¿Qué fueron los 'Troubles' que perturbaron la paz social de Irlanda del Norte?

Impulsado por las antiguas enemistades entre católicos y protestantes por el dominio británico, el conflicto enfrentó a vecinos contra vecinos en actos de guerra de guerrillas.

Por Erin Blakemore
The Troubles es un eufemismo para referirse al violento conflicto que durante 30 años se cobró ...

The Troubles es un eufemismo para referirse al violento conflicto que durante 30 años se cobró miles de vidas en Irlanda del Norte. En esta imagen, una multitud silenciosa bordea el camino hacia el cementerio de Derry donde fueron enterrados los 13 manifestantes que murieron en un incidente especialmente brutal conocido como Domingo Sangriento.

Fotografía de PA Images, Getty Images

Olivia O'Hagan intentó mantenerse al margen de la política. Pero los disturbios de Irlanda del Norte tenían una forma de llegar a su puerta. Primero secuestraron y dispararon a su hermana. Luego su padre fue tiroteado por comprar una propiedad a un protestante. La gente que la rodeaba estaba paranoica por la posibilidad de ser acosada por los paramilitares o morir en ataques aleatorios, y O'Hagan se había acostumbrado a una vida de miedo.

"No sabías en quién confiar", recordó en una historia de 2013. "Te guardabas para ti mismo. No te enfadabas cada vez que oías hablar de todos los muertos a tiros. Sólo pensabas: '¿Cuándo va a terminar esto?".

Tenía buenas razones para preguntárselo. Los llamados Troubles (término que significa "problemas" y que fue utilizado durante mucho tiempo como eufemismo para referirse al conflicto violento norirlandés) fueron décadas de disturbios y enfrentamientos sangrientos entre protestantes pro-británicos y católicos que aspiraban a la independencia nacional que se libraron en las puertas de gente como O'Hagan. Arraigados en un legado de colonialismo, conflicto religioso e incertidumbre política, los Troubles tardarían 30 años, y miles de vidas, en desaparecer.

Agentes de policía de la Royal Ulster Constabulary enfrentándose a los residentes durante la Batalla del Bogside en Derry. El conflicto (que comenzó el 12 de agosto de 1969 y terminó el 15 de agosto con la llegada de las tropas del ejército británico) fue uno de los primeros incidentes importantes de los disturbios.

Fotografía de Independent News and Media, Getty Images

Por qué se enfrentaron protestantes y católicos en Irlanda del Norte

Los disturbios surgieron a raíz de antiguos agravios entre católicos y protestantes, que mantenían opiniones profundamente opuestas sobre la relación de Irlanda del Norte con Gran Bretaña. Una corta distancia y una larga historia compartida unieron a las dos naciones, sentando las bases del conflicto.

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    En sus primeros días, Irlanda fue el hogar de múltiples oleadas de conquistadores, como los celtas, los vikingos y los anglosajones. Pero a partir de 1541, Irlanda pasó a ser gobernada por la corona británica y los inmigrantes ingleses no tardaron en asentarse en la región norte del país. Bajo el dominio británico, los irlandeses, en su mayoría católicos, vieron confiscadas sus tierras, las cuáles fueron entregadas a los colonos, en su mayoría protestantes.

    La animosidad entre católicos y protestantes continuó, exacerbada por el uso que Gran Bretaña hacía de la isla como una colonia a explotar. Con el tiempo, creció un movimiento nacionalista irlandés y, tras décadas de brutales luchas, Gran Bretaña dividió el país en 1921. Al sur, la Irlanda mayoritariamente católica obtuvo su independencia, e Irlanda del Norte, anunciada como "un estado protestante para gente protestante", siguió formando parte del Reino Unido.

    Pero no todos los norirlandeses querían estar asociados al Reino Unido, y la nación recién creada se vio envuelta en violencia sectaria desde el principio. Los católicos, gobernados por funcionarios protestantes que los discriminaban y aplicaban las leyes de forma desigual, presionaron para conseguir la igualdad de trato y la independencia política.

    Soldados y civiles en Irlanda del Norte el 16 de agosto de 1969, el día después de que las tropas británicas pusieran fin a la Batalla del Bogside, un conflicto que intensificó los Problemas y llevó a Irlanda del Norte a un estado de guerra de guerrillas.

    Fotografía de Evening Standard, Hulton Archive/Getty Images

    Durante la década de 1960, empezaron a tomar ejemplo del movimiento de derechos civiles estadounidense con protestas pacíficas que, al igual que las de Estados Unidos, fueron respondidas con brutalidad. En una protesta de octubre de 1968 en Londonderry, también conocida como Derry, donde la clase trabajadora católica luchaba contra la vivienda de mala calidad, el desempleo y la persistente discriminación, la policía reprimió y golpeó a los manifestantes. Los Troubles habían comenzado.

