Cómo combatir el estrés para evitar quemarse en el trabajo
Más de 200 mujeres se reúnen en el puente Benjamin Franklin de Filadelfia un día de otoño para caminar juntas. El grupo Philly Girls Who Walk (Chicas de Filadelfia que caminan) se reúne semanalmente para dar paseos de cinco kilómetros destinados a fomentar la forma física y mental. En todo el mundo, las mujeres y los adultos jóvenes corren el mayor riesgo de agotamiento laboral, y el ejercicio es una forma de aliviarlo.
Reuniones, llamadas, notificaciones, multitarea... el lugar de trabajo moderno no es precisamente conocido por sus cualidades de relajación. De hecho, el 84% de los estadounidenses afirmaron en una encuesta reciente que sus jefes contribuyeron al menos a uno de los problemas de salud mental a los que se enfrentan.
Mientras el agotamiento y el estrés alcanzan proporciones épicas, el profesor de la Universidad de Georgetown (Estados Unidos) Cal Newport tiene un mensaje contraintuitivo: reducir la velocidad. En su nuevo libro Slow Productivity [Productividad lenta], el autor de bestsellers desvela por qué somos tan infelices en el trabajo. Resulta que uno de los principios más arraigados en el lugar de trabajo (la necesidad de estar ocupado) es en realidad muy malo para los negocios. Rechazar esa actitud es bueno para todos, afirma Newport, y es posible conseguir grandes logros sin estar innecesariamente ocupado.
National Geographic ha hablado con Newport sobre la paradoja del lugar de trabajo moderno y sobre cómo incorporar los principios de la productividad lenta a tu propia vida. Esta conversación ha sido editada para mayor claridad.
Tabitha Mims, trabajadora social, en su despacho de Alphabet City, repasa su agenda de citas con los participantes en el programa de la organización sin ánimo de lucro Community Access, que ofrece viviendas de apoyo y servicios sociales en Nueva York a personas afectadas por problemas de salud mental. Según datos de la Oficina de Estadísticas Laborales, los trabajadores sociales clínicos ocupan el sexto lugar entre los trabajadores más estresados de Estados Unidos. Las elevadas necesidades y la carga de trabajo, el alto nivel de implicación emocional y la escasa influencia en los resultados de su trabajo son factores que probablemente contribuyen a ello. Todo ello coincide con las conclusiones del histórico estudio Whitehall, en el que los investigadores descubrieron que los empleados de rango bajo en la jerarquía social sufrían tasas de mortalidad más elevadas y una mayor incidencia de cardiopatías coronarias que los altos funcionarios que ocupaban los escalones superiores de la sociedad. Los funcionarios de menor rango tendían a experimentar mayores niveles de estrés en el desempeño de su trabajo, en parte porque tenían menos influencia en la toma de decisiones (en lugar de eso, se les ponía en la situación de tener que reaccionar) y eso parecía estar pasando factura a su salud. Aunque Mims no puede controlar la gran necesidad de sus servicios, está intentando aplicar mejor los límites del trabajo, como apagar el teléfono del trabajo fuera de horas, a pesar de las posibles necesidades continuas. Mims dice que incluso sus inquilinos la animan a tomarse tiempo libre para "relajarse y recuperar la tranquilidad", reconociendo que el estrés del trabajo le pasa factura.
Cómo la pseudoproductividad hace que el trabajo sea más estresante
Su libro utiliza el término "pseudoproductividad" para describir las normas laborales actuales. ¿Qué quiere decir con eso?
Utilizamos la actividad visible como sustituto del esfuerzo útil. Se remonta a la forma en que medíamos la productividad en las fábricas y en los sectores agrícolas. En una fábrica, tenemos el número de modelos T producidos. En la agricultura, se pueden medir las fanegas de maíz producidas por acre de tierra cultivada.
Nada de eso funcionaba en el trabajo del conocimiento; no había sistemas de producción claramente definidos que se pudieran ajustar. Así que la pseudoproductividad era la solución alternativa: si no podemos medir la productividad como antes, con cifras y ratios, digamos que la actividad es mejor que la falta de actividad.
Si el trabajo de oficina es tan común, ¿por qué es tan estresante?
El problema surgió con la revolución informática. Llegaron el correo electrónico y los ordenadores, y más tarde la informática móvil y los smartphones. De repente, la pseudoproductividad se disparó debido a la cantidad de trabajo que podías asumir. El detalle con el que podías demostrar que estabas haciendo un esfuerzo con correos electrónicos y Slack y saltando de una reunión digital a otra, aumentó. Fue entonces cuando empezamos a entrar en una espiral hacia la crisis de agotamiento que vemos hoy en día.
Estoy pensando en el jefe que insiste en que no fiches hasta las 5 de la tarde.
Es la clásica pseudoproductividad. La actividad es nuestra medida de la productividad. Así que más actividad es mejor que menos, y no hacer actividad es sospechoso.
Por qué es mejor que los negocios vayan más despacio
¿Qué les hace esta presión a nuestros jefes y compañeros de trabajo?
Cuando intentamos abarcar tantas cosas como sea posible, acabamos ralentizando realmente lo que producimos con el tiempo. La pseudoproductividad sólo nos hace peores en el trabajo. Es una medida pobre. No tiene éxito si nuestro objetivo es producir realmente cosas buenas.
Sin embargo, cuando la gente asume más, ¿no se hace más?
