Estos dientes fosilizados podrían pertenecer a un misterioso pariente humano

El hallazgo se suma a una cantidad creciente de fósiles de China que no encajan a la perfección en el árbol familiar humano.

Por Maya Wei-Haas
Publicado 3 abr 2019, 13:41 CEST
Guizhou
Las gargantas de la provincia de Guizhou resplandecen bajo el sol en China. Los dientes fosilizados descubiertos en esta provincia sugieren que, hace millones de años, una cueva fue el hogar de una misteriosa rama del árbol familiar humano.
Fotografía de Novarc Images, Alamy

Cuatro dientes hallados en una cueva del condado de Tongzi, en el sur de China, han dejado a los científicos desconcertados.

En 1972 y 1983, los investigadores extrajeron los dientes de unos 200.000 años de los sedimentos limosos del suelo de la cueva de Yanhui y, en un primer momento, los etiquetaron como Homo erectus, el homínido que caminaba erguido y considerado el primero en abandonar África. Análisis posteriores sugerían que no encajaban del todo con el Homo erectus, pero ahí es donde la historia se detuvo durante casi dos décadas.

Ahora, un estudio publicado en Journal of Human Evolution adopta una nueva perspectiva para analizar estos dientes antiguos empleando métodos modernos. El nuevo análisis excluye la posibilidad de que los dientes procedan del Homo erectus o de los neandertales, más avanzados, pero aún se desconoce la identidad de su misterioso dueño.

Los orígenes de la humanidad 101
La historia de la evolución humana comenzó hace unos 7 millones de años, cuando los linajes que condujeron al Homo sapiens y a los chimpancés se separaron. Conoce a las 20 especies de humanos primitivos de nuestro árbol genealógico y descubre cómo la selección natural de determinados rasgos físicos y conductuales definió el significado de ser humano.

«Es raro. No sabemos dónde colocarlo», afirma Song Xi, autora del estudio del Instituto de Paleontología y Paleoantropología de Vertebrados en Pekín.

Los cuatro dientes se suman a una cantidad creciente de hallazgos de China que no encajan a la perfección en las ramas conocidas del árbol familiar humano, lo que apunta a que esta región cuenta algo más sobre la historia humana.

«Siempre pensamos en África como la “cuna de la humanidad”. Diría que probablemente es la cuna de uno de los tipos de humanos, que es el Homo sapiens», afirma la autora del estudio María Martinón-Torres, directora del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana en España. Pero en la Tierra vivieron muchas especies humanas y lo que ocurre en Asia probablemente sea «crucial para comprender el panorama completo», afirma.

Pesquisas dentales

La complejidad de la historia humana ha aumentado en los últimos años y se han aún más capítulos y personajes. La migración de homínidos similares al Homo erectus comenzó hace unos dos millones de años, según evidencian las antiquísimas herramientas descubiertas recientemente en la región central de China. En los cientos de miles de años siguientes, otros grupos siguieron viajando y repartiendo sus restos por el mundo.

Mientras estos aventureros primitivos se introducían en tierras y climas extranjeros, se diversificaron en un abanico de poblaciones. Los precursores de los neandertales se expandieron por Europa y Oriente Medio. Otros homínidos se encaminaron al Sudeste Asiático, dando lugar al bajito Homo floresiensis en la actual Indonesia y los usuarios de herramientas de piedra de las Filipinas.

Entonces, ¿dónde encajan los dientes de Tongzi? «Solo tenemos una pequeña cantidad de estos materiales», afirma Xing con cautela. «Pero ahora podemos ponerle algo de imaginación».

Este último estudio aborda las estructuras y patrones de los dientes de Tongzi, detallando sus superficies e interiores mediante un método conocido como microtomografía computarizada. El equipo comparó los datos con muestras de dientes más antiguas y modernas de África, Asia oriental, Asia occidental y Europa.

Descubrieron que los dientes de Tongzi son un mosaico de rasgos antiguos y modernos. En particular, el tejido bajo el esmalte, denominado dentina, no tiene las reveladoras grietas presentes en dientes de Homo erectus. Muchos de los dientes poseen la simplicidad considerada similar a especies posteriores de Homo como los neandertales. Pero, en su conjunto, los rasgos dentales no encajan en ninguna de las categorías.

Una posibilidad tentadora es que los dientes procedan de un grupo de homínidos enigmático conocido como denisovanos, que se cree que se habría separado de los neandertales hace unos 400.000 años. El grupo, conocido solo por tres morales, un dedo meñique y un fragmento craneal hallados en una cueva siberiana, se reconoce mejor por sus huellas genéticas. Aún persisten indicios de ADN denisovano en personas modernas de todo Asia, en particular en las poblaciones de Oceanía.

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    Una imagen compuesta muestra diversas perspectivas de los cuatro dientes, que muestran un mosaico de rasgos antiguos y modernos.
    Fotografía de S. Xing

    Según Bence Viola, paleoantropólogo de la Universidad de Toronto que reveló el fragmento de cráneo denisovano la semana pasada en una conferencia de antropología en Ohio, un problema importante es que los dientes de Tongzi y los denisovanos no pueden compararse directamente, ya que no pertenecen a la misma posición bucal. Aunque los dientes parecen bastante grandes —un rasgo destacado de los denisovanos—, los limitados restos físicos dificultan revelar aspectos más definitivos sin evidencias genéticas. Además, conservar la delicada estructura del ADN es complicado en el calor y la humedad del sur de China.

    «Es claramente una población distinta. No queda del todo claro si son la misma población que los denisovanos», afirma Viola, que también forma parte de la rama siberiana de la Academia de Ciencias de Rusia.

    Shara Bailey, paleonatropóloga dental de la Universidad de Nueva York, se muestra escéptica respecto a la afinidad denisovana en esta muestra en particular. «Estoy segura de que hay material denisovano ahí fuera», afirma. «Lo que pasa es que, hasta que tengamos buen material craneal y mandibular para compararlo, será un acertijo».

    Encuentros antiguos

    Otra posibilidad es que los nuevos fósiles chinos procedan de un linaje híbrido. Es probable que se encontraran varios grupos durante este periodo y, siempre que los homínidos se mezclaban, parecen haberse cruzado. El año pasado, los científicos identificaron un fragmento de hueso de una antigua adolescente que tenía madre neandertal y padre denisovano.

    Según Viola, cuando los ancestros denisovanos se aventuraron hacia Asia, por ejemplo, podrían haber conocido a una población que ya estaba allí, el Homo erectus, y haberse cruzado y creado el grupo del que proceden los dientes de Tongzi. Un misterio en el ADN denisovano podría respaldar esta sugerencia: análisis genéticos anteriores sugerían que un pequeño porcentaje del ADN denisovano procedía de un homínido desconocido pero muy antiguo. Pero sin ADN de los fósiles de Tongzi, se trata solo de una suposición.

    Por ahora, el estudio representa un paso importante para desentrañar la totalidad de la historia humana. Según Chris Stringer, del Museo de Historia Natural de Londres, aunque los investigadores han estudiado estos fósiles chinos durante años, los resultados no suelen traducirse al inglés, lo que limita su integración en el panorama general. Es más, según Bailey, el acceso a los fósiles chinos ha sido limitado, lo que ha obstaculizado la comprensión científica.

    Pero eso está cambiando y, cuanto más estudian los científicos, más complejidades parecen encontrar. Una serie de fósiles chinos que datan de entre hace 360.000 y 100.000 años tampoco encajan en categorías perfectas. Entre ellos figuran dientes con rasgos sorprendentemente avanzados procedentes de Panxian Dadong, en el sur de China, y dientes robustos descubiertos en el yacimiento de Xujiayao, en el norte de China.

    Luego están los fragmentos de cráneo. Una muestra particularmente intrigante es un cráneo muy completo de Harbin, China. Stringer señala que, aunque aún no se ha descrito científicamente, sus rasgos retratan un rostro más antiguo que el de un neandertal, por lo que podría pertenecer a un grupo que se ramificó pronto a partir de este linaje.

    «Creo que hay algo distinto en China, aunque no podamos afirmarlo sin ADN», afirma Stringer. Pero para conseguir más detalles, los científicos necesitarán más pruebas.

    Kristin Krueger, de la Universidad de Loyola, escribe por email que el estudio «muestra un cambio cultural en la paleoantropología —que reconoce que nuestra historia es mucho más intrincada y compleja de lo que creíamos— y que nuestra historia siempre está cambiando».

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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