El peor naufragio de la historia fue más terrible de lo que pensábamos

Para cientos de personas a bordo, el aterrador naufragio de Batavia en 1629 fue sólo el principio.

Por Tom Metcalfe
Publicado 25 may 2023, 10:25 CEST
El cráneo de un superviviente de la Batavia excavado en la isla Beacon

El cráneo de un superviviente de la Batavia excavado en la isla Beacon. Los arqueólogos descubrieron recientemente una fosa común en esta remota isla del oeste de Australia, que contenía las tumbas de una docena de personas que probablemente murieron de sed o por enfermedad en 1629, antes de que los amotinados se hicieran con el control.

Fotografía de A. Flavel, ‘Shipwrecks of the Roaring 40s’, Australian Research Council

La costa de Australia occidental está plagada de naufragios con historias terroríficas, pero quizá ninguna sea tan espantosa como la del Batavia. El motín, el asesinato y la esclavitud de sus supervivientes se prolongaron durante meses después de que el viaje inaugural del navío terminara trágicamente en 1629, y el relato se ha convertido en una anécdota fundamental de la historia de Australia.

Ahora, los arqueólogos han publicado un nuevo estudio sobre las secuelas del naufragio que corrobora la historia del Batavia, pero también aporta "datos materiales que no se podrían obtener de ninguna otra forma", afirma Alistair Paterson, arqueólogo de la Universidad de Australia Occidental y autor principal del estudio: "La arqueología complementa los relatos históricos".

Entre los descubrimientos: un cementerio de los que murieron de sed o enfermedad poco después del naufragio; pruebas de que muchos supervivientes fueron asesinados después; signos de resistencia desesperada, incluido un fuerte de piedra y armas improvisadas; y la horca donde finalmente fueron ahorcados los autores del terror.

"Puede que sea el naufragio más notable de la historia de Australia", afirma el arqueólogo marítimo Kieran Hosty, conservador del Museo Marítimo Nacional de Australia, que no participó en el último estudio; "es una historia increíble de derramamiento de sangre".

Vista aérea de la isla Beacon, que forma parte de las islas Houtman Abrolhos, al oeste de Australia. Fue la primera parada de los supervivientes del Batavia.

Fotografía de A. Paterson, ‘Shipwrecks of the Roaring 40s’, Australian Research Council

El "viaje desafortunado"

En 1629, el Batavia, un velero de tres mástiles con destino a las Indias Orientales Holandesas, encalló en un arrecife de coral de las áridas islas Houtman Abrolhos, al oeste de Australia, entonces deshabitada por los europeos.

Unos 300 supervivientes lograron llegar a una pequeña isla, ahora llamada Beacon Island, a 1,5 kilómetros de distancia; a los pocos días, el comandante del barco y un pequeño equipo, preocupados por la falta de agua, se dirigieron en un pequeño bote hacia las Indias Orientales en busca de ayuda.

Mientras tanto, muchos de los tripulantes permanecieron a bordo del barco siniestrado, emborrachándose. Estaban liderados por Jeronimus Cornelisz, tercero al mando en el Batavia, que había tramado un motín antes de que el barco naufragara. Cuando el buque se partió una semana después, los hombres de Cornelisz se dirigieron a la isla Beacon.

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      Representación de la masacre de los supervivientes de Batavia extraída del diario del comandante de navío Francisco Pelsaert, publicado en 1647.

      Fotografía de Illustration via Library of congress

      Cornelisz no tardó en enterarse de que el resto de los supervivientes estaban al corriente de sus planes de amotinamiento, y de que seguramente serían castigados cuando regresara el comandante del Batavia. Cornelisz ordenó confiscar todas las armas de los supervivientes y muchos fueron desterrados a islas cercanas. Más de 100 de los hombres, mujeres y niños restantes fueron masacrados o esclavizados.

      El despótico reinado de Cornelisz y sus cómplices duró cinco meses, hasta que fueron capturados por la tripulación de un barco de rescate procedente de las Indias Orientales Holandesas. Cornelisz y seis de sus hombres fueron ahorcados en la cercana Long Island en octubre de 1629, la primera ejecución conocida en Australia.