En realidad puede ser, irónicamente, contraproducente. Los gastos administrativos se acumulan. Al final te encuentras en una situación en la que pasas la mayor parte del día atendiendo los gastos administrativos de todas esas cosas que has aceptado hacer. Queda muy poco tiempo para avanzar en el trabajo. El ritmo al que se hace algo cae en picado. Es malo para todos. No hace que las empresas sean más rentables. No genera más valor. Quema a los empleados y provoca más rotación.
La epidemia del agotamiento está realmente generalizada. Los datos sugieren que el 77% o más de la mano de obra estadounidense moderna experimenta estrés en el lugar de trabajo.
Es una situación muy difícil ahora mismo, psicológicamente hablando. La forma en que estamos trabajando es totalmente extenuante. Una de las omisiones más desconcertantes de la economía de los últimos 20 o 30 años es que tenemos un sector basado en el uso de cerebros humanos para crear valor y, sin embargo, desconocemos por completo cómo funcionan los cerebros humanos.
Tratamos a los cerebros humanos como cajas negras que se limitan a realizar tareas, una tras otra. La sobrecarga que supone intentar seguir la pista de estos proyectos en el cerebro es brutal. Es intolerable para el cerebro humano tratar de hacer malabarismos con 10 cosas diferentes que tienen obligaciones activas y continuas.
Pero, ¿no están diseñadas herramientas como el correo electrónico y la mensajería instantánea para facilitar el trabajo?
Al entender el cerebro humano, se ve que la multitarea es un desastre. Cuando diriges tu atención a algo como la bandeja de entrada del correo electrónico, se produce un cambio de contexto cognitivo muy costoso. Tu cerebro piensa: "Oh, Dios, tenemos que prestar atención a esto ahora". Es un desastre para el cerebro. Es como si estuvieras corriendo usando zapatos que pesan cuatro kilos.
La gente dice que las figuras más productivas de la historia han sido buscavidas, como Jane Austen, de quien se rumoreaba que escribía sus libros en secreto mientras los miembros de su familia entraban y salían de su salón. Sin embargo, en su libro demuestra que sólo pudo producir sus mejores obras cuando se vio liberada de la mayoría de sus obligaciones domésticas y de las presiones familiares.
Usted mira a tiempos pasados para obtener principios. Entonces mi tarea es [preguntar] ¿cómo hacemos que ese principio sea relevante? En el caso de Jane Austen, hasta que no se simplificó su vida no pudo hacer su trabajo. Era una cuestión de carga de trabajo. Podemos fijarnos en el trabajo del conocimiento moderno y dejar que [su experiencia] nos informe de cómo hacemos, por ejemplo, la gestión digital de la carga de trabajo.
Cómo cambiar la forma en que trabajas
Así que ¿cómo podemos empezar con la productividad lenta?
Creo que los trabajadores tienen más autonomía de la que creen. Si tuvieran que elegir una cosa para empezar, yo reduciría el número de cosas en las que trabajan a la vez.
Esto no significa que tengas que reducir el número de cosas que aceptas hacer. Pero diferencia en tu mente entre "estoy trabajando activamente en esto" y "estoy de acuerdo con esto, pero estoy esperando para empezar". Esto puede darte un respiro, permitirte recuperar el aliento. A continuación, baja el ritmo y piensa de qué otra forma puedes mejorar tu trabajo.
¿Qué le diría a la gente que lucha contra el perfeccionismo?
En cuanto uno baja el ritmo, el perfeccionismo asoma la cabeza. Es un enemigo inevitable del oficio. Las soluciones que destaco en el libro tienen que ver con poner estacas en el suelo. Cuando los Beatles grabaron Sgt. Pepper, podían haberse quedado en el estudio para siempre. Así que lanzaron un single del álbum, una estaca en el suelo. Entonces supieron que tenían que terminarlo. Puedes hacer lo mismo si te comprometes a hacer algo en un plazo determinado.
¿Cuál es el resultado final?
La pseudoproductividad nos quita el respeto por nosotros mismos. Nos dice que para lo único que servimos es para estar ocupados. Nos despoja del sentido de la artesanía, la agencia y la calidad. A largo plazo, lo que te afianzará y te impulsará en tu carrera es hacer realmente bien lo que mejor sabes hacer. En el fondo sigues siendo un artesano. Eso es lo que importa. No puedes perderlo de vista.
Consejos de los redactores de National Geographic para afrontar el estrés
Considera la posibilidad de cambiar a analógico en lugar de digital: Los teléfonos y relojes inteligentes son útiles, sí, pero sus constantes notificaciones pueden ser una carga para tu cerebro, ya que te alejan de la tarea que tienes entre manos.
Programa horas de oficina: Para reducir el número de reuniones esporádicas, establece horas fijas en las que estés disponible para discusiones y preguntas no urgentes.
Invierte en una buena agenda que se adapte a tu forma de trabajar: Piensa en tu lista de tareas y en cómo te gusta afrontarlas. ¿Tienes muchas tareas diarias que controlar? ¿O tienes muchos proyectos a largo plazo? Hay un planificador para cada tipo de trabajo.
Deja la tecnología en la puerta cuando llegues a casa: Literalmente. Al final del día, deja el smartphone junto a la puerta durante al menos una hora para poder dedicar tu atención a tu familia, en lugar de dedicarte a la multitarea.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.