Exclusiva: Este podría ser el mayor sacrificio infantil masivo antiguo del mundo

Más de 140 niños fueron sacrificados en un solo ritual en Perú hace más de 500 años. ¿Cuál podría haber sido la razón?

Por Kristin Romey
Publicado 26 abr 2018, 13:56 CEST
Estas víctimas de un ritual, un niño (izquierda) y una llama bebé (derecha) fueron parte del sacrificio de más de 140 niños y 200 llamas en la costa norte de Perú en torno al 1450 d.C.

Un equipo de arqueólogos ha descubierto en la costa norte de Perú las pruebas del mayor sacrificio infantil masivo del Nuevo Mundo, según ha revelado a National Geographic.

Más de 140 niños y 200 llamas jóvenes parecen haber sido sacrificados en un ritual que tuvo lugar hace unos 550 años en un acantilado ventoso sobre el océano Pacífico, cerca de la entonces extensa capital del Imperio chimú.

Las investigaciones científicas llevadas a cabo por el equipo internacional interdisciplinar, dirigido por Gabriel Prieto de la Universidad Nacional de Trujillo y John Verano de la Universidad de Tulane, siguen en marcha. Los trabajos cuentan con el apoyo de la National Geographic Society.

Aunque se han registrado sacrificios humanos en los aztecas, los mayas y los incas en las crónicas de la época colonial española y se han documentado en excavaciones científicas modernas, el descubrimiento de un ritual de sacrificio infantil a gran escala en la poco conocida civilización precolombina chimú no tiene precedentes en las Américas, si no en el mundo entero.

«Por mi parte, no me lo esperaba», afirma Verano, antropólogo físico que ha trabajado en la región más de tres décadas. «Y no creo que nadie se lo esperase tampoco».

Los investigadores están en proceso de presentar un informe sobre los resultados científicos del descubrimiento en una revista científica revisada por pares.

En un día, los arqueólogos descubrieron más de una docena de niños preservados en arena seca durante más de 500 años. La mayoría de las víctimas tenían entre ocho y 12 años cuando murieron.

Un recuento de cuerpos impresionante

El lugar del sacrificio, formalmente conocido como Huanchaquito-Las Llamas, se encuentra en un acantilado bajo a solo 300 metros sobre el mar en medio de una serie de complejos residenciales de hormigón en expansión en el distrito septentrional de Huanchaco, Perú. A menos de un kilómetro al sur se encuentra el lugar Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO de Chan Chan, el antiguo centro administrativo chimú, y más allá de sus murallas se encuentra la moderna capital provincial de Trujillo.

En su apogeo, el Imperio chimú controló un territorio de 965 kilómetros de largo en la costa del Pacífico y en los valles interiores desde la actual frontera entre Perú y Ecuador hasta Lima, la capital peruana.

Solo los incas dirigieron un imperio más grande que los chimú en la Sudamérica precolombina, y la superioridad de las fuerzas incas acabó con el imperio chimú en torno al 1475 d.C. 1475.

Huanchaquito-Las Llamas (al que los investigadores suelen referirse como Las Llamas) llegó a los titulares por primera vez en 2011, cuando se descubrieron los restos de 42 niños y 76 camélidos durante una excavación de emergencia dirigida por el coautor del estudio Gabriel Prieto. Prieto, arqueólogo y originario de Huachanco, estaba excavando un templo de 3.500 años cerca lugar del sacrificio cuando los lugareños le alertaron de que había restos humanos sobresaliendo de unas dunas de arena cercanas.

Para cuando las excavaciones concluyeron en Las Llamas en 2016, se habían descubierto allí más de 140 series de restos de niños y 200 de llamas jóvenes. La datación por radiocarbono de la cuerda y las telas descubiertas en las tumbas determinó que se remontaban al 1400 o 1450 d.C.

Los restos óseos de niños y animales muestran indicios de cortes en el esternón, así como dislocaciones de costillas, lo que sugiere que cortaron el pecho de las víctimas y lo abrieron, quizá para facilitar la extracción del corazón.

Se descubrieron los restos de tres adultos —un hombre y dos mujeres— muy cerca de los niños y los animales. Las señales de traumatismos por objetos contundentes en la cabeza y la falta de bienes funerarios que acompañaran a los cadáveres adultos llevaron a los investigadores a sospechar que podrían haber desempeñado un papel en el ritual de sacrificio y que los mataron poco después.