      (Relacionado: Este naufragio muestra cómo vivián las elites del siglo XVI)

      Sed, enfermedad y violencia

      El pecio del Batavia se descubrió en 1963 y se realizaron excavaciones submarinas en los años 70; finalmente, parte del casco se levantó y se expuso en el Museo Marítimo de Australia Occidental, en Freemantle. En las décadas siguientes también se excavaron varios yacimientos en las islas asociadas al pecio. Los últimos descubrimientos son el resultado de las investigaciones arqueológicas realizadas por Paterson y sus colegas entre 2014 y 2019. Incluyen las tumbas de una docena de personas en la isla Beacon, que probablemente murieron de sed o enfermedad antes de que los amotinados se hicieran con el control.

      Excavaciones anteriores revelaron claros signos de muertes violentas, con los restos enterrados apresuradamente en tumbas poco profundas. Pero estas tumbas parecen ordenadas y sin signos de traumatismo. Algunos de los muertos fueron enterrados con objetos personales: una cuchara de peltre, un peine, algunas cuentas de ámbar. Paterson dijo que ahora se llevarán a cabo análisis isotópicos y otras pruebas con los restos para averiguar más cosas sobre las personas enterradas allí.

      Muchas de las víctimas fueron primero exiliadas por los amotinados a Long Island, a menos de una milla (1,6 kilómetros) de Beacon Island, antes de ser asesinadas (a veces una docena cada vez, según los relatos de los supervivientes). Sus cuerpos fueron arrojados al mar para encubrir los asesinatos en masa: "Hubo un intento de ocultarlo", dice Paterson.

      Dos individuos de la fosa común de la isla Beacon. A diferencia de los enterramientos anteriores excavados por los arqueólogos, estos restos no muestran signos de violencia y probablemente pertenezcan a supervivientes de Batavia que murieron posteriormente por falta de alimentos o agua.

      Fotografía de A. Paterson, ‘Shipwrecks of the Roaring 40s’, Australian Research Council

      Resistencia desesperada

      Los arqueólogos también han creado un modelo fotogramétrico en 3D de un edificio de piedra en la isla de West Wallabi: los restos de una improbable resistencia contra los amotinados. Un grupo de unos 20 soldados de Batavia había sido desarmados y desterrados por Cornelisz a Wallabi Occidental, la mayor del grupo de islas de Houtman Abrolhos.

      Los soldados tuvieron suerte de encontrar agua y comida (en forma de ualabíes tammar, los primeros marsupiales encontrados por los europeos) y más tarde atrajeron a los supervivientes que huían de la isla Beacon, a unos ocho kilómetros de distancia. Los habitantes de West Wallabi lograron repeler dos ataques de los hombres de Cornelisz.

      Según el comandante del barco, los soldados "se habían preparado para defenderse si [los amotinados] venían a luchar contra ellos, y fabricaron armas con aros y clavos, que ataron a palos".

      Los arqueólogos encontraron un arma improvisada similar en la cercana Long Island: un garrote o maza hecha de plomo doblado, con agujeros para clavos salientes.

      Otro hallazgo realizado en Long Island son los restos de la horca donde fueron ahorcados Cornelisz y sus cómplices. Según el relato del comandante, primero les cortaron las manos, un castigo común en Holanda en aquella época, dice Paterson.

      Otros dos amotinados, considerados menos culpables, fueron abandonados en Australia continental. Fueron los primeros europeos en establecerse permanentemente en Australia, pero se desconoce qué les ocurrió.

      La brutal historia de Batavia se reconoce hoy como un momento importante de la historia colonial australiana e incluso es el tema de una ópera.

      Hosty, del Museo Nacional, afirma que la historia ha sido defendida a menudo por los australianos occidentales, a veces como alternativa a las historias de las primeras colonias de convictos en el este del vasto país.

      Paterson añade que demuestra que la historia de los primeros europeos en Australia va mucho más allá de las exploraciones del Capitán Cook en la década de 1770. "Es un recordatorio de que otras partes de la historia también son relevantes para Australia", afirma.

      Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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