Hallado un misterioso espacio vacío en la gran pirámide de Guiza

Esta posible cámara es la primera gran estructura interna descubierta en la pirámide desde principios del siglo XIX.

Por Michael Greshko
Publicado 3 nov 2017, 13:22 CET

La gran pirámide de Guiza, en Egipto, —una de las maravillas del mundo antiguo y un asombroso hito arquitectónico— contiene un espacio vacío oculto de al menos 30 metros de largo, según anunciaron los científicos el jueves.

Las dimensiones de la sala son similares a las de la Gran Galería de la pirámide, un pasillo de casi 47 metros de largo y 8 metros de alto que conduce a la cámara funeraria de Keops, el faraón en honor a quien se construyó la pirámide.

Sin embargo, no está claro qué hay dentro de este espacio, para qué servía o si se trata de uno o de múltiples espacios.

Este espacio vacío es la primera gran estructura interna descubierta en la pirámide de 4.500 años de antigüedad desde principios del siglo XIX, un hallazgo que ha sido posible gracias a recientes avances en la física de partículas de altas energías. Los resultados fueron publicados en la revista Nature.

«Definitivamente se trata del descubrimiento del siglo», afirma el arqueólogo y egiptólogo Yukinori Kawae, explorador emergente de National Geographic. «Ha habido numerosas hipótesis sobre la pirámide, pero nadie se había imaginado que una sala vacía tan grande se ubicaba sobre la Gran Galería».

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Construida para la eternidad

Los hallazgos son los más recientes en una búsqueda milenaria para entender la gran pirámide de Guiza, que ha sido objeto de misterio e intriga durante siglos.

La pirámide fue construida hace unos 4.500 años durante la cuarta dinastía del Antiguo Egipto. En aquella época, Egipto tenía una monarquía muy centralizada y poderosa, enriquecida gracias al comercio y la agricultura en el Nilo.

La gran pirámide de Guiza es probablemente la expresión final de dicho poder. El faraón Keops, que reinó entre el 2509 y el 2483 a.C., ordenó construir la pirámide, cuya base se extiende a lo largo de más de 52.600 metros cuadrados y que originalmente se elevaba a más de 146 metros de altura. El monumento está compuesto por 2,3 millones de bloques de piedra caliza que tuvieron que ser extraídos, transportados, cortados a medida y colocados.

«Este tipo de pirámides son el producto principal, por así decirlo, de los reyes que las construyeron», afirma Kate Spence, arqueóloga de la Universidad de Cambridge que estudia el antiguo Egipto. «Gran parte de la sociedad egipcia estaba probablemente destinada a construir pirámides en esta época en particular».

Desde entonces, la gran pirámide de Guiza ha atraído a curiosos: hoy en día, los turistas entran a la pirámide a través de un túnel creado en el siglo IX d.C. La National Geographic Society ha contribuido a llevar a cabo dos exploraciones de la pirámide, entre ellas la exploración en 2002 de los «conductos de ventilación» que salían de una de las tres cámaras de la pirámide.

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Cómo ver lo invisible

El nuevo descubrimiento se ha producido gracias al proyecto ScanPyramids, una misión internacional dirigida por el Ministerio de Antigüedades de Egipto. El objetivo del proyecto, inaugurado en octubre de 2015, es observar el interior de las pirámides más grandes de Egipto de forma no invasiva empleando una serie de tecnologías.

Previamente, ScanPyramids había anunciado la detección de algunos vacíos y anomalías intrigantes, que no fueron una sorpresa necesariamente. Spence señala que el interior de las pirámides está mucho más lleno de agujeros y escombros de lo que la gente suele imaginar.

Sin embargo, este nuevo espacio vacío es toda una sorpresa y podría decirse que supone el mayor descubrimiento producido mediante tomografía con muones, una técnica de imagen que se ha probado por primera vez en las pirámides de Guiza.

«Es un descubrimiento impresionante», afirma Chris Morris, físico en el Laboratorio Nacional de Los Alamos y experto en técnicas de imagen con muones. «Esto hace que un radiografista con muones tenga envidia, yo tengo envidia. Esta gente ha descubierto algo impresionante».

La técnica, que se ha utilizado para observar a través de paredes de catedrales, pirámides mayas e incluso volcanes, se basa en el flujo natural de partículas subatómicas denominadas muones.

Estas partículas caen sobre la Tierra constantemente, arrojadas cuando los rayos cósmicos —partículas de alta energía que atraviesan nuestra galaxia— colisionan con la atmósfera superior terrestre. (Si estás leyendo esta noticia en tu teléfono móvil, seis muones habrán atravesado la pantalla para cuando hayas acabado de leer esta frase.)

