Qué son las sales de Epsom y qué le hacen a tu cuerpo

La gente lleva siglos echándose esta sal en el baño para restaurar sus niveles de magnesio y aliviar el estrés. Pero los expertos dicen que no funciona exactamente así.

Por Brian Handwerk
Publicado 27 jun 2024, 12:55 CEST
Mujer recibiendo masaje con sales de Epsom

Una mujer recibe un masaje con sales minerales. Las sales de Epsom (un compuesto de magnesio y sulfatos) se utiliza desde hace tiempo como tratamiento para aportar al organismo los minerales que necesita para funcionar. Pero los expertos dicen que es poco probable que puedas absorber mucho magnesio a través de la piel, que sirve principalmente de barrera.

Fotografía de MoMo Productions, Getty Images

Desde hace siglos, la gente se baña en sales de Epsom para aliviar los dolores musculares y el estrés. Pero hoy en día son más populares que nunca: la gente echa cucharadas de sal en la bañera y cuelga las fotos en las redes sociales. La sal de Epsom o sulfato de magnesio es asequible, está ampliamente disponible y es un gran negocio. Se calcula que el mercado mundial mueve varios miles de millones de dólares al año, y crece rápidamente.

Pero cuando se trata de la ciencia que hay detrás de los supuestos beneficios para la salud de las sales de Epsom, hay más preguntas que respuestas.

Según Jesse Bracamonte, especialista en medicina familiar de la Clínica Mayo de Arizona (Estados Unidos), "los baños calientes por sí solos son beneficiosos para aliviar dolores y tensiones". "Todavía no se sabe del todo si la sal de Epsom mejora esto debido a la falta de investigación y pruebas".

¿Y qué hay de otras afirmaciones, como que repone los niveles de magnesio del cuerpo, elimina las bacterias nocivas y sirve como laxante? Esto es lo que dicen los expertos.

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¿Qué son las sales de Epsom y cuáles son sus supuestos beneficios?

Cuenta la leyenda que, hace más de cuatro siglos, los granjeros cercanos a la ciudad inglesa de Epsom fueron alertados de la existencia de aguas locales poco comunes porque su ganado se negaba a beber de ciertos manantiales naturales.

Resultó que estas aguas estaban llenas de un compuesto de magnesio y sulfatos que acabaría conociéndose como sal de Epsom. A diferencia de la sal de mesa, un potenciador del sabor, la sal de Epsom produce un sabor amargo y desagradable.

La gente pronto descubrió que sentarse en las aguas del manantial era relajante, y la práctica convirtió la zona en un destino para amentes de los balnearios. La sal de Epsom se extrajo de las aguas como producto independiente a finales del siglo XVII.

La teoría básica de la eficacia de la sales de Epsom sugiere que el magnesio y el sulfato se disuelven en el agua caliente, de modo que los bañistas pueden absorberlos a través de la piel, o inhalarlos en forma de vapor, e incorporarlos al organismo.

El magnesio, el segundo mineral más abundante de nuestro cuerpo después del calcio, es necesario para la salud de los músculos y los nervios, el corazón y para regular la tensión arterial. Se obtiene de alimentos como las verduras, los frutos secos y las legumbres, pero muchas personas no ingieren las cantidades diarias recomendadas de magnesio. Eso puede provocar dolores musculares, fatiga, estrés u otras dolencias.

Muchos partidarios de los baños de sales de Epsom creen que ayudan a restablecer los niveles de magnesio del organismo.

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¿Funcionan realmente los baños de sales de Epsom?

Aunque hay mucho debate, no existen pruebas científicas concluyentes que sugieran que el ser humano pueda absorber una cantidad tan significativa de magnesio a través de la piel, como en un baño de sales de Epsom.

Nicholas Theodosakis, dermatólogo del Hospital General de Massachusetts y de la Facultad de Medicina de Harvard (ambas en Estados Unidos), afirma que nunca ha visto ningún estudio controlado que sugiera que los baños con sales de Epsom tengan tal beneficio, ni ningún beneficio real.

"Mi opinión, como profesional de la bioquímica y la dermatología, es que no tiene mucho sentido", afirma; "la piel es sobre todo una barrera, no una esponja. Quienes, como yo, desarrollamos fármacos de uso tópico dedicamos mucho tiempo y energía a intentar que los productos atraviesen la piel, porque es muy difícil".

Theodosakis añade que a quienes deseen reponer sus niveles de magnesio probablemente les resulte más eficaz obtenerlo a través de los alimentos o de los suplementos orales que hay en el mercado: "El intestino está diseñado para absorber cosas, es algo opuesto a la piel en ese sentido".

No obstante, muchas personas afirman que tomar un baño de sales de Epsom les ayuda a relajar los músculos, aliviar el dolor y sentirse menos estresadas. Pero quizá no sea por el magnesio. El propio baño caliente estimula el flujo sanguíneo y ayuda a relajar los músculos y las articulaciones. Un baño caliente también puede reducir temporalmente la tensión arterial y ayudar a relajarse, con o sin sales de Epsom.

Theodosakis también se muestra escéptico ante las afirmaciones de los bañistas de que las sales de Epsom pueden eliminar bacterias y hongos nocivos del cuerpo. "No conozco ningún estudio que haya evaluado realmente de forma rigurosa la sal de Epsom para cambiar los niveles de bacterias", señala; "y sospecho firmemente que una sal diluida, a los niveles que se pondrían en un baño, no va a tener ningún efecto importante".

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¿Se puede tomar la sal de Epsom como laxante?

Las sales de Epsom también se promocionan como laxante, aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés). Aunque otros laxantes pueden ser más eficaces y producir menos efectos secundarios como la hinchazón, consumir sal de Epsom disuelta en agua puede aliviar el estreñimiento ocasional cuando se utiliza según las indicaciones y en las dosis sugeridas. Pero hay que tener cuidado con ingerir demasiada, si es que eres capaz de tolerar el sabor.

En los últimos años, los científicos han identificado el receptor del amargor en nuestras papilas gustativas que reacciona a la sal de Epsom y advierte al organismo de que no ingiera demasiada cantidad de una sustancia que podría resultar tóxica. Ingerir cantidades excesivas de sales de magnesio puede provocar vómitos y diarreas graves, o incluso una bajada de tensión y un paro cardiaco, aunque ninguno de estos efectos secundarios supone una amenaza para los bañistas.

La sal de Epsom funciona como laxante extrayendo agua del cuerpo para ayudar a limpiar el sistema gastrointestinal, pero Bracamonte dice que puede no ser la mejor herramienta para el trabajo. "Puede haber más opciones disponibles que tengan mejores pruebas", señala. Por ejemplo, otros laxantes a base de magnesio, como la leche de magnesia o el citrato de magnesio.

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¿Es segura la sal de Epsom?

Aunque la falta de estudios científicos arroja algunas dudas sobre las propiedades curativas de la sal de Epsom, en última instancia no hay duda de que muchas personas se sienten mejor al tomar un baño caliente con sal de Epsom. En este sentido, los expertos parecen estar de acuerdo en que no hay razón para no darse el gusto.

"Aparte de circunstancias muy raras, como tener muchas heridas abiertas, no creo que haya realmente ningún daño que yo conozca", afirma Theodosakis; "yo le digo a la gente: 'si te gusta, hazlo'".

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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