Los 140 niños variaban en edad entre los cinco y los 14 años, y la mayoría estaba entre los ocho y los 12; la mayoría estaban enterrados mirando hacia el oeste, en dirección al mar. Las llamas tenían menos de 18 meses de edad y en general las enterraron mirando hacia el este, en dirección a los altos picos de los Andes.

Historia 101: la civilización chimú

Huellas congeladas en el tiempo

Los investigadores creen que todas las víctimas humanas y animales fueron sacrificadas en un solo ritual, basándose en una capa de barro seco descubierta en la parte oriental y menos alterada del lugar de casi 700 metros cuadrados. Creen que, en su día, la capa de barro cubrió toda la duna de arena donde tuvo lugar el ritual y la alteraron durante la preparación de las fosas de enterramiento y el subsiguiente ritual de sacrificio.

Los arqueólogos descubrieron huellas de adultos con sandalias, niños descalzos, llamasjóvenes y perros preservadas en la capa de barro, con profundas marcas de derrape que señalan dónde habrían sometido a las reacias ofrendas cuadrúpedas para sacrificarlas.

Un análisis de las huellas también podría permitir a los arqueólogos reconstruir la procesión del ritual: Parece que un grupo de niños y animales fueron conducidos al lugar desde los extremos norte y sur del acantilado, reuniéndose en el centro del lugar, donde habrían sido asesinados y enterrados. Los cuerpos de unos pocos niños y animales fueron abandonados en el barro húmedo.

A muchos de los niños les untaron el rostro con un pigmento rojo con base de cinabrio durante la ceremonia antes de abrirles el pecho, probablemente para extraerles el corazón. Las llamas sacrificadas parecen haber corrido la misma suerte.
Entre las pruebas de las ceremonias de sacrificio hay un cráneo manchado con un pigmento rojo a base de cinabrio, una costilla humana con marcas de cortes y un esternón partido por la mitad.

¿Un acontecimiento sin precedentes?

Si la conclusión de los arqueólogos es correcta, Huanchaquito-Las Llamas podría ser una convincente prueba científica del mayor sacrificio infantil en masa conocido en la historia mundial.

Hasta ahora, el mayor sacrificio infantil en masa del que tenemos pruebas físicas es el asesinato ritual y la inhumación de 42 niños en Templo Mayor, en la capital azteca de Tenochtitlán (actual ciudad de México).

El descubrimiento de víctimas de sacrificio infantil individuales recuperadas de rituales incas también ha captado la atención del mundo.

Fuera de las Américas, los arqueólogos en yacimientos como la antigua ciudad fenicia de Cartago debaten si los restos de niños descubiertos allí constituyen un ritual de sacrificio y, de ser así, si dichos rituales tuvieron lugar en el transcurso de décadas o de siglos.

Sin embargo, Verano insiste en que es muy inusual encontrar pruebas inequívocas de rituales de sacrificio en masa deliberados como los de Las Llamas en contextos arqueológicos.

El análisis de los restos de Las Llamas demuestra que tanto niños como llamas fueron asesinados mediante cortes transversales, sistemáticos y efectivos a lo largo del esternón. La falta de cortes vacilantes («salida en falso») indica que los realizaron una o más manos entrenadas.

«Es asesinato ritual y es muy sistemático», afirma Verano.

El sacrificio humano se ha practicado en casi todos los rincones del mundo en varias épocas y los científicos creen que el ritual podría haber desempeñado un papel importante en el desarrollo de sociedades complejas a través de la estratificación social y el control de las poblaciones por parte de las élites de la sociedad.

Sin embargo, la mayoría de modelos sociales que practican el sacrificio humano se basan en la matanza ritual de adultos, según explica Joseph Watts, investigador de posdoctorado en la Universidad de Oxford y el Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana.

«No cabe duda de que es más difícil explicar el sacrificio infantil», afirma, haciendo una pausa. «También a nivel personal».

El arqueólogo Gabriel Prieto, segundo desde la izquierda, excava el yacimiento costero donde tuvo lugar el ritual hace más de 500 años. Forma a estudiantes locales para que se conviertan en la próxima generación de científicos en documentar la historia de Huanchaco.

Negociación con fuerzas sobrenaturales

Sin embargo, el sacrificio masivo solo de niños y llamas jóvenes que tuvo lugar en Las Llamas parece ser un fenómeno previamente desconocido en el registro arqueológico que hace que nos preguntemos lo siguiente: ¿qué habría motivado a los chimú para cometer tal acto?

Prieto admite que suele ser la primera pregunta que encuentra cuando comparte su investigación en Las Llamas con colegas científicos y la comunidad local.

