Guerra y racismo: así discriminan a los migrantes de Ucrania en las fronteras europeas

Las discriminaciones se suman a la violencia de la invasión rusa de las tierras ucranianas. Los colectivos ciudadanos se organizan para ayudar a los millones de refugiados que huyen.

Por ANASTASIA TAYLOR-LIND AND DAVIDE MONTELEONE, Davide Monteleone
Publicado 18 mar 2022, 10:43 CET
Amoakohene Ababio, originario de Ghana, dice que fue separado de su esposa ucraniana, Sattennik Airapetryan, y ...

Amoakohene Ababio Williams, de 26 años, originario de Ghana, dice que fue separado de su esposa ucraniana, Sattennik Airapetryan, de 27 años, y de su hijo de un año, Kyle Richard, junto con otros hombres negros, justo antes de llegar a la frontera polaca tras huir de Odesa. "Estaba pensando, eso es todo. Quizá no vuelva a verla". Lo consiguió.

Fotografía de Anastasia Taylor-Lind

Para los ucranianos, las últimas semanas han sido traumáticas, tanto física como emocionalmente. Hasta el 16 de marzo, tras más de tres semanas de invasión, las Naciones Unidas han contabilizado en más de 3 millones los refugiados que han huido de las bombas rusas, dejando atrás toda su vida en Ucrania. Según cifras de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), la mayoría, casi 2 millones, han llegado a Polonia, más de 490 000 se han desplazado a Rumanía, unos 350 000 a Moldavia, más de 280 000 a Hungría y casi 225 000 a Eslovaquia. Además, más de 160 000 han huido a Rusia y más de 2000 a Bielorrusia.

El 90% de los refugiados son mujeres y niños. Y no todos son de origen ucraniano. Muchos son estudiantes originarios de África, India, África del Norte... Lamentablemente, desde que tuvieron lugar los primeros ataques en suelo ucraniano, los testimonios de discriminación en las fronteras se han hecho más que frecuentes. 

"Fue una pesadilla", "las autoridades nos clasificaban", "nos rechazan sólo por ser negros", "no se permite el paso a ningún africano"... son algunos de los testimonios recogidos por medios franceses y británicos de estudiantes extranjeros que han denunciado un trato diferente e irrespetuoso mientras intentaban huir de la guerra: "Dejan pasar primero a los ucranianos y luego al resto. Hemos oído hablar de un trato diferente, algunos dicen incluso que les golpearon, pero no podemos confirmarlo", explica Sarah Bourial, una joven marroquí que fundó el colectivo ciudadano Collectif Maroc Ukraine para ayudar a los marroquíes varados en Ucrania.

Además, varios vídeos colgados en redes sociales nos han permitido ser testigos de cómo cientos de estudiantes negros, árabes e indios han tenido que soportar el frío ucraniano durante varias horas, con la esperanza de poder salir finalmente del país y entrar en los países fronterizos.

Sarah Bourial aporta algo de luz en cuanto al contexto en el que se suceden estas discriminaciones: "Hay un matiz. Algunas personas explican que son los soldados ucranianos los que no dejan salir del país a los estudiantes. Al llegar a los pasos fronterizos, hay un puesto fronterizo para salir de Ucrania, y luego otro para entrar en Polonia. Algunos de ellos explicaron que les bloquearon la entrada a Polonia".

National Geographic se ha puesto en contacto con Céline Schmitt, responsable de relaciones exteriores de ACNUR, órgano intergubernamental del sistema de Naciones Unidas encargado de reforzar la promoción y protección de los derechos humanos en todo el mundo y de abordar las situaciones de violación de los derechos humanos y hacer recomendaciones al respecto, para saber si las autoridades europeas estaban interviniendo para evitar actos racistas. "Un caso de discriminación, de racismo, es un caso de más", ha comentado Schmitt. "Hemos alertado en varias ocasiones, para garantizar el acceso a la seguridad de todas las personas que huyen de la guerra en Ucrania. Insistimos en que no debe haber discriminación contra ninguna persona o grupo", ha dicho el funcionario.

El representante de ACNUR también aludió a las palabras del Alto Comisionado de la ONU, Filippo Grandi, el 8 de marzo. "Con respecto a los informes sobre la inaceptable discriminación de las personas que huyen de Ucrania, le planteé mi preocupación a las autoridades pertinentes, ya que cualquier acto de discriminación o racismo debe ser condenado y todas las personas deben ser protegidas. Todas las autoridades han estado totalmente de acuerdo y han dado garantías, tanto a los más altos niveles del gobierno como a los que operan sobre el terreno, de que los Estados no discriminan ni rechazarán a las personas que huyen de Ucrania."

"ACNUR ha sido alertada de ciertas situaciones y dificultades a las que las personas se están enfrentando en la frontera entre Ucrania y Polonia, y hemos pedido que se garantice la seguridad para todos, independientemente de su estatus legal, sin distinción relacionada con la nacionalidad o el origen", dice Celine Schmitt.

