en laboratorio, también han revelado un aumento de las copias de la proteína receptora TRPV1 y otros receptores durante las infecciones por virus respiratorios.

Un estudio de 2017 demostró que incluso cuando un virus se "mataba" con luz ultravioleta, aumentaba las copias de TRPV1 y otro receptor en células humanas cultivadas en laboratorio.

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Cuándo hablar con el médico cuando no paras de toser

La tos postinfecciosa suele resolverse en dos o tres semanas. Sin embargo, si la tos persiste durante más de ocho semanas, Shiloh y McGarvey recomiendan consultar al médico. Además, si la tos va acompañada de otros síntomas como fiebre, dificultad para respirar, flemas sanguinolentas o pérdida de peso, recomiendan acudir antes al médico.

Lukasz Antoniewicz, neumólogo que trata a pacientes en la unidad de tos crónica de la Universidad Médica de Viena (Austria), afirma que unas semanas de tos tras una enfermedad son normales. Sin embargo, aunque ocho semanas sea el límite oficial para la tos crónica, en la práctica puede ser mucho tiempo sin alivio, afirma.

"Tengo pacientes jóvenes, de unos 30 años, que se rompen las costillas sólo al toser y no tienen ninguna enfermedad ósea subyacente. Así que es un reflejo muy, muy fuerte. Y duele mucho", dice Antoniewicz; "cuando toses durante un mes, yo diría que quizá sea una buena razón para acudir al médico".

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Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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