New Horizons completa el sobrevuelo de Ultima Thule, el objeto más distante explorado por humanos

Los científicos por fin han conseguido echar un vistazo a una parte primitiva del sistema solar que orbita a más de 6.400 millones de kilómetros: 2014 MU69, o Ultima Thule.

Por Michael Greshko
Publicado 2 ene 2019, 12:43 CET
La sonda New Horizons de la NASA se encuentra con 2014 MU69, un pequeño mundo conocido como Ultima Thule, en una ilustración del sobrevuelo histórico.
Fotografía de NASA, Jhuapl, SwRI

El primer día de 2019 tuvo lugar la mayor fiesta de Año Nuevo del sistema solar, a más de 6.400 millones de kilómetros en el espacio. A las 6:33 del 1 de enero, la sonda New Horizons de la NASA sobrevoló un pequeño pedazo de roca y hielo denominado 2014 MU69. Este objeto, al que también denominan Ultima Thule, también es el lugar más distante y primitivo que los humanos han visitado.

Debido a la vasta distancia que deben recorrer los mensajes entre la Tierra y la sonda, los miembros del equipo New Horizons no supieron de inmediato si había completado con éxito el sobrevuelo. La confirmación llegó justo después de las 16:30 y los equipos a cargo de cada subsistema de la New Horizons empezaron a presentar informes.

La multitud reunida frente al control de misión empezó a vitorear cuando un científico anunció que «los punteros SSR se encuentran donde lo habíamos previsto», lo que significaba que la New Horizons había recopilado los datos que debía recopilar.

«La sonda está sana. Hemos logrado el sobrevuelo más distante», declaró Alice Bowman, directora de operaciones de la misión, con una sonrisa.

CIENCIA 101 - PLUTÓN

Diez horas antes, la New Horizons había dado la bienvenida al nuevo año sacando tantas fotos de MU69 como pudo mientras lo sobrevolaba a 16 kilómetros por segundo. En la Tierra, cientos de aficionados, periodistas, académicos e ingenieros acudieron al centro Kossiakoff en el Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Josh Hopkins, en Maryland, para celebrar este hito distante y la llegada del 2019 como algo casi secundario.

«No se me ocurre una Nochevieja más nerd», declaró aquella tarde un asistente mientras llegaba la multitud.

Era una escena estridente. Niños disfrazados de astronautas pasaban al centro de conferencias; otros llevaban gorros de «Feliz Año Nuevo» con el logo de New Horizons estampado. Entre ellos se encontraba Brian May, científico colaborador y guitarrista de Queen, que debutó con una canción que había escrito sobre la misión. Las autoridades de la NASA, a quien se les prohibió hacer declaraciones oficiales por el actual cierre de la administración estadounidense, también asistieron en su tiempo libre.

«Solo soy un científico planetario, y nadie puede evitar que acuda a un evento planetario», afirmó Jim Green, director de la división de ciencia planetaria de la NASA. «Se trata del descubrimiento, de algo que no hemos visto jamás».

La mañana siguiente, conforme los asistentes iban llenando el centro de conferencias, la atmósfera se llenó de expectación. ¿Lo habría logrado la New Horizons? Cuando Bowman declaró que la sonda estaba sana y salva, el público estalló en vítores y, uno a uno, se levantaron para dar una gran ovación.

«Sentía que ya lo estábamos celebrando aunque todavía no había llegado la señal», declaró Bowman en un comunicado de prensa tras el sobrevuelo. «Ahora estoy un poco más nerviosa, pero lo hemos logrado de nuevo».

We will rock you

La New Horizons despegó hacia las afueras del sistema solar el 19 de enero de 2006 con velocidad suficiente para pasar por Júpiter en solo 13 meses. Aún con el impulso de la gravedad del planeta, la sonda tuvo que recorrer más de 3.200 millones de kilómetros para llegar a Plutón. Finalmente, el 14 de julio de 2015, New Horizons desveló al rey del cinturón de Kuiper y a su séquito de lunas de una forma espectacular.

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    Tras haber hecho historia en el sistema de Plutón, la New Horizons se ha convertido en la primera sonda que ha visitado un objeto descubierto después del lanzamiento de la propia sonda. Conforme la sonda navegaba hacia su objetivo principal en 2014, los astrónomos emplearon el telescopio espacial Hubble para encontrar 2014 MU69, un objeto tenue que orbita el sol cada 297 años terrestres en una órbita casi circular.

    «No lo conocíamos, lo que hace que sea aún más disparatado», afirma Marc Buie, el astrónomo que descubrió MU69.

