¿Hará el derrumbe del puente de Baltimore que EE. UU. gaste más dinero en sus infraestructuras?

El puente Francis Scott Key se reconstruirá con fondos federales, pero muchas otras estructuras de todo el país no están recibiendo el mismo apoyo.

Por Allie Yang, Alissa Greenberg
Publicado 2 abr 2024, 13:04 CEST
Carguero sobre el puente Francis Scott Key derrumbado

Aunque miles de puentes activos en Estados Unidos son "estructuralmente deficientes", según un informe de la Sociedad Americana de Ingenieros Civiles, no hay pruebas de que el puente Francis Scott Key que se derrumbó el martes fuera uno de ellos. Los expertos afirman que la colisión del carguero habría provocado un derrumbe incluso en un puente con un mantenimiento ideal.

Fotografía de Tasos Katopodis, Getty Images

El derrumbe del puente Francis Scott Key de Baltimore es el último ejemplo del reto que afrontan las infraestructuras estadounidenses ante la falta de fondos y motivación para mantener los puentes envejecidos, según los expertos.

El puente de Baltimore "es una infraestructura antigua y fiable que, en cualquier circunstancia razonable, seguiría en pie dentro de 20 ó 30 años", afirma Joseph L. Schofer, catedrático emérito de Ingeniería Civil y Medioambiental de la Escuela de Ingeniería McCormick de la Universidad Northwestern (en Illinois); "si llegas y arrancas el soporte principal, no hay forma de salvar el puente".

Aunque no tiene motivos para creer que hubo negligencia en el derrumbe de Baltimore, Schofer afirma que sí las hay en algunas catástrofes de infraestructuras. Señala como ejemplo la rotura del puente Fern Hollow en Pittsburgh: la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte concluyó que no se habían tenido en cuenta los informes y recomendaciones para reparar los soportes de acero corroídos, lo que finalmente provocó el derrumbe del puente de 136 metros de largo, que arrojó un autobús y cuatro coches al parque que había debajo.

Según los expertos, se trata de una tendencia preocupante, ya que se están produciendo descarrilamientos de trenes, derrumbes de autopistas y puentes y roturas de presas en todo Estados Unidos. Pero, ¿qué áreas son las que más preocupan a los ingenieros civiles que podrían causar una catástrofe inminente, y qué podemos hacer al respecto?

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El colapso físico ya está ocurriendo

El puente Francis Scott Key, por el que transitan más de 30 000 coches al día, se reconstruirá con fondos federales.

"En términos de qué hacer a partir de ahora, tienes un puente que ha fallado, y probablemente lo más probable es que quieras reconstruirlo. ¿Cuáles son las opciones?", dice Schofer.

"De cara al futuro, tienes algunas opciones de diseño realmente interesantes que podrían hacer que la probabilidad de este tipo de sucesos fuera muy pequeña o eliminarla por completo, y creo que probablemente eso es lo que harán con un nuevo diseño".

Pero muchas otras estructuras clave de todo Estados Unidos no están recibiendo la misma atención.

"Hay cuentos con moraleja por todas partes", dice Maria Lehman, presidenta de la Sociedad Americana de Ingenieros Civiles (ASCE, por sus siglas en inglés) y vicepresidenta del Consejo Asesor Nacional de Infraestructuras de la administración Biden; "todos los condados del país tienen una lista de puentes que, si tuvieran dinero, sustituirían mañana mismo".

Entre los 617 000 puentes de EE. UU. no sólo están los que atraviesan ríos caudalosos, sino también todos los pasos elevados de autopistas y enlaces menores que cruzan un arroyo, y cerca de una décima parte de ellos se encuentran en una situación muy comprometida. "Si hay que pensar en términos de catástrofe, ya estamos ahí", afirma Amlan Mukherjee, director de sostenibilidad centrada en infraestructuras de WAP Sustainability Consulting.

En 2007, el derrumbe de un puente de la I-35W en Minnesota causó 13 muertos y 145 heridos. Más recientemente, en 2021 se cerró durante tres meses un puente de seis carriles sobre el Mississippi que interrumpió los viajes interestatales y el transporte marítimo porque un inspector no detectó una grieta importante. Según el informe 2021 de la ASCE, los estadounidenses realizan cada día 178 millones de viajes por puentes estructuralmente deficientes.

Sin embargo, Estados Unidos gasta sólo entre el 1,5% y el 2,5% de su PIB en infraestructuras, proporcionalmente menos de la mitad de lo que gasta la Unión Europea, afirma Lehman (en España, el año pasado se destinaron a infraestructuras casi 11 000 millones de euros de un presupuesto total de 450.000 millones de euros, cerca del 2,5%).

Esta falta de financiación a largo plazo en Estados Unidos ha hecho que muchas soluciones se queden obsoletas. Muchos puentes estadounidenses se construyeron para durar entre 30 y 50 años, pero casi la mitad tienen al menos medio siglo. La edad media de los diques estadounidenses es también de 50 años; la de las presas, de 57.

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El futuro de las infraestructuras estadounidenses

Mukherjee es optimista sobre el uso de las nuevas tecnologías para resolver algunos de los problemas de infraestructuras del país, aunque su adopción ha sido lenta. Los drones pueden proporcionar a los inspectores humanos vistas de cerca de zonas a las que ellos mismos no pueden llegar y reducir la posibilidad de error humano; un dron en un proyecto no relacionado captó imágenes de la grieta del puente del Mississippi dos años antes de su descubrimiento.

Bilal Ayyub, catedrático de Ingeniería Civil y Medioambiental de la Universidad de Maryland, también ha trabajado con ferrocarriles de mercancías norteamericanos para encontrar eslabones débiles mediante modelos informáticos. De este modo se pueden rastrear miles de estaciones para "identificar exactamente qué punto, si falla, tendrá el mayor impacto", afirma.

Una buena noticia, según los expertos: en 2021, el Congreso aprobó la Ley Bipartidista de Infraestructuras, que prevé destinar 1,2 billones de dólares en cinco años a los maltrechos sistemas que ayudan al funcionamiento de la sociedad estadounidense: la mayor inversión federal de la historia de Estados Unidos.

"Todos los presidentes de los últimos ocho presidentes han dicho que deberíamos gastar mucho dinero (un billón de dólares) en infraestructuras, y ninguno de ellos lo ha cumplido", afirma Lehman.

Sin embargo, a menos que se renueve periódicamente, esta financiación apenas detendrá la hemorragia. Es hora de que Estados Unidos empiece a mantener los sistemas que hacen posible gran parte de la vida estadounidense mientras aún funcionan, afirma Lehman.

"Si hay una gotera en el tejado, hay que ir a buscarla, cambiar las tejas y echar un poco de alquitrán", explica; "si lo dejas pasar, no va a ser un pequeño arreglo: será una sustitución".

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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