Aunque no podemos ver los muones a simple vista, los científicos sí pueden detectarlos con películas y detectores especiales que rastrean sus trayectorias en 3D. Como los muones atraviesan más fácilmente el espacio vacío que los materiales sólidos, al colocar varios detectores de muones dentro y alrededor de una estructura, los científicos pueden cartografiar las partes sólidas y vacías de dicha estructura.

«Lo maravilloso es que [los muones] son como Ricitos de oro: pierden [la energía] suficiente como para detectarlos, pero no la suficiente como para quedar absorbidos en aquello que atraviesan», explica Roy Schwitters, físico de partículas de la Universidad de Texas en Austin, que emplea los muones para estudiar las pirámides mayas de Belice. «La verdad es que son un regalo fabuloso de la naturaleza».

En el caso de la gran pirámide de Guiza, un equipo dirigido por Kunihiro Morishima, físico de la Universidad de Nagoya, colocó detectores de muones dentro de la pirámide en diciembre de 2015 y dejó que recopilaran datos durante meses.

Los primeros resultados de Morishima llegaron en marzo de 2016 y, para sorpresa de los investigadores, sugerían que una región en las profundidades de la pirámide dejaba pasar a muchos más muones de lo que esperaban. Este «exceso» de muones parecía trazar un vacío de 30 metros de largo con una sección transversal parecida a la Gran Galería.

Dos equipos más del KEK, un grupo japonés de investigación de física de partículas, y de la CEA, la Comisión de Energía Atómica de Francia, trabajaron desde agosto de 2016 a julio de 2017 para confirmar el hallazgo de Morishima. Cada equipo empleó un método diferente de detección de muones.

En cada experimento, los investigadores vieron una señal de vacío que alcanzó al menos un nivel 5 sigma de significación estadística, lo que significa que hay una probabilidad de menos de uno entre un millón de que el resultado del experimento fuera algo fortuito. Este es mismo nivel de prueba que se requiere cuando se descubren nuevas partículas subatómicas como el bosón de Higgs.

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    Gran vacío, grandes preguntas

    El espacio aparentemente vacío, denominado por los investigadores «el vacío», tiene al menos 30 metros de largo. Su propósito no está claro, y los investigadores están evitando la palabra «cámara» por el momento.

    «Por ahora no sabemos si es horizontal o inclinada, [o] si está formada por una estructura o por varias estructuras sucesivas», declaró Mehdi Tayoubi, presidente y cofundador del Instituto Heritage Innovation Presentation (HIP) en un comunicado de prensa. «Lo que sabemos es que ese vacío está ahí, que es impresionante [y] que ningún tipo de teoría lo indicaba».

    Tayoubi y sus colegas insisten en que no saben qué es el vacío, pero los egiptólogos ya tienen algunas ideas iniciales sobre qué podría ser.

    Spence, la arqueóloga de Cambridge, argumenta que el vacío podría ser un resto de la construcción de la gran pirámide de Guiza. Señala que hay bloques enormes que pesan decenas de toneladas y que forman el techo de las cámaras sobre la cámara del rey, la sala central donde descansaba Keops.

    Debido a que el espacio vacío está alineado con las cámaras superiores de la pirámide, que fueron colocadas para aliviar la presión sobre la cámara del rey, Spence sugiere que el vacío podría haberse empleado para mover y colocar los enormes bloques del techo. A medida que progresaba la construcción, esta rampa se habría quedado vacía o se habría rellenado ligeramente, según ella.

    «Es la posición [del vacío] lo que para mí hace que esta interpretación sea la más probable», afirma Spence. «Está demasiado bien situada para colocar los bloques ahí arriba».

    Salima Ikram, egiptóloga de la Universidad Americana en El Cairo, afirma que la ubicación del vacío directamente sobre la Gran Galería podría sugerir su uso en la construcción de ese pasillo. Dicho esto, también sugiere irónicamente que hay que coger con pinzas las interpretaciones actuales.

    «Nunca es pronto para especular, pero uno podría estar muy equivocado», afirma.

    El tiempo dirá si estas ideas sobre el uso del vacío son correctas. Tayoubi y otros colaboradores de ScanPyramids señalan que su trabajo acaba de comenzar.

    Y para aquellos que fantasean con explorar personalmente el vacío, una advertencia: ningún pasillo conocido conecta el espacio y tanto investigadores como expertos externos insisten en que no existen planes futuros para perforar este vacío. En su lugar, afirman que harán todo lo que puedan a corto plazo para intentar observar este espacio de forma no invasiva.

    «Hay muchas rocas gruesas y pesadas y al taladrar algo no sabes cómo afectará al resto de la estructura», afirma Ikram. «Si hubiera algo tras la Mona Lisa, ¿querrías borrarla para ver lo que se esconde tras ella? Lo que hay que hacer es preservar la integridad del monumento».

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