El objeto interestelar 'Oumuamua podría ser un fragmento de un planeta muerto

La forma oblonga de 'Oumuamua, el primer objeto detectado procedente de fuera del sistema solar, podría deberse a la destrucción de un planeta por parte de una estrella lejana.

Por Nadia Drake
Publicado 15 abr 2020, 11:54 CEST
'Oumuamua

Esta representación artística muestra el primer objeto interestelar que se ha detectado a su paso por el sistema solar: 'Oumuamua. El telescopio Pan-STARRS1 de Hawái descubrió este objeto único el 19 de octubre de 2017. Las observaciones subsiguientes desde observatorios de todo el mundo demuestran que no se parece a nada del sistema solar.

Fotografía de Eso, M. Kornmesser

A finales de 2017, el sistema solar recibió un visitante inusual: un pequeño objeto rocoso que no procedía del barrio de la Tierra, sino que había nacido en un sistema estelar muy muy lejano.

El visitante interestelar —bautizado ‘Oumuamua por el equipo que lo descubrió, un nombre hawaiano que quiere decir «primer mensajero distante»— dio muchos quebraderos de cabeza. El objeto pasajero, detectado por el proyecto Pan-STARRS del Observatorio Haleakalā de Maui, se aceleró de formas que no podían explicarse solo con la gravedad. A juzgar por la luz que reflejaba, ‘Oumuamua parecía un objeto alargado en forma de puro, una forma que no se parecía a nada observado hasta entonces en nuestro sistema solar.

Unas nuevas simulaciones por ordenador han revelado el posible origen de este raro objeto interestelar: un planeta fue destruido por su estrella y dejó a su paso fragmentos largos y delgados. Algunos de estos fragmentos habrían sido lanzados al espacio interestelar y millones —o quizá miles de millones— de años después, ‘Oumuamua llegó a nuestro sistema solar. Las simulaciones apuntan a tres tipos de sistemas posibles como origen de ‘Oumuamua y el trabajo explica tanto su forma alargada como el movimiento curioso del visitante interestelar.

«‘Oumuamua plantea muchos problemas a la hora de explicar su origen. Antes de nuestro estudio, ninguna solución podía producir una forma tan alargada», afirma Yun Zhang, investigadora del Observatorio de la Costa Azul, Francia, y autora principal de un estudio sobre las simulaciones publicado en Nature Astronomy.

Un misterio del más allá

Los astrónomos siempre han sospechado que los objetos interestelares deambulan por nuestro sistema solar, era solo cuestión de tiempo que detectáramos uno. Sin embargo, supusieron que estos objetos se parecerían más al Borisov, un cometa interestelar descubierto el otoño pasado. Borisov, un objeto que se desintegraba y que tenía un halo de hielo, se parecía a los objetos helados del sistema solar exterior.

«Con Borisov, vemos exactamente cómo esperábamos que se comportase un visitante interestelar. Es completamente ordinario. Eso contrasta mucho con ‘Oumuamua, porque ‘Oumuamua no tenía nada de ordinario, literalmente», afirma Greg Laughlin, profesor de astronomía de la Universidad de Yale.

En lugar de ser helado y parecerse a un cometa, ‘Oumuamua era seco y rocoso, como un asteroide. Era demasiado pequeño y tenue como para observar la superficie directamente, así que los astrónomos dedujeron su forma basándose en cómo reflejaba la luz a medida que avanzaba. Su rara forma alargada provocó especulación sobre su origen y, mientras los astrónomos observaban el paso de ‘Oumuamua, advirtieron unas aceleraciones curiosas que se atribuyeron al vapor de agua que salía de debajo de su superficie.

El año pasado, el origen de ‘Oumuamua aún era un misterio, pero «nuestro escenario resuelve todos estos rompecabezas», afirma Zhang.

Cómo se forma un puro espacial

Zhang y su colega Doug Lin, de la Universidad de California en Santa Cruz, se plantearon la posibilidad de que ‘Oumuamua procediera de un sistema con planetas o planetesimales que orbitaban alrededor de una estrella central densa con la gravedad suficiente para destruir mundos que se acercaran demasiado sin chamuscarlos primero.

El equipo trazó las trayectorias de tres tipos de objetos que orbitaban estas estrellas: planetesimales de 800 metros de ancho, objetos helados similares a los cometas y planetas de mayor tamaño, como las supertierras.

Zhang y Lin descubrieron que si alguno de estos objetos se acercaba a más de 354 000 kilómetros de su estrella, la gravedad de esta lo centrifugaría, lo estiraría y lo desgarraría, un proceso que los astrónomos denominan disrupción de marea. Cuanto más pequeño es el objeto, más tiene que acercarse para que la estrella lo destruya. Según la composición del mundo original, algunos de los fragmentos podrían ser objetos extremadamente alargados como ‘Oumuamua. Debido a la violencia del proceso, muchos de los fragmentos saldrían despedidos al espacio interestelar para no volver nunca.

«La naturaleza no crea muchos objetos parecidos a esquirlas. Así que el hecho de que la disrupción de marea lo haga de forma natural lo convierte en una idea atractiva que explorar y han explorado esa opción de forma muy minuciosa», afirma Laughlin.

Las simulaciones también sugieren que, cuando los mundos originales quedan hechos pedazos, el calor de la estrella derrite los fragmentos y evapora el agua que hay cerca de la superficie. Pero los reductos de hielo sepultados en las profundidades de los fragmentos sobreviven, lo que podría explicar los hipotéticos chorros de vapor de agua que impulsaron a ‘Oumuamua cuando se acercó al Sol.

Cuando estos fragmentos planetarios se derriten y se solidifican, la roca se fortalece y forma una corteza dura, como hace el chocolate derretido y enfriado. «Cuesta más deshacerla de nuevo cuando se congela la superficie», afirma Zhang. Este proceso de templado podría explicar por qué ‘Oumuamua no se desmenuzó del todo al pasar frente a nuestro Sol, a diferencia de Borisov, que hace poco se descompuso mientras salía del sistema solar.

¿Forma de puro o forma de tortita?

Según Michele Bannister, que también estudia objetos interestelares en la Universidad de Canterbury, Nueva Zelanda, las simulaciones son excelentes para explicar cómo podrían formarse objetos como ‘Oumuamua. «Creo que algunos de los mecanismos que analizan son más probables que otros», afirma. Señala que un cometa tiene más sentido como cuerpo original de ‘Oumuamua, mientras que un planeta del tamaño de una supertierra no resulta tan convincente.

Tanto ella como Laughlin han introducido otra vuelta de tuerca al misterio: se muestran escépticos respecto a que ‘Oumuamua tenga forma de puro y señalan un trabajo publicado el pasado verano que revisó las observaciones originales del objeto. El análisis más reciente concluye que ‘Oumuamua podría tener forma de tortita, una forma que Bannister compara con un pan de pita relleno, similar a un objeto del sistema solar exterior llamado MU69 o Arrokoth.

«[La sonda] New Horizons pasó volando frente a Arrokoth y ¿qué descubrimos? Descubrimos dos panes de pita rellenos pegados. Es interesante y sugerente», afirma Bannister.

Si ‘Oumuamua no es un fragmento rocoso alargado, entonces su origen real sigue siendo un misterio.

«Si asumes que el objeto tenía forma de puro, es una descripción integral muy plausible de lo que era. Pero si resulta que ‘Oumuamua tiene forma de tortita, entonces eso devuelve toda la teoría a la zona del misterio», afirma Laughlin.

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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