    (Relacionado: Breve historia del inicio de la lucha contra la segregación racial en Estados Unidos)

    Batallas callejeras y guerra de guerrillas

    Los nacionalistas católicos no tardaron en redoblar sus esfuerzos, y en enero de 1969 organizaron una marcha desde Belfast hasta Derry que reflejaba la marcha de Martin Luther King, Jr. hacia Selma en EE.UU. Multitudes de loyalist (como se denominaba a los protestantes leales al Reino Unido) atacaron a los manifestantes durante toda la protesta y les tendieron una emboscada el último día en el puente de Burntollet, a las afueras de Derry. La policía protestante no hizo nada para detener a los loyalist a pesar de que utilizaron palos, piedras y otras armas. Como respuesta, se produjeron disturbios en todo Derry.

    Pronto los problemas se intensificaron. Tanto los loyalist como los nacionalistas se manifestaron y se pelearon. En un incidente de agosto de 1969, ahora conocido como la Batalla del Bogside, una marcha protestante de Belfast a Derry fue recibida con protestas y barricadas. Los nacionalistas católicos locales atacaron a los probritánicos con cócteles molotov y piedras. Los disturbios, que duraron varios días, sólo se calmaron cuando las tropas británicas se desplegaron en Derry.

    Pronto, los nacionalistas de línea dura se organizaron en un grupo paramilitar conocido como el Ejército Republicano Irlandés (IRA). Su objetivo: obligar a Reino Unido a retirarse de Irlanda del Norte utilizando cualquier medio necesario, incluyendo la violencia, el terrorismo y las tácticas de guerrilla. Su brazo político, el Sinn Féin, se dedicaba a conseguir los mismos objetivos por la vía política.

    Izquierda: Arriba:

    Una multitud se reúne detrás de una barricada de alambre de espino colocada por el ejército británico tras la batalla del Bogside, en Derry, Irlanda del Norte, a finales del verano de 1969.

    Fotografía de Independent News and Media, Getty Images
    Derecha: Abajo:

    Nacionalistas católicos (que deseaban la independencia de Irlanda del Norte de Gran Bretaña) se manifiestan sobre barricadas del ejército británico en Belfast el 10 de septiembre de 1969.

    Fotografía de Photograph, via Associated Press

    En 1971, en respuesta al aumento de la violencia, el gobierno de Irlanda del Norte instituyó una política de internamiento sin juicio y arrestó a cientos de miembros del IRA y sospechosos de ser nacionalistas.

    Domingo sangriento (Bloody Sunday)

    A medida que la situación se deterioraba, las fuerzas policiales del país se esforzaban por mantener el orden. Entonces, el 30 de enero de 1972, los Troubles tomaron un giro aún más oscuro cuando 15 000 manifestantes nacionalistas salieron a las calles de Derry desafiando la prohibición de las marchas.

    Los manifestantes se enfrentaron al Ejército británico y a los contramanifestantes protestantes, hasta que 21 soldados dispararon contra la multitud, matando a 13 hombres e hiriendo a otros. Fue una escalada violenta que aumentó el apoyo popular al IRA y representó la voluntad de Londres de silenciar a los nacionalistas por cualquier medio.

    Conocido ahora como el Domingo Sangriento, el incidente inflamó aún más el sentimiento antibritánico y antiprotestante. Un tribunal celebrado en aquel momento absolvió tanto a los soldados como al Ejército británico, pero una investigación más reciente ha revelado que los civiles fueron disparados sin previo aviso y que no estaban haciendo nada amenazador.

    Unos hombres caminan junto a un muro que separa los barrios católicos y protestantes de Belfast. Estos llamados muros de la paz se erigieron para proteger a los residentes de actos de destrucción y violencia aleatorios. En Belfast, hasta 15 000 personas fueron desplazadas en la primera década de los disturbios.

    Fotografía de jean-Louis, Getty Images

    Las consecuencias del Domingo Sangriento fueron un caos generalizado en las calles de Irlanda del Norte y una ruptura en el ámbito parlamentario de la nación. El Reino Unido había dudado sobre cómo intervenir, pero en marzo de 1972 actuó. El primer ministro de Irlanda del Norte suspendió el parlamento y Gran Bretaña instituyó el gobierno directo.

    Un largo camino hacia la paz

    Los primeros pasos hacia la paz comenzaron en 1973, cuando Reino Unido, la República de Irlanda y diversas facciones políticas norirlandesas elaboraron el Acuerdo de Sunningdale. El acuerdo creó un marco de reparto de poder entre loyalist y nacionalistas dentro del gobierno norirlandés e instituyó un Consejo de Irlanda con representantes de ambas naciones. Pero el acuerdo fracasó después de que un grupo de loyalists, indignados por lo que consideraban una invitación a la República de Irlanda a interferir en los asuntos norirlandeses, celebraran una huelga general que supuso el cierre del país.

    Tras el fracaso del Acuerdo de Sunningdale, se reanudó la actividad terrorista y antiterrorista, con atentados, luchas callejeras y otros actos de violencia que estallaban regularmente. La carnicería llegó incluso a la familia real; en 1979, miembros del IRA volaron el barco de Lord Louis Mountbatten, primo segundo de la reina Isabel y tío del su marido, Felipe de Edimburgo, asesinándolo y matando a uno de sus hijos y a otro pasajero.

    Como muestran estas imágenes de 2019, muchos de los muros de la paz de Belfast siguen en pie hoy en día, un símbolo de una comunidad que sigue segregada y que aún lidia con la continua tensión entre los barrios católicos y protestantes.

    Fotografía de Antoine D’Agata, Magnum Photos
    Izquierda: Arriba:

    La policía retira a un manifestante católico de las murallas de la ciudad de Derry antes del comienzo de un desfile dirigido por los protestantes el 12 de agosto de 1995. El desfile marca el final del asedio de Derry, una temprana batalla entre católicos y protestantes que tuvo lugar en agosto de 1689.

    Derecha: Abajo:

    La policía se enfrenta a los nacionalistas en el norte de Belfast el 9 de agosto de 2015, tras detener un desfile anual contra el internamiento. La marcha anual se organiza para conmemorar la introducción del internamiento sin juicio durante el punto álgido de los disturbios en agosto de 1971.

    fotografías de Paul Faith, AFP/ Getty Images

    Tras un atentado del IRA en un hotel en 1985, que pretendía asesinar a dirigentes británicos, Reino Unido y la República de Irlanda firmaron el Acuerdo Angloirlandés, que otorgaba a la República de Irlanda un papel en los asuntos norirlandeses. El acuerdo mejoró las relaciones entre los países y abrió un camino hacia la reunificación irlandesa. Pero en Irlanda del Norte, tanto los nacionalistas como los protestantes no vieron con buenos ojos el acuerdo y la violencia aumentó.

    Se siguió avanzando en la mesa de negociaciones, aunque la violencia continuada amenazaba con hacerla fracasar. En 1993, el primer ministro británico John Major emitió una declaración que sentaba las bases para las conversaciones de paz, y el IRA y otros grupos paramilitares declararon un alto el fuego al año siguiente. Pero el alto el fuego se vino abajo a mediados de la década de 1990, cuando el gobierno británico dijo al IRA que debía desarmarse completamente antes de unirse al proceso de paz. En respuesta, el IRA detonó un enorme camión bomba en un astillero de Londres, hiriendo a un centenar de personas.

    El Acuerdo de Viernes Santo

    Tras la conmoción del atentado, el gobierno británico retiró su exigencia y permitió al IRA participar en el proceso de paz. El IRA restableció su alto el fuego en 1997, lo que marcaría el fin oficial de la violencia mientras todas las partes negociaban en serio.

    El caos se desata en medio de la Batalla del Bogside en Derry, que dejó casas y negocios destruidos y fomentó los disturbios en todo el país.

    Fotografía de Christine Spengler, Sygma/ Getty Images

    Finalmente, el 10 de abril de 1998, Reino Unido, la República de Irlanda y la mayoría de los partidos políticos norirlandeses firmaron el Acuerdo de Viernes Santo, que establecía un sistema de gobierno compartido y convertía a Irlanda del Norte en un estado descentralizado que, aunque formaba parte del Reino Unido, tendría su propio poder legislativo y ejecutivo. Del acuerdo surgió algo más: un referéndum totalmente irlandés que los votantes tanto de Irlanda del Norte como de la República de Irlanda acabaron aprobando.

    Aunque los Troubles terminaron oficialmente cuando se alcanzó el Acuerdo de Viernes Santo, los problemas políticos de Irlanda del Norte estaban lejos de terminar. En 2002, Gran Bretaña suspendió la Asamblea de poder compartido de Irlanda del Norte en respuesta a la reanudación de la violencia y la agitación política. Sólo en 2007 volvió el gobierno descentralizado.

    El legado de los disturbios

    En la actualidad, el IRA se ha desarmado y el reparto de poderes continúa en Irlanda del Norte. Pero el brutal conflicto sigue resonando allí. Casi 4000 personas murieron y más de 47 000 resultaron heridas a lo largo de los 30 años de lucha, la mayoría de ellas jóvenes.

    Nacionalistas y lealistas se enfrentan en el muro de la paz que divide a las dos comunidades en Belfast el 7 de abril de 2021. La violencia estalló tras una protesta lealista frente a las puertas de la línea de paz. Los jóvenes atacaron a los agentes de policía y lanzaron una bomba de gasolina contra un autobús.

    Fotografía de Charles McQuillan, Getty Images

    La historia del conflicto también se sigue escribiendo. Por ejemplo, un proyecto de 2019 reveló las confesiones de paramilitares de ambos bandos, lo que llevó a una prolongada batalla legal. Muchos autores nunca fueron llevados ante la justicia, y se cree que 16 personas fueron secuestradas, asesinadas y enterradas en lugares no revelados por los nacionalistas durante el conflicto.

    El Acuerdo del Viernes Santo fue histórico. Pero muchas de las personas cuyas vidas se vieron alteradas por la violencia y el dolor de los disturbios siguen vivas y lidiando con el espantoso legado del conflicto. "No se puede cambiar de la noche a la mañana", recuerda O'Hagan. "De vez en cuando, cada vez que se recuerda el asunto, te dices a ti mismo: '¿Sabes qué? Realmente no hace tanto tiempo'".

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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