    MU69, que está a más de 6.400 millones de kilómetros del sol, es ahora el objeto más distante explorado por los humanos. Como es probable que lleve en su órbita actual desde su formación hace 4.500 millones de años, es una cápsula del tiempo perfecta para comprender la materia prima de los planetas de nuestro sistema solar.

    Sin embargo, su atractivo científico hizo que visitar MU69 supusiera una hazaña aún más compleja que Plutón. Está tan lejos del sol que es muy difícil de ver: el mediodía en MU69 sería mucho más tenue que un crepúsculo terrestre y su superficie es casi tan reflectante como el asfalto. Su distancia también implica que hacen falta más de seis horas para que un mensaje terrícola llegue a la nave. Y como guinda del pastel, MU69 es un mundo pequeño de entre 24 y 32 kilómetros de diámetro.

    «No puedo prometerles éxito. Estamos forzando la capacidad de esta sonda», advirtió Alan Stern, investigador principal de la New Horizons, en un comunicado de prensa el lunes. «La New Horizons no tendrá segundas oportunidades».

    Don't stop me now

    Antes del sobrevuelo, los investigadores tenían muy poca información de MU69. ¿Eran dos objetos orbitándose mutuamente, dos objetos en contacto estrecho o un objeto con forma de patata? ¿Por qué tiene un color rojizo? ¿Y cuántos cráteres de impacto han marcado MU69 con el paso del tiempo?

    “Así exploramos los humanos ahora; lo hacemos de la forma más audaz y asombrosa.”

    por LINDY ELKINS-TANTON, UNIVERSIDAD ESTATAL DE ARIZONA

    Para el sobrevuelo de Plutón, el equipo de la New Horizons tuvo que escrutar seis meses de imágenes de avance, conforme el planeta enano pasaba de ser un píxel minúsculo a convertirse en un mundo maravilloso de hielo con actividad geológica. Ese no era el caso de MU69. El lunes, entre las exclamaciones de asombro durante una conferencia de prensa, el equipo de la New Horizons reveló su primera imagen del objeto previa al sobrevuelo: una mancha alargada de dos píxeles de ancho.

    «Cuando apareció la imagen, nunca había visto a tanta gente tan emocionada por un par de píxeles», cuenta Stern.

    Cuando el equipo de Bowman confirmó que la sonda estaba a salvo, sus colegas y ella desvelaron las últimas noticias de MU69 basándose en las imágenes finales previas al sobrevuelo.

    Ahora, los investigadores pueden distinguir la forma del objeto, alargado y con dos lóbulos, como un cacahuete. El equipo también ha situado el ritmo de rotación de MU69 en entre 15 y 30 horas, y su eje de rotación se dispone a lo largo de nuestra línea de visión desde la Tierra, como si fuera un propulsor de frente a nosotros. Como consecuencia, siempre vemos la misma mitad iluminada por el sol, lo que explica por qué no se observaba la disminución ni el incremento del brillo de MU69 con cada rotación, como ya esperaban los investigadores. En los próximos días irán llegando imágenes en mayor resolución.

    «Aunque todavía es una mancha pixelada, es una mancha pixelada mejor», afirma Hal Weaver, científico del proyecto New Horizons. «Todo se revelará mañana o al día siguiente. Ultima Thule será un mundo real».

    Si fueras un pasajero a bordo de la New Horizons mientras sobrevolaba MU69, no habrías podido ver el diminuto mundo a simple vista hasta pocas horas después de su aproximación máxima. De repente, habría aparecido en la distancia una especie de alfiler rojizo. Se habría iluminado rápidamente y habría adquirido el tamaño de una luna llena vista desde la Tierra.

    Después, habría desaparecido en la oscuridad tan rápido como apareció, conforme la sonda se desplazaba a más de 14 kilómetros por segundo. Desde ese punto de vista imaginario, sería como si MU69 no hubiera existido en absoluto hasta que observaras los bancos de datos recién recabados de la sonda.

    «Es tenso y emocionante, estoy nervioso. La velocidad a la que ocurre es sobrecogedora», afirmó John Spencer, científico del Instituto de Investigación del Suroeste y planificador de la misión ampliada de la New Horizons, horas antes del sobrevuelo. «Pasas de no saber nada a saberlo todo en un par de días... Vaya, ¿ya estamos aquí?».

    Esta podría ser la primera luna descubierta fuera de nuestro sistema solar

    La serie completa de mediciones que recopiló la New Horizons llegará a la Tierra en 20 meses, transmitiéndose en bits por un radiotransmisor con un cuarto de la potencia de una bombilla incandescente. Con los primeros datos recibidos se podrá cartografiar la superficie de MU69 y buscar cualquier pequeño satélite del objeto. Las imágenes de mayor resolución de MU69 no llegarán a la Tierra hasta febrero de 2019.

    «La misión siempre ha consistido en una gratificación pospuesta», bromeó Stern.

    Another one bites the dust

    Ahora que la New Horizons ha sobrevolado MU69, no hay forma de pisar el freno. Seguirá desplazándose a toda velocidad hacia las afueras del sistema solar, acelerando a fondo a más de 51.000 kilómetros por hora.

    Por el camino, la sonda proseguirá con su cometido científico. Su contador de polvo rastreará la densidad de polvo del sistema solar exterior, datos que se sumarán al registro de las sondas Voyager. La New Horizons también empleará el LORRI, su telescopio, para sacar imágenes de los parientes de MU69 desde un punto de vista privilegiado: dentro del propio cinturón de Kuiper. Como verá a los parientes de MU69 desde un lado o incluso desde atrás, la New Horizons permitirá a los científicos deducir las propiedades superficiales de los objetos con un nivel de detalle sin precedentes.

    Pero el fin último de la misión es sobrevolar otro objeto del cinturón de Kuiper, uno que todavía no se ha descubierto. Los científicos del equipo emplean el Observatorio Interamericano del Cerro Tololo, en Chile, para buscar en el firmamento objetos como MU69 que la sonda pueda visitar. El equipo podría tratar de utilizar el instrumental a bordo de la New Horizons para buscar objetivos nuevos, una tarea para la que técnicamente no está diseñado. Si lo logra, la New Horizons se convertiría en la primera sonda en descubrir su propio objetivo.

    «Las probabilidades son bastante escasas, pero vale la pena buscar y vamos a intentarlo», afirmó Kelsi Singer, miembro del equipo de New Horizons e investigadora posdoctoral en el Instituto de Investigación del Suroeste.

    Cuanto antes puedan detectar un objetivo, mejor. Con cada semana o mes transcurrido, se estrecha el área que la New Horizons puede visitar en el entorno de MU69. La potencia de su generador de radioisótopos, que básicamente es un termo lleno de plutonio caliente en desintegración, disminuye conforme el plutonio se desintegra. Cuando la New Horizons sobrevoló Plutón, proporcionó 200 vatios de potencia en total. Ahora ha descendido a 190 vatios.

    En algún momento de la década del 2030, se habrá desintegrado el plutonio suficiente como para que la New Horizons sea incapaz de mantener calientes sus sensibles sistemas electrónicos. Hasta ese gélido final, el radiotransmisor de la sonda emitirá datos a la Tierra a lo largo de miles de millones de kilómetros del límite de nuestro barrio cósmico.

    «Será una muerte fría, pero al menos lo sabremos», afirma Alex Parker miembro equipo de la New Horizons y astrónomo planetario del Instituto de Investigación del Suroeste.

    Princes of the universe

    Por suerte, la New Horizons es una de las muchas misiones que agencias espaciales de todo el mundo están enviando a pequeños cuerpos del sistema solar. Desde 2014 a 2016, la sonda Rosetta de la Agencia Espacial Europea aportó a los humanos una imagen impresionante del cometa 67P. La misión japonesa Hayabusa2 llegó hace poco al asteroide Ryugu y colocó dos aterrizadores del tamaño de un disco en su superficie.

    Pocas horas antes de que la New Horizons realizara su sobrevuelo, la misión OSIRIS-REx de la NASA logró entrar en órbita alrededor del asteroide Bennu. En 2020, recogerá muestras de la superficie de Bennu con el objetivo de devolverlas a la Tierra en 2023.

    Y hay más misiones como estas en curso. Hal Levison, colega de Stern y científico planetario del Instituto de Investigación del Suroeste, lidera la misión Lucy a los Troyanos, un enjambre de asteroides que orbitan el sol justo por detrás o por delante de Júpiter. Algunos modelos sostienen que los Troyanos se formaron en el frío disco exterior que bordeaba el sistema solar primitivo, por lo que serían primos de MU69.

    Por su parte, la científica de la Universidad Estatal de Arizona Lindy Elkins-Tanton lidera la misión Psyche de la NASA, que visitará el asteroide homónimo, un objeto masivo cuya composición es metal en al menos un 95 por ciento. Se cree que había sido el núcleo de un protoplaneta y un impacto cataclísmico retiró su corteza exterior en el sistema solar primitivo.

    Para Elkins-Tanton, la New Horizons y otras misiones de la NASA a mundos pequeños representan un gran salto.

    «Así exploramos los humanos ahora; lo hacemos de la forma más audaz y asombrosa», afirma. «Utilizamos milagros tecnológicos, enviamos sondas a 6.400 millones de kilómetros de distancia y siguen funcionando».

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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