El delicado arte de ser un atrapador de niebla en el desierto

¿Cómo convertir la niebla en agua aprovechable? Mira cómo la escasez inspira el ingenio en la reseca Lima, Perú.

En la desértica Lima (Perú), una ciudad de 10 millones de habitantes junto al océano Pacífico, la niebla es una importante fuente de agua. El agua puede ser difícil de conseguir en tierra, pero gruesos mantos de niebla llegan desde el océano Pacífico durante los meses de otoño e invierno en esta ciudad del hemisferio sur.

Fotografía de Alessandro Cinque, National Geographic
Por Sarah Gibbens
Publicado 22 mar 2023, 15:15 CET

Durante los meses grises y nublados del otoño y el invierno, se pueden encontrar más de 100 redes verdes en las afueras de Lima, Perú, cosechando un recurso sorprendente: la niebla.

La técnica es elegante en su simplicidad. Cuando el vapor de agua queda atrapado en las redes verticales, se condensa en agua líquida y gotea en un depósito. El artilugio, que sólo consta de dos postes y una red de nailon, puede constituir una importante fuente de agua, ya que recoge entre 50 y 100 galones diarios (entre 189 y 378 litros).

Para algunos, es la única forma de recoger este recurso vital.

Abel Cruz sabe lo que es vivir sin agua. Tras abandonar su ciudad natal, Cuzco (Perú), vivió en uno de los campamentos de emigrantes de Lima, donde el agua llega en camiones a un precio desorbitado. Ahora, este ingeniero industrial es presidente de una organización sin ánimo de lucro que ayuda a otras comunidades a crear sus propios atrapanieblas.

Fotografía de Alessandro Cinque, National Geographic

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    Garúa es el nombre que los peruanos dan a la niebla estacional de Lima. En esta época del año, las corrientes marinas empujan el agua fría de las profundidades del océano hacia la superficie, donde enfría el aire y forma densas nubes bajas. La garúa continúa su viaje por tierra, a través de los valles fluviales, hasta que llega a la cordillera de los Andes.

    Fotografía de Alessandro Cinque, National Geographic

    Lima, envuelta en la bruma costera durante la mitad del año, es la segunda ciudad más grande construida en un desierto. Y los inmigrantes que viven en la periferia carecen de acceso a las cañerías que suministran agua potable al resto de la ciudad.

    En estos campamentos, los camiones distribuyen agua potable a un precio a veces mil veces superior al del agua del grifo en las zonas acomodadas de Lima. El agua recogida en las redes de niebla no es potable, pero puede utilizarse para bañarse o hervirse para cocinar, lo que reduce la cantidad de agua que hay que comprar.

    El ingeniero industrial Abel Cruz se percató de esta disparidad hace 20 años, cuando se trasladó a un asentamiento de emigrantes donde el agua escaseaba. Cruz empezó a pensar en cómo convertir el aire brumoso de Lima en agua utilizable y ahora, como presidente de la organización Movimiento Peruanos Sin Agua, comparte su estrategia casera con otros necesitados.  

    Para el fotógrafo Alessandro Cinque, proyectos como éste ilustran el tipo de ingenio que las comunidades con escasez de agua necesitarán más en el futuro.

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      Vecinos del barrio limeño de Triunfo preparan una red para atrapar la niebla. El invento es sencillo: se cuelga una gran red de nailon entre dos postes. A medida que atrapa la niebla, las gotas se condensan como el vapor en una cortina de ducha y fluyen hacia los depósitos de agua. Cada red puede durar cinco años.

      Fotografía de Alessandro Cinque, National Geographic

      El agua dulce es un recurso cada vez más escaso. A medida que avanza el cambio climático, los regímenes de precipitaciones son cada vez menos fiables. Ciudades como Ciudad del Cabo (Sudáfrica) o Los Ángeles sufren sequías crónicas. Cuando la lluvia cae en estos lugares secos, es más propensa a los diluvios, precipitaciones sobrealimentadas por una atmósfera más cálida.

      En la actualidad, cerca de dos tercios de la población mundial sufre escasez de agua durante al menos un mes al año, según la ONU, y para 2030, 700 millones de personas podrían verse obligadas a desplazarse para encontrar agua.

      Para Cinque, ver la sencilla eficacia de las redes de niebla le dio la esperanza de que herramientas baratas podrían ayudar a la gente a sobrevivir al cambio climático.

      "Ver [las redes] desde abajo me recordó a las cruces católicas en lo alto de las montañas", dice. "Me sorprendió cómo algo tan sencillo puede ayudar realmente a la gente".

      Afincado en Perú, Alessandro Cinque fotografía las consecuencias medioambientales del cambio climático, especialmente en las poblaciones indígenas.

      Un nuevo Mapa Mundial del Agua permite a los ciudadanos informarse sobre el suministro de agua en su lugar de residencia. Al teclear una dirección, se revela el déficit hídrico de la zona, es decir, la diferencia entre la demanda humana de agua y el suministro renovable de fuentes como ríos, lagos y acuíferos. El mapa (desarrollado por los exploradores de National Geographic Marc Bierkens y Niko Wanders, con el apoyo de la National Geographic Society, la Universidad de Utrecht y ESRI) también muestra las regiones donde el déficit de agua es mayor y el agotamiento de las aguas subterráneas más grave, como el Valle Central de California, el delta del río Nilo en Egipto y la cuenca del río Indo en Pakistán.

      Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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