«Cuando la gente oye hablar de lo que pasó y de su escala, lo primero que se preguntan es por qué».

Gabriel Prieto, becado por National Geographic, ha pasado con John Verano varias temporadas excavando el sitio de sacrificios de Las Llamas. Pasarán muchas más temporadas de investigación en el laboratorio, analizando los restos y tratando de explicar las posibles motivaciones tras este ritual sin precedentes en la historia humana.
John Verano, becado por National Geographic, ha pasado varias temporadas excavando el sitio de sacrificios de Las Llamas con Gabriel Prieto. Pasarán muchas más temporadas de investigación en el laboratorio, analizando los restos y tratando de explicar las posibles motivaciones tras este ritual sin precedentes en la historia humana.

La capa de barro descubierta durante las excavaciones podría aportar pruebas, según los investigadores, que sugieren que fue el resultado de fuertes lluvias e inundaciones en la costa generalmente árida y probablemente se asoció con un fenómeno climatológico relacionado con El Niño.

Las elevadas temperaturas del mar características de El Niño habrían afectado a la pesca marina en la zona, mientras que las inundaciones costeras habrían desbordado la extensa infraestructura chimú de canales agrícolas.

El Imperio chimú sucumbió ante los incas décadas después de los sacrificios en Las Llamas.

Haagen Klaus, profesor de antropología en la Universidad George Mason, ha excavado algunas de las primeras pruebas de sacrificios humanos en la región, en el sitio de entre los siglos X y XII de Cerro Cerillos, en el valle peruano de Lambayeque, al norte de Huanchaco. El bioarqueólogo, que no forma parte del proyecto de Las Llamas, sugiere que las sociedades de la costa peruana podrían haber recurrido al sacrificio infantil cuando el sacrificio de adultos no fue suficiente para defenderse de las repetidas alteraciones traídas por El Niño.

«La gente sacrifica aquello que tiene un mayor valor para ellos», explica. «Podrían haber visto que [el sacrificio de adultos] era ineficaz. Seguía lloviendo. Quizá necesitaban un nuevo tipo de víctima de sacrificio».

«Es imposible saberlo sin una máquina del tiempo», afirma Klaus, añadiendo que el descubrimiento de Las Llamas es importante al sumarse a nuestro conocimiento sobre la violencia ritual y las variantes del sacrificio humano en los Andes.

«Existe la idea de que la matanza ritual es contractual, que se lleva a cabo para obtener algo de las deidades sobrenaturales. Pero en realidad es un intento mucho más complejo de negociación con dichas fuerzas sobrenaturales y su manipulación de los vivos».

El Niño-Oscilación del Sur (ENOS) es un patrón climático que calienta y enfría el océano Pacífico tropical. Durante una fase cálida de El Niño, las temperaturas en superficie (en rojo) se extienden a través del ecuador, llevando lluvias torrenciales y causando estragos en el sector pesquero costero. Los investigadores sugieren que el sacrificio de Las Llamas podría haber sido un intento de apaciguar a los dioses y mitigar los efectos de un gran fenómeno ENOS que tuvo lugar en torno al 1400 o 1450 d.C.

Historias futuras para víctimas pasadas

El equipo científico que investiga los sacrificios de Las Llamas está ahora llevando a cabo el laborioso trabajo de desentrañar las historias de las víctimas: quiénes eran y de dónde procedían.

Aunque es difícil determinar el sexo basándose en restos oséos a una edad tan temprana, los análisis preliminares de ADN indican que las víctimas eran tanto niños como niñas, y el análisis isotópico indica que no todas procedían de poblaciones locales, pero probablemente pertenecían a grupos étnicos y regiones diferentes del Imperio chimú.

Las pruebas de modificación craneal, practicada entonces en algunas zonas de las tierras altas, también respaldan la idea de que traían a los niños a la costa desde zonas más lejanas de influencia chimú.

Los investigadores siguen desentrañando los acontecimientos de Las Llamas y esperan finalmente explicar por qué y cómo los humanos apelaban a lo sobrenatural en un intento de controlar un mundo natural impredecible.

Desde el hallazgo en Las Llamas, el equipo de investigación ha descubierto pruebas arqueológicas cerca de Huanchaco de sitios de sacrificio masivo de niños y llamas contemporáneos similares, objeto de una investigación científica en curso que cuenta con el apoyo de la National Geographic Society.

«Las Llamas ya es un sitio singular en el mundo y hace que te preguntes cuántos sitios más como este podría haber en la zona para futuras investigaciones», afirma Prieto.

«Quizá esta sea solo la punta del iceberg».

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