Por qué el lanzamiento del cohete Falcon Heavy podría hacer historia

Si todo va según lo planeado, el miembro más reciente de la flota de SpaceX podría convertirse en el cohete más potente desde el que envió humanos a la Luna.

Por Michael Greshko
Publicado 6 feb 2018, 11:04 CET

Más de 50 años después de que el cohete Saturno V enviase a humanos a la Luna, la plataforma de lanzamiento 39A en el Centro Espacial Kennedy de la NASA podría convertirse de nuevo en un telón de fondo para la historia. Si todo va bien la tarde del martes, el cohete Falcon Heavy de SpaceX se elevará al espacio de una forma muy peculiar: transportando un Tesla Roadster de color rojo cereza con banda sonora de David Bowie.

Tras seis horas en punto muerto, el Tesla se adentrará en lo que se conoce como órbita de transferencia de Hohmann alrededor del Sol, formando un arco entre las trayectorias de la Tierra y Marte durante quizá millones de años. Mientras tanto, tres cámaras a bordo del Tesla grabarán todo lo que ocurra.

Si tiene éxito, el Falcon Heavy se convertirá en el cohete más potente del mundo por un factor de dos, capaz de lanzar más de 63 toneladas de carga —y quizá algún día pasajeros— a la órbita baja de la Tierra. Solo el Saturno V, la «mula de carga» de las misiones Apolo, ha transportado más peso en órbita.

«Será el vuelo de prueba más importante desde 1967, cuando tuvo lugar la primera prueba del Saturno V», explica John Logsdon, experto en política espacial en la Universidad George Washington.

La ventana para el lanzamiento se abrirá a la 13:30 EST el 6 de febrero (19:30 hora peninsular española). Si fuera necesario, el lanzamiento podría posponerse al 7 de febrero. Puedes seguir lo que ocurre en este vídeo en directo de SpaceX en YouTube.

 

Muchas cosas pueden salir mal, algo en lo que ha insistido Elon Musk, consejero delegado de SpaceX y magnate millonario, durante los preparativos para el lanzamiento. Si el cohete explotara en la plataforma de lanzamiento 39A, la deflagración no solo destruiría el Falcon Heavy, sino también la plataforma desde la que despegaron el Saturno V y la flota de transbordadores espaciales de la NASA. Este caos también desbarataría el plan de SpaceX, ya demorado, para enviar a astronautas de la NASA a la Estación Espacial Internacional.

Una explosión en la plataforma «no solo destruiría una parte del patrimonio, sino que retrasaría el vuelo espacial humano durante mucho tiempo», afirma Logsdon. «La gente dice que la NASA ya no corre riesgos; han corrido este específicamente».

Existen otros caminos al fracaso menos explosivos. Una vez que el cohete alcance la velocidad del sonido, los tres núcleos podrían zarandearse los unos a los otros de forma inesperada. El solapamiento de las ondas expansivas podría provocar daños graves en el cohete.

También es posible que el Tesla Roadster no salga de nuestro vecindario inmediato. Antes de enviar al coche en camino hacia Marte, la etapa superior del cohete tendrá que pasar seis extenuantes horas flotando en los cinturones de Van Allen, donde el campo magnético de la Tierra atrapa la radiación de alta energía que emite el Sol. ¿Podrá sobrevivir a los golpes la etapa superior del cohete y volver a arrancar?

Las inquietantes posibilidades son suficientes para dar al lanzamiento lo que Musk denominó un «factor de riesgo importante». Pero en una conferencia de prensa el lunes, Musk parecía tranquilo.

«Lo raro de este vuelo es que normalmente me siento muy estresado el día anterior. Pero esta vez no», dijo. «Estoy seguro de que hemos hecho todo lo que estaba en nuestras manos para maximizar las probabilidades de éxito de esta misión».

Reducir, reutilizar

Si se logra el lanzamiento del Falcon Heavy, este servirá como un poderoso símbolo de la carrera espacial de las empresas privadas, alterada por el énfasis de SpaceX en la reutilizabilidad.

La mayoría de cohetes están diseñados con varios niveles, o etapas, que ayudan a llevar el compartimento especial que transporta la carga útil —satélites y cápsulas de tripulación— al espacio. Las etapas suelen separarse y caen a la Tierra cuando se gastan. En muchos casos, dichas etapas no pueden reutilizarse de forma segura.

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    Comparación del Falcon Heavy de SpaceX con otros vehículos de lanzamiento de carga pesada que han puesto con éxito cargamento y, en algunos casos, tripulación en órbita (haz clic sobre la imagen para aumentarla).
    Fotografía de Dan Steinmetz

    Pero desde el 2008, SpaceX ha llevado a cabo una serie de primeras veces en vuelos espaciales con su cohete Falcon 9, entre ellas la recuperación y la reutilización de algunas de las etapas de su cohete. Se espera no tener que construir un cohete nuevo para cada lanzamiento, del mismo modo que las aerolíneas no construyen un avión nuevo para cada viaje. La reutilizabilidad es la clave para reducir los costes del viaje espacial.

    Como el Falcon Heavy es básicamente tres cohetes Falcon 9 unidos, SpaceX espera recuperar las tres primeras etapas. Si todo va según lo planeado, los dos propulsores laterales —reciclados de lanzamientos previos de Falcon 9— se separarán y regresarán a lugares de aterrizaje en tierra. Más adelante, la primera etapa central aterrizará por separado en Of Course I Still Love You, la plataforma de nombre curioso de SpaceX.

    ¿Cuánto cuesta toda esta potencia y estilo? Sorprendentemente poco en comparación con otras empresas.

    SpaceX afirma que, sin accesorios adicionales, un lanzamiento de Falcon Heavy costaría unos 90 millones de dólares (73 millones de euros). En comparación, cada lanzamiento del cohete Delta IV Heavy de United Launch Alliance cuesta al menos 350 millones de dólares (283 millones de euros), pero solo puede transportar la mitad de peso en carga útil que la Falcon Heavy.

    «Ha sido un tiro de advertencia», afirma Logsdon.

    Antes incluso de la primera prueba del Falcon Heavy, varias empresas optaron por utilizar sus servicios. Está previsto que el cohete lance el Arabsat 6a, un satélite de comunicaciones de Arabia Saudí, así como carga útil de las empresas Inmarsat y Viasat. Además, SpaceX tiene un contrato de 160 millones de dólares (130 millones de euros) con la Fuerza Aérea estadounidense para lanzar los STP-2, una serie de satélites diferentes que incluye un reloj atómico de alta precisión diseñado para el espacio profundo y una red de satélites que supervisarán la atmósfera terrestre.

    «Si esto nos sale bien, se acabó la partida», afirma Musk. «Sería como... si una empresa de aeronaves tuviera una aeronave reutilizable y todas las demás empresas de aeronaves fueran de un solo uso, tuvieras que saltar en paracaídas en tu destino y tu avión se estrellase aleatoriamente en cualquier lugar».

    Tanteando el terreno

    Pese a las impresionantes características del Falcon Heavy, este podría volar en menos misiones de las que preveía originalmente Elon Musk cuando anunció el cohete en 2011. Esto se debe a que SpaceX ha sacado mucho más rendimiento a su cohete Falcon 9, al permitirle lanzar una variedad más amplia de satélites.

    «Uno de los principales mercados de Falcon Heavy ha desaparecido en cierto modo», afirma Logsdon. «El Falcon Heavy es solo una etapa intermedia en la evolución de SpaceX, no una parte constante de su línea de productos».

    ¿Cuál es el siguiente paso? El BFR, o Big Falcon Rocket, un gigante que puede transportar casi un 30 por ciento más de carga útil que el Falcon Heavy a la órbita baja terrestre. El BFR es también la piedra angular del ambicioso plan de Elon Musk para llevar a los humanos a la Luna y a Marte.

    Mientras tanto, The Verge y Ars Technica señalan que el Falcon Heavy sería perfecto para enviar instrumental científico a más en profundidad en el sistema solar. Aunque el SLS, el megacohete de la NASA, podrá lanzar mayores cargas útiles con más empuje, también se estima que cada lanzamiento costará entre 1.000 y 3.000 millones de dólares (entre 809 y 2.400 millones de euros), así que es posible que el Falcon Heavy y otros cohetes superen al SLS.

    Transportistas espaciales

    Por su importancia práctica, el Falcon Heavy también es relevante por lo que representa: la vanguardia de una labor creciente para explorar y comercializar el espacio.

    Orbital ATK ya ha lanzado su propio cohete Antares y su cápsula Cygnus. En 2020, la empresa de cohetes Blue Origin de Jeff Bezos tendrá listo su vehículo de lanzamiento orbital New Glenn, que competirá con el Falcon 9. Bigelow Aerospace trabaja duramente para perfeccionar sus hábitats espaciales hinchables. Y en uno de sus primeros vuelos de prueba, Rocket Labs ha puesto con éxito pequeños satélites —incluida una «bola de discoteca» reflectante— en órbita.

    «Es genial que exista toda una serie de medios para transportar cargamento al espacio, desde [el equivalente a] una pequeña furgoneta a un camión de 18 ruedas», afirma Logsdon. «Significa que la gente se siente optimista en cuanto a que vamos a estar activos en el espacio. Al fin y al cabo, estos son solo vehículos», añade. «No son el producto final».

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