La NASA descubre 219 posibles planetas, incluyendo 10 «Tierras»

Estos mundos forman parte del último censo del telescopio Kepler, que ha descubierto un total de más de 4.000 candidatos a planetas a lo largo de cuatro años.

Por Nadia Drake
Publicado 9 nov 2017, 4:18 CET
Planeta
Un planeta del tamaño de la Tierra orbita en torno a su estrella en una ilustración de la NASA.
Fotografía de NASA, JPL Cal-tech

La NASA acaba de añadir 219 posibles planetas a su creciente catálogo de mundos más allá de nuestro sistema solar, incluyendo 10 que serían planetas potencialmente templados y rocosos, como la Tierra.

En este último grupo de planetas se encuentra una posible formación que podría tratarse del planeta más similar a la Tierra jamás observado. Este mundo, llamado KOI 7711.01, es solo un 30 por ciento más grande que nuestro frágil oasis y orbita a una estrella parecida al sol que se encuentra a 1.700 años luz de distancia.

Lo más importante es que este planeta de prácticamente el tamaño de la Tierra habita una región en torno a su estrella en la que obtiene la cantidad justa de calor solar para que el agua líquida pueda circular sobre su superficie.

«Obtiene aproximadamente la misma cantidad de calor que nos llega de nuestra estrella», explica la científica Susan Thompson, del SETI Institute y que forma parta del equipo que desveló estos nuevos planetas el pasado lunes. Sin embargo, «todavía hay mucho que desconocemos sobre este planeta. Es difícil afirmar con seguridad que se trata realmente de un gemelo de la Tierra. Necesitamos conocer más datos acerca de su atmósfera, si hay o no agua en el planeta».

KOI 7711.01, avistado por el telescopio espacial Kepler de la NASA, es solo uno de los intrigantes integrantes del catálogo, que supone la última recopilación de cuatro años de observaciones de Kepler. Durante ese tiempo, el telescopio ha revelado 4.034 posibles planetas de una pequeña franja celestial, de los que se han confirmado 2.335.

«La mayoría de planetas descubiertos por Kepler son más pequeños que Neptuno, y Kepler ha abierto realmente nuestros ojos a la existencia de estos pequeños mundos de tamaño terrestre», afirma Thompson.

Además, el catálogo contiene información suficiente para que los científicos empiecen a establecer una demografía exoplanetaria, es decir, formar un censo de varias poblaciones lejanas en vez de centrarse en las curiosidades individuales.

«Estamos desviando nuestra atención de encontrar nuevos sistemas individuales y centrándola en intentar entender la demografía de estos mundos que son tan similares a nuestro planeta, la Tierra», dice Thompson.

Kepler despegó en 2009 y se situó en órbita en torno al Sol. A continuación, pasó cuatro años observando un total de 200.000 estrellas que se disponen sobre una pequeña franja de cielo cerca de las constelaciones Cygnus y Lyra. Su misión era averiguar cómo de comunes eran los planetas como la Tierra dentro de la Vía Láctea.

Para hacerlo, la nave buscó parpadeos breves en su brillo provocados por los planetas que se cruzaban entre sus estrellas y la Tierra. A partir de la duración y la frecuencia de estos parpadeos, los científicos podían determinar el tamaño de esos planetas merodeadores y a qué distancia orbitaban respecto a sus estrellas.

Para Kepler, otra «Tierra» sería un mundo rocoso que se encuentra en la zona habitable, una región que no es ni demasiado cálida ni demasiado fría para que exista agua en la superficie. Con el paso de los años, Kepler ha encontrado varios candidatos con estas características, lo que permite a los astrónomos estar cada vez más cerca de una respuesta.

De los 4.034 posibles mundos, casi 50 son probablemente rocosos y se encuentran en las zonas de órbita consideradas adecuadas para la vida (más de 30 de ellos han sido confirmados hasta ahora).

«Este número podría haber sido realmente pequeño, y por una vez estoy eufórica de que hayamos encontrado 50 planetas potencialmente habitables orbitando estrellas cercanas», explica Courtney Dressing, de Caltech.

Este número puede no sonar excepcionalmente grande, pero hay que tener en cuenta que Kepler ha estado observando una pequeña parte del cosmos, un campo de estrellas que recubre una fracción de 1/400 de la totalidad del cielo. La nave solo podía observar planetas cuyas órbitas los colocasen entre la Tierra y sus estrellas. Un sistema planetario como el nuestro solo tiene una probabilidad de 1 entre 200 para que se produzca dicha orientación, según Dressing.

Durante el último año, los científicos estarán descifrando los datos y extrapolándolos a partir de una población de 50 mundos rocosos para conseguir un censo galáctico. Aunque todavía no tenemos una respuesta final, lo más probable es que haya miles de millones de tierras en nuestra galaxia.

«¿Existen lugares de la galaxia en los que podríamos vivir además de en este planeta al que llamamos hogar?», se pregunta Thompson.

Cabe destacar que los científicos son capaces de hacerse esa pregunta en un contexto de miles de millones de planetas. Después de todo, supimos que existían mundos fuera de nuestro sistema solar hace solamente 25 años. Ahora, cuanto más buscamos, más obvio nos resulta que nuestra galaxia está llena de planetas que podrían sernos muy familiares, lo que aumentaría las probabilidades de descubrir que no estamos solos.

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