¿Quién fue realmente Cleopatra?

La legendaria faraona es conocida por utilizar su astucia política y su considerable encanto para hacerse con el poder. Pero, en realidad, es poco lo que sabemos con certeza sobre su vida.

Por Erin Blakemore
Cleopatra VII, una de las pocas mujeres que gobernaron el antiguo Egipto

Cleopatra VII, una de las pocas mujeres que gobernaron el antiguo Egipto, estaba destinada a ser la última de su dinastía. Pero aunque a menudo se piensa que era una gran belleza que sedujo a Julio César y Marco Antonio, los historiadores no están seguros de cómo era Cleopatra.

Fotografía de Christie's Images, Bridgeman Images

¿Era guapa? Discutible. ¿Era encantadora? Probablemente. ¿Era políticamente astuta y estaba decidida a utilizar su género y su enorme poder para satisfacer sus necesidades? Sin duda.

Quizá ningún personaje histórico haya encendido tanto las pasiones (y los debates) como Cleopatra VII. Destinada a ser la última de su dinastía, la faraona egipcia utilizó la seducción y la astucia política para promover los intereses del antiguo Egipto frente a la expansión romana.

Pero, aunque es una de las mujeres más conocidas de la historia, los historiadores y arqueólogos no pueden decir mucho con seguridad sobre Cleopatra. Esto es lo que se sabe sobre la legendaria y misteriosa reina.

Nacida del rey egipcio Ptolomeo XII Auletes y de madre desconocida en el año 69 a.C., Cleopatra era miembro de una antigua dinastía griega que se había apoderado de Egipto en el 305 a.C.

Aunque el reino ptolemaico había adoptado algunas tradiciones religiosas egipcias, gobernaba desde la ciudad de Alejandría, de mayoría griega. Por ello, Cleopatra creció hablando griego koiné, aunque al parecer fue la única de su linaje que también aprendió egipcio. Su vida estaría inextricablemente ligada a los disturbios en Egipto y a la política del Imperio Romano.

Cleopatra observa la flota naval de Marco Antonio durante la batalla de Actium en el año 31 a.C., una lucha entre Antonio y su co-gobernante de Roma, Octavio. La guerra civil romana conduciría a la caída tanto de Cleopatra como de su amante.

Fotografía de The Holbarn Archive, Bridgeman Images

¿Cómo llegó a gobernar Egipto?

Cuando su padre murió en el año 51 a.C., Cleopatra, que entonces tenía 18 años, se vio inmersa en una controversia sobre cuál de los hijos de Ptolomeo XII debía gobernar Egipto. Al principio, gobernó conjuntamente con el Ptolomeo XIII, más joven que ella, e incluso se casó con él en un guiño a la tradición egipcia. Pero el joven rey quería el trono para sí, y pronto estalló la guerra civil al formarse facciones que les ayudaran a hacerse con todo el poder. En respuesta, Cleopatra huyó brevemente a la Siria controlada por los romanos.

El padre de Cleopatra había simpatizado con Roma y había dependido de ella durante su Gobierno. Los hermanos enfrentados no eran diferentes y no tardaron en aliarse con distintos bandos en la guerra civil que se estaba gestando en Roma. Desde su exilio en Siria, Cleopatra pidió ayuda a Julio César, entonces general y político que pretendía convertirse en el único dictador de Roma, para recuperar su trono.

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Cleopatra y Julio César

A pesar de la gran diferencia de edad (Julio César era unos 30 años mayor que Cleopatra) y de que él estaba casado, iniciaron una relación romántica y él le prometió su apoyo.

En el 47 a.C., mientras huía de las tropas de César, Ptolomeo XIII se ahogó en el río Nilo, cerca de Alejandría. Con Egipto en manos de César, Cleopatra recuperó el trono como propio, se casó rápidamente con su hermano de 12 años, Ptolomeo XIV, y lo declaró su co-gobernante. Dio a luz a un niño al que sus contemporáneos supusieron hijo de César, al que llamó Cesarión (no, este no es el origen del término "cesárea").

La relación de Cleopatra y César duró hasta el asesinato de éste en los idus de marzo del año 44 a.C., a manos de sus enemigos en el Senado.

Cleopatra había realizado una larga visita a Roma en el momento del asesinato de César y permaneció allí brevemente con la esperanza de convencer a los romanos de que reconocieran a Cesarión como legítimo heredero del poder romano. Sin embargo, pronto regresó a Alejandría, donde se cree que hizo asesinar a su hermano con veneno antes de volver a ocupar el trono junto a Cesarión.

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      Izquierda: Arriba:

      Este fragmento de bajorrelieve muestra la imagen de Cleopatra, o al menos el aspecto que el artista creía que tenía.

      Fotografía de G. Dagli Orti, © NPL - DeA Picture Library, Bridgeman Images
      Derecha: Abajo:

      Moneda de bronce con el perfil de Cleopatra portando una diadema. Las monedas encontradas con su imagen cuentan historias contradictorias sobre el posible aspecto de Cleopatra.

      Fotografía de Photographs By KENNETH GARRETT, Nat Geo Image Collection

      César había muerto, pero la relación de Cleopatra con Roma estaba lejos de terminar. El general romano Marco Antonio (que había ascendido al poder como uno de los tres líderes conjuntos de Roma, o triunviros) exigió una reunión con Cleopatra en un esfuerzo por mantener la alianza egipcio-romana. Deseosa de mantener la estrecha relación de Egipto con Roma, Cleopatra viajó a Tarso, en la actual Turquía, para reunirse con él en el año 41 a.C.

      Se cree que Cleopatra llegó a Tarso con gran estilo en una suntuosa barcaza. "Cleopatra adornaba sus excursiones por el océano con trajes cuidadosamente elegidos, conjuntos espectaculares, tejidos y joyas caros, música y esencias exóticas", escribe la historiadora del arte Diana E. E. Kleiner. La faraona pretendía impresionar, y funcionó. Casi de inmediato, inició una tórrida relación amorosa con el casado Antonio, que se trasladó a Alejandría para estar con ella.

      Pero el encaprichamiento de Antonio con Cleopatra (y los supuestos excesos de su vida en la sede del poder egipcio) condujeron a la caída de ambos. El gobernante romano se sumió en una guerra abierta con sus co-triumviros y su propio pueblo, resentido por lo que consideraba una influencia de Egipto en los asuntos romanos.

      Tras una batalla en el año 30 a.C. a las puertas de Alejandría, pocos meses después de una aplastante derrota en la batalla de Accio (31 a.C), la reina egipcia se dio cuenta de que las tropas de Antonio se encaminaban a la derrota total. Así que se atrincheró en su mausoleo real y le dijo a Antonio que planeaba suicidarse. En respuesta, Antonio se apuñaló y murió en sus brazos.

      Cleopatra intentó negociar con Octavio, el antiguo co-gobernante de su amante, pero cuando se dio cuenta de que pretendía tomarla cautiva y hacerla desfilar por las calles como botín de guerra, volvió a atrincherarse en su tumba con algunos sirvientes y se suicidó, probablemente con veneno. El reinado de su dinastía llegó a su fin y Egipto pasó a manos de Roma.

      La muerte de Cleopatra ha sido dramatizada muchas veces a lo largo de la historia (sobre todo en la obra de Shakespeare Antonio y Cleopatra), pero los historiadores han encontrado pocas pruebas de cómo terminó su vida.

      Fotografía de Tarker, Bridgeman Images

      La leyenda cuenta que Cleopatra se quitó la vida con la ayuda de una víbora venenosa llamada áspid, pero no hay pruebas de ello. Los arqueólogos tampoco han encontrado nunca el mausoleo donde ella, y probablemente Antonio, murieron. Como escribió Chip Brown para el número de julio de 2011 de National Geographic, "la mayor parte de la gloria que fue la antigua Alejandría yace ahora a unos seis metros bajo el agua."

      Tampoco hay forma de calibrar la exactitud de los retratos históricos de la reina, que son muy contradictorios y muestran los prejuicios de su época. Algunas monedas muestran a Cleopatra como una mujer de aspecto sencillo, mientras que otras representan una imagen especular de Antonio, reflejando las opiniones de sus creadores sobre la relación de la soberana con su amante romano. También se sigue debatiendo sobre el color de piel de Cleopatra, aunque los historiadores señalan que no sólo no lo sabemos con certeza, sino que el concepto de raza no existía en la época de Cleopatra.

      Las fuentes escritas sobre Cleopatra también son escasas. La biblioteca de Alejandría fue destruida varias veces, llevándose consigo los relatos contemporáneos sobre Cleopatra. Según el antiguo cronista Plutarco, cuya biografía de Antonio es uno de los relatos más detallados del reinado de Cleopatra, ésta era una mujer de "la belleza más brillante y... en la cúspide del poder intelectual". Pero escribió sobre la reina egipcia cientos de años después de su muerte y aportó un punto de vista decididamente romano a su obra sobre la reina.

      A pesar de nuestro desconocimiento de la vida de Cleopatra, sigue siendo relevante hoy en día. Desde la tragedia de Shakespeare hasta el docudrama de Netflix, se ha ganado una reputación casi legendaria de política astuta con una capacidad de seducción casi sobrehumana.

      Aunque es casi seguro que lo primero era cierto, quizá nunca sepamos por qué algunos de los hombres más poderosos del mundo sucumbieron a los encantos de Cleopatra. Lo que sí es cierto es que, más de 2000 años después de su muerte, la mujer que tan astutamente gobernó a los hombres (y a su pueblo) todavía consigue encantar y desconcertar al público moderno.

      Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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