Sin sellos, sin buzón: esta es la inusual oficina de correos de las Galápagos

En la remota isla Floreana, en las Galápagos, los turistas se convierten en carteros, un sistema que comenzó en el siglo XVIII.

Por Nina Strochlic
Publicado 9 nov 2017, 4:28 CET
Post Office Bay
Post Office Bay comenzó como un ingenioso sistema para que los balleneros enviaran cartas a casa en el siglo XVIII.
Fotografía de Kike Calvo, AP Images

Las Galápagos son más conocidas por ser el hogar de leones marinos y pingüinos que por su servicio de correos. Pero la isla Floreana opera un singular sistema sin sellos para enviar correspondencia desde una de las zonas más diversas y deshabitadas del planeta.

Mucho antes de que los «ecoturistas» empezaran a visitar las remotas islas frente a las costas de Ecuador, esta era una especie de parada en boxes para los balleneros que atravesaban los océanos en el siglo XVIII. Tras meses o incluso años trabajando, los marineros llenos de morriña idearon un ingenioso sistema para hacer llegar sus cartas a sus familias. Colocaron un barril en la isla Floreana y dejaron allí su correspondencia para que los marineros en los barcos que estuvieran de paso se encargaran de entregarla.

La primera mención a esta peculiar oficina de correos aparece en Journal of a Cruise Made to the Pacific Ocean, el relato del capitán David Porter sobre su viaje a las Galápagos en el año 1813, según una cronología elaborada por John Woram, autor de Charles Darwin Slept Here. En su libro, Porter habla de un miembro de la tripulación que regresaba con papeles «extraídos de una caja que encontró clavada en una maceta sobre la que había un letrero negro en el que estaba escrito "Hathaway’s Postoffice"».

Veinticinco años después, otro explorador documentó la práctica que consistía en introducir las notas en botellas y dejarlas allí para que fueran transportadas a América en los barcos pesqueros. Esos mismos pescadores «siempre atracaban en esta isla y, antes de partir, reunían suministros de tortugas». El consumo de tortugas marinas gigantes durante esta época es una de las razones por las que Charles Darwin no encontrara ni una en la isla Floreana cuando llegó allí en 1835.

Las islas volcánicas de las Galápagos son el hogar de criaturas que no pueden encontrarse en otra parte de la Tierra, entre ellas iguanas marinas, tortugas gigantes y cormoranes de las Galápagos.
Fotografía de Andre Distel, Getty Images

Este sistema poco convencional se ha mantenido hasta el siglo XXI. En la actualidad, miles de cartas pasan por Post Office Bay. Los grupos de turistas suelen hacer una parada en la isla para explorar las antiguas cuevas de lava y para recoger y enviar postales.

El simple barril de madera está cubierto de notas y recuerdos de viajeros que han visitado una estructura que ahora se asemeja a una casita para pájaros. El origen del primer barril no está claro, pero podría proceder de una tripulación que lo dejó allí en la década de 1890. Desde entonces, el barril ha sido remplazado por las tripulaciones de los barcos que visitaban la isla procedentes de distintas partes del mundo. Durante años, la madera con nombres y fechas pintadas ha sido apilada alrededor de esta peculiar oficina de correos para conmemorar la entrega de cartas que comenzó tiempo atrás.

Los visitantes, tras haber examinado cuidadosamente el correo y recogido las cartas destinadas a algún lugar cerca de donde viven, pueden enviar o, preferiblemente, entregar directamente las cartas a sus destinatarios. Los guías turísticos suelen advertir que poner un sello en la carta y depositarla en un buzón de correos es hacer trampa, aunque los balleneros del siglo XVIII no pondrían objeción a cualquier método a través del que sus cartas pudieran llegar a su destino. 

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