Sarah Bourial dice no estar sorprendida al ver que la discriminación y el racismo hayan surgido en las fronteras en medio de este caos. "Hay que saber que, en circunstancias normales, un marroquí no tiene derecho a acceder al espacio Schengen sin visado. Y Ucrania no forma parte de Europa, ni del espacio Schengen. Por lo tanto, si eres residente ucraniano, no puedes viajar a la UE.

 

Según el fundador del colectivo ciudadano, la discriminación racial en las fronteras está estrechamente relacionada con cuestiones jurídicas. "Recientemente se ha concedido a un ucraniano un derecho de turismo de 90 días en Europa, sin necesidad de visado. No es el caso de un marroquí, un indio o un africano. Necesitamos un visado. [...] Sin embargo, todavía estamos en tiempos de guerra y un bombardeo sigue siendo un bombardeo. No debería haber ninguna diferencia.

"Las embajadas marroquíes en los países fronterizos han intervenido en cuestiones de discriminación y han enviado autobuses a las fronteras. En Eslovaquia, el propio embajador se personó en las fronteras para asegurarse de que los marroquíes fueran bien recibidos", dice Sarah Bourial.

Ciudadanos y embajadas, mano a mano

"Estamos lejos, ¿cómo podemos ayudarles?" es la pregunta que se hace este grupo de ciudadanos marroquíes. Y, con todo, la ayuda a distancia es posible: "Nos organizamos entre los voluntarios de los países fronterizos. Intentamos reunir a pequeñas comunidades de marroquíes en Hungría, Polonia, Eslovaquia y Rumanía. Al principio queríamos alojarlos y finalmente me puse en contacto con las embajadas. Nos convertimos en un relevo de las embajadas, para facilitar las llegadas. Se encargaron de reservar hoteles para los refugiados, mientras esperaban su vuelo de vuelta a Marruecos", explica detalladamente Sarah Bourial.

"Cumplí con mi deber como ciudadana", dice la joven marroquí, que ahora vive en París. Al día siguiente del primer ataque ruso, estos voluntarios se unieron para crear una plataforma en línea, Collectif Maroc Ukraine (Colectivo Marruecos Ucrania, en francés). Proporcionaron medicamentos, alimentos, agua, apoyo psicológico y a veces financiero. "Estas personas estaban en un gran apuro. Tenían que salir y dejar todo atrás, de un día para otro. Incluso llamamos a psicólogos voluntarios que estaban allí para escucharlos. Algunos nos explicaron que su universidad había sido bombardeada, y que les faltaban apenas tres meses para convertirse en médicos titulados", dice Sarah Bourial.

"Todo comenzó con la idea de que, mientras estuvieran en Ucrania, no podíamos hacer nada. [...] Al final, nos convertimos en un apoyo para llamar a un taxi, proporcionar los horarios de los trenes o dar noticias de las embajadas. Intervenimos para hacerles cruzar y ayudarles una vez superada la frontera: había que alojarlos, tenían que poder comer. Algunos no tenían pasaporte. Así que actuamos como enlace con las embajadas para los pases.

Voluntarios de los países vecinos ofrecieron servicios de transporte desde las estaciones de tren hasta los hoteles. "Había una dimensión médica. A veces se daba el caso de una persona que necesitaba insulina, o una persona con hemofilia que se había lesionado y necesitaba asistencia. En este caso, nos pusimos en contacto con las ONG en el acto. Muchos también sufrían por culpa de las largas caminatas."

En WhatsApp, Telegram, Instagram, según el voluntario, hay muchos grupos para poner en contacto a refugiados, familias, ONG, embajadas. En su página web, los voluntarios del colectivo han colgado dos formularios, "uno para los voluntarios y otro para los que necesitan ayuda". Gracias a los relevos y turnos de influencers y de ciertos conocidos en las fronteras, "teníamos un contacto y detrás de este contacto, había 15 personas. [...] Al principio, los contábamos y luego el número se hizo tan grande que ya no fue posible".

"Se ha vuelto más fluido en los últimos días. La semana pasada, durante tres días seguidos, no dejé el teléfono, no dormí. Los voluntarios hicieron un trabajo fabuloso: por la noche, iban a buscar a la gente, la llevaban a los hoteles...".

Aunque "la mayoría de los refugiados marroquíes que deseaban salir de Ucrania ya lo han conseguido", sigue habiendo muchas migraciones. Algunos ucranianos (y también personas de otras nacionalidades) siguen varados en ciudades sitiadas por los rusos, como en Mariúpol, que está aislada del resto del mundo.

La ONU ha puesto de manifiesto que "los organismos humanitarios señalan la necesidad urgente de proporcionar alimentos, agua, refugio y artículos de primera necesidad, especialmente para los que están atrapados en ciudades bajo hostilidades activas". ACNUR ha habilitado una web para poder hacer una aportación económica, tanto mensual como puntual, a los refugiados por el conflicto bélico en Ucrania. España, por su parte, cuenta con 21 000 plazas para acoger a refugiados ucranianos repartidas en tres centros en Madrid, Barcelona y Alicante.

Este artículo se publicó originalmente en francés en nationalgeographic.fr.

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