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Página del fotógrafo
Jaime Rojo
Los puestos de comida del santuario de El Rosario abastecen a los visitantes que repostan antes o después de su excursión a pie o a caballo hasta las colonias de mariposas.
Las monarcas migratorias se reúnen en El Rosario, el mayor y más popular santuario de mariposas del estado de Michoacán, en el suroeste de México.
Turistas observan a las monarcas en la Reserva de la Biosfera Mariposa Monarca, en Michoacán (México). Millones de estos insectos de color naranja y negro encuentran refugio aquí tras emprender una épica migración desde Canadá y Estados Unidos.
Las mariposas monarca se reúnen en su colonia de hibernación en la Reserva de la Biosfera Mariposa Monarca en Michoacán, México.
Carol Pasternak, autora y educadora medioambiental conocida como La Cruzada Monarca, ayuda a unos voluntarios a liberar mariposas monarca etiquetadas en el Parque Provincial de Presqu'ile, en Ontario. Canadá.
Una monarca se posa sobre un cardo de ala ancha en la granja Upland's Cheese Farm de Dodgeville (Wisconsin). Un equipo de investigación dirigido por Skye Bruce, estudiante de doctorado de la Universidad de Wisconsin en Madison, estudia la abundancia de mariposas monarca en zonas donde pasta el ganado y en las que no.
Una monarca migratoria descansa en los Jardines Lurie, parte del Millenium Park de Chicago. Los datos de la ciencia ciudadana sugieren que esta subespecie de insecto es más abundante de lo que se pensaba.
Mariposas monarca se agrupan a la luz de la mañana en la Reserva de la Biosfera Mariposa Monarca en Michoacán, México. La población invernante mexicana es una de las más susceptibles a los efectos del cambio climático.
Las monarcas poseen un gen especial para una musculatura muy eficiente, lo que les da una ventaja para sus vuelos de larga distancia a través del continente.
La mayoría de las monarcas viven sólo un mes, pero la quinta generación vive hasta ocho meses, el tiempo necesario para volar desde Canadá a Estados Unidos hasta